A Pesar De Todo

Capítulo 5

— Perdón si los interrumpí, no sabía que estabas acompañado— soltó de repente mirando el suelo.

Desde que nos alejamos de Rachel, Maia no ha dicho nada, solo nos paseamos por la fiesta en silencio, hasta que por fin encontramos un lugar adecuado para ambos, sin tener que gritar para intercambiar palabras o  para no tener la música golpeando nuestros oídos. 

— No interrumpiste nada. Por cierto ¿qué paso con Dylan?

— Me dijo que solo quería saber si aún estabas en la fiesta.

— Como si él quisiera compartir un trago conmigo— reí.

Con mi simple comentario logre que Maia se uniera con unas leves carcajadas y se acomodara en su asiento para mirarme con una sonrisa.

— Me sorprende que tu relación con mi hermano sea complicada si viven juntos, ¿Cómo se conocieron?— pregunto esta vez con alegría.

— Es un poco larga la historia, pero te hare un resumen— suspire para comenzar—Como ya sabes no somos mejores amigos, tampoco amigos, ni siquiera compañeros de la misma facultad, solo de departamento, lo que hace que sea más raro convivir juntos, pues en la universidad ambos preguntamos por recomendaciones de departamentos cercanos a la universidad, pero en diferentes días por lo que en aquel instante no sabíamos la existencia del otro, así que nos dieron la misma información, había una variedad de departamentos en la lista, pero escogimos al más cercano a lo que podíamos pagar. Finalmente nos encontramos en la entrada del departamento, casi discutimos, pero no teníamos la llave aun por lo que a ninguno de los dos nos pertenecía, entonces nos dirigimos a la universidad para encontrar una solución para ambos, aun  así  nos gustó el departamento, además nos beneficia a los dos. Así que decidimos compartir el departamento, pero cada uno por su lado, o al menos esa era la idea.

— De seguro mi hermano te advirtió sobre sus instrumentos.

— Desde el primer día, pero ya me acostumbre, también de las chicas que llegaban al departamento preguntando por él, algunas llegaban llorando, ¡no sabía que hacer! Hasta me pegaban en el pecho creyendo que era Dylan al momento de abrir la puerta— Maia rio.

— ¿Cuándo llegue al departamento creíste que estaba con Dylan?

— Sinceramente sí, digo, Dylan nunca menciono a su familia, pues yo menos y supuse que no tenía hermanos.

— Por si quieres saber, no hay más hermanos, así que tranquilo que no va a cruzar otro hermano a la puerta— confesó divertidamente— buscare algo de beber ¿quieres?  

— Te acompaño— sonreí.

Al llegar al bar no nos atendieron de inmediato porque ya se encontraba gente pidiendo unos tragos, por lo que tuvimos que esperar unos minutos. Cuando fue nuestro turno, Maia pidió una cerveza para ella y otra para mí, aunque al principio le ofreció otros más fuertes, pero no los acepto. Sin embargo iba a tomar la cerveza pero su mano se alejó con torpeza mientras aún mantiene su mirada fija entre la multitud.

— Perdón, prefiero vodka— titubeo cambiando de idea.

Cuando ya tuvo el vodka, sus manos temblaron un poco demostrando alguna emoción inexplicable, pero no hubo vuelta atrás porque se lo bebió de golpe con sus ojos cerrados, y no perdió tiempo en pedir otro, por lo que hizo el mismo procedimiento decidida.

No entiendo que le sucedió para que cambiara de estado de ánimo y de opinión por el trago, solo era cerveza.

— Maia ¿Qué haces?— susurre cerca de su oído para que me tomara atención.

Negó alzando su mano sonriendo de quien sabe qué.

— Dime ¿Qué harías en una fiesta si ves a la persona con la que acabas de romper y está feliz bailando con el que te engaño?— pregunto desprevenidamente con sus ojos entrecerrados.

Lo imagine en  mi cabeza y no me gusto para nada.

— De seguro estarías ebrio para darle una paliza— agregó media risueña.

Apresurada se bebió el vodka y no alcance a detenerla, así que tome su brazo alejándola del mini bar para que no pidiera otro, nos sentamos en el lugar de antes y saque mi celular para comunicarme con Dylan, sin dejar de lado a Maia. Llame y envié mensajes pero absolutamente nada, ninguna respuesta.

No hago esto por egoísta, solo creo que comprendí su comentario, al parecer esta su ex en la fiesta y solo quiere beber por el imbécil.

— Maia tenemos que irnos.

— ¿Por qué?— pregunto de mala gana— ¡quiero bailar Logan!— exclamo.

Se levantó con rapidez esquivando mi cuerpo y entre pasos flojos se dirigió a su objetivo.

— Carajo— murmure.

La pequeña Reynolds se mezcló en la multitud y la música comenzó a aturdirme, consiguiendo como sensación que nuevas personas se unieron donde supongo que debe estar Maia. Busque por segunda vez en mi celular el número de Dylan para llamarlo y avisarle sobre lo sucedido, al posar el celular en mi oreja unos brazos delgados se envolvieron en mi torso, posando a la vez su mejilla en mi espalda. Me separe de inmediato para saber quién lo hizo.

— Deberías relajarte— se acercó con lentitud y me quito mi celular.

— ¡Rachel! ¿¡Que haces!?— le arrebate mi celular de sus manos que ni alcanzo tenerlo por más de dos minutos— ¿Cuántas veces debo decirte que dejes de hacer eso?




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