Me desaparecía por dos y tres días completos para ver si te dolía.
Días que según tú, morías de tristeza. Me dicías que te embriagabas como un loco y que me extrañabas y te preocupabas por mí.
Sí, y los cerdos vuelan.
Porque lo que yo hacía, lo tomaste como excusa para limitarte.
Ya no me decías amor, ya nunca estabas, ya no me hablabas de planes, ya todo se iba a la basura.
Mis amigos me ayudaban, les pedía que me publicaran cosas lindas en el muro para que te dieran celos, pero jamás dijiste una sola palabra de nada.