Yo nunca quise herirlo, estábamos jugando, él dijo que estaba bien. Que solo era un juego, que nada malo iba a pasar. Aunque apenas llevábamos tres años de conocernos sabía que podía confiar en él. Éramos mejores amigos teníamos que confiar en él otro, era lo que significaba la amistad.
Pero no fue solo un juego, alguien salió herido. Alguien de forma física mientras que ambos de forma emocional. Me arrepiento de jugar, era solo un niño. No tenía ni idea de lo que pasaba, solo era un juguete para mí. Para los dos.
A pesar de nuca poder saber cómo se encontraba, o pedirle perdón, por lo único que me arrepiento es no haberme despedido.