Todo era felicidad, y color de rosa. Hacíamos planes para cuando nos casáramos, cómo viviríamos, cuántos hijos íbamos a tener...
Me dijiste que venías en tus vacaciones a verme, yo estaba ilusionada, no podía esperar.
En nuestra imaginación nos besábamos, abrazábamos, hacíamos el amor, jugábamos, creamos un paraíso solo para nosotros.
Todo iba bien.
Pero te empezaste a poner extraño.