Fui a mi habitación. Di vueltas en el pequeño espacio que había entre la cama y el armario. Observaba mis manos temblar. Había sostenido un cuchillo con la intención de matar a esa pobre niña. Pero no iba a hacerlo de verdad. No. Yo no era una asesina. Pero Eric me lo había pedido y debía obedecer. Sí. ¡Pero en serio iba a hacerlo!
Abrieron la puerta. Akami se asomó:
—¿Estás bien?
—No soy una asesina, ¿verdad?
—Vamos… —Akami entró, sosteniendo una risa cómica— para eso estaban los testigos, y en caso de que no pudieran detenerte, Eric lo hubiese evitado de todas formas. —Caminó hacia mí, algo coja, y me abrazó—. Tranquila, Nina. Estuviste estupenda.
—Pensé que estarías molesta conmigo por haberte... ya sabes... —Me senté en la orilla de la cama y la halé por el brazo para que me siguiera.
—Claro que no. Demostraste que eres merecedora de estar con nosotros. Si Eric te pidió hacerme daño entonces tenías que hacerlo.
—Pero yo te... —Gesticulé con las manos.
—Tú me demostraste que eres capaz de matar a quien sea para proteger tus sentimientos y tu identidad. También que eres capaz de quitarte la vida como modo de amenaza.
La observé con preocupación.
—Akami, si no me hubiesen quitado el arma, ahora mismo no estuviera hablando contigo.
—Tú no te ibas a matar, solo querías aparentar valor. Y eso me gusta. Me alegra que mi compañera de cuarto tenga los ovarios bien puestos —dijo, refiriéndose al comentario que había hecho Eric durante la prueba.
—¿Estará molesto conmigo?
—¿De qué hablas? Eric está sumamente orgulloso de ti. Tuvo esa reacción porque quedó impresionado con lo que hiciste. Sabía que eras valiente, pero no a ese extremo.
—¿Nadie me odia entonces? —insistí.
—No, Nina. Mira, te voy a contar una historia. Yo conocí a una chica que presentó la prueba de resistencia física a los doce años. Le dijeron lo mismo que a ti, que golpeara a otra muchacha para aprobar. Ella obedeció, pero era tan débil que no logró hacerle absolutamente nada; exigen que al menos el rival quede inmóvil. Luego su guía le dijo que no era apta para prestar servicio. Como la muchacha deseaba quedarse, agarró un cuchillo y mató a su oponente de prueba. Estaban peleando y le cortó la carótida.
Mantuve los ojos abiertos, horrorizada.
—¿Y… qué más pasó?
—Ella vio a su contrincante desangrarse y fue corriendo hacia la salida porque pensó que llamarían a las autoridades o que la meterían a una especie de cárcel, cosa que aquí no existe. Al igual que tú, ella también había llegado por la puerta lateral; no sabía que no podía transitar ese espacio por ser de Megan. Entonces pasó algo terrible: Megan estuvo a punto de quitarle el brazo. A la chica le quedó la marca para siempre. No sé si lo sepas aún, pero Megan roba los talentos innatos de todos los chicos que pasan por su territorio. No sucedió contigo ni con la chica de la historia porque ambos guías llegaron a tiempo.
—Dios mío. ¿Qué sucedió con la muchacha que ella mató durante la prueba?
—Bueno, está bajo tierra. Se llamaba Verónica. Hay una regla con respecto a los chicos que se ofrecen para la prueba de resistencia física que explica con claridad que en caso de morir, el atacante no se verá envuelto en ningún problema, ya que, como dije, son voluntarios.
—¿Y si nadie lo hace?
—Lo escogen al azar. Pero siempre hay alguien que se presta para esa prueba en específico.
—No quería pegarte —confesé.
—Lo sé. —Sonrió—. La chica de la historia es Ellen. Por eso ella siempre usa camisas con mangas largas o se cubre un brazo. Eso la marco —Hizo una pausa—, literalmente. Después de varios años, Megan asesinó a la prima de Ellen durante la primera guerra Hayashi. Megan dijo que no había sido intencional, pero nadie le cree. Entonces ella juró vengar algún día a su prima. Yo le digo que está loca. No hay nadie que pueda ganarle a Megan. Por eso digo, que tú me hayas hipnotizado no es nada. Lo que sí está grave es que hayas arremetido contra Eric después de haberte dicho que estabas aprobada.
—Pero Akami... eso no tiene sentido. ¿Qué tiene que ver...?
—Está molesto porque se dio cuenta de que dejarás de necesitarlo muy rápido.
—No entiendo. —Hice una línea con los ojos.
—Caramba, ¿qué no entiendes? —Sostuvo la vista dándome un par de segundos para descifrarlo—. Puedes adaptarte a cualquier situación. Eric quiere enseñarte todo lo que sabe. Quiere que seas la mejor guerrera. Su plan era protegerte los primeros dos años, pero al parecer será por menos tiempo. Se dio cuenta que eres fuerte.
—Todavía no sé si me quede —recordé—. Tengo que pensar en la idea de dejar mi casa para servir a la protección del castillo y desarrollar mis supuestos talentos.
—Espero que lo hagas. Este es tu lugar. Eres una de nosotros. —Acarició mi espalda—. ¿Quieres comer? Podría devorarme una vaca completa. Tengo un hambre…
Trató de levantarse, con cuidado, apoyándose de mi hombro.
Editado: 11.10.2021