Jueves, Octubre 5
Tengo una horrible jaqueca, en la famosa carrera no logré manipular bien la moto y terminé golpeándome la cabeza, no fue nada grave pero si me gane un horrible dolor, Marck me había insistido ir al hospital por una posible contusión cerebral pero quien iba a ser el alma de la fiesta si yo no iba.
Agarre unas patillas y me las tomé con una botella de agua, no me pregunten que paso con Malia porque ni yo sé no la he visto en dos días.
Me consuela saber que si ha venido al departamento aunque sea para dejar sus cosas tiradas en la sala.
Mi buen humor estaba por los suelos, era tanto el dolor de mi cabeza que me daban ganas de llorar y encerrarme en una habitación a oscuras, tonto accidente y alcohol, pero tampoco podía ir a hospital si iba significaba que la gente que ya conozco del hospital me iban a atender y a hacer preguntas e llamar a mis papás y cuando los llamen quedaré muerta.
Me ate un paliacate lo más fuerte que pude para contener las punzadas, le daba gracias por primera vez a la moda de que se estén utilizando estas cosas en la cabeza.
Me coloque unos lentes de sol, agarre mi chaqueta junto a las llaves y salí.
Acelere tan fuerte que creo que deje la llanta marcada en el pavimento.
Estacione la moto y me dirigí a mi aula pero como todos conspiran contra mí una persona impacta conmigo provocando que caiga hacia atrás. Los lentes se esparcieron en el suelo y mi paliacate se había movido, fruncí el ceño molesta por la luz del Sol, me estaba lastimando y las punzadas de mis sienes aumentaron.
Agradecí que no se impactará mi cabeza con el suelo.
—En serio lo siento está muy distraído y no te vi —dijo una voz nerviosa, con los ojos entrecerrados vi que estaba levantando las cosas de los dos.
Me extendió una mano como pude de inmediato la tomé y me impulse para levantarme, le arrebate mis gafas y me las acomode, cuando mi vista se volvió a acoplar un Cameron nervioso se hizo presente.
—Lo siento Holly.
Bufé, acomode mi pañuelo ajustándolo más y también acomode las cosas que traía.
—Está bien.
—¿Estas segura, te puedes quitar los lentes?
Enserio que lo quería ahorcar pero no me dio tiempo de responder porque me arrancó los lentes de la cara, un quejido salió de mi boca, me tomó del ante brazo y me arrastró hacia la sombra, mi vista le agradeció pero no del todo. Si fuera por mi ahorita estaría en una cueva rodeada de murciélagos.
Me acorralo contra la pared y siendo brusco y abrió mis párpados.
—Ya basta —me queje removiéndome.
—No tienes los ojos rojos, pero tienes migraña —dice más para él que para mí.
—Sherlock lo has averiguado.
—Ven —toma mi muñeca y me guía a la salida de la universidad.
—¿Adónde? Cameron no estoy de humor y tengo clases no me voy a ir contigo.
—Tienes migraña no sé qué lo provocó pero el ruido de la escuela no van a ser que pare.
—No me puedo perderme las clases —cruce los brazos, ya me estaba cansando la discusión sin contar que sigue teniendo mis lentes.
Cameron acarició mi mejilla con ternura —Vámonos Holly, no te hará bien quedarte aquí.
Supiere agotada, no tenía fuerzas ni ganas de seguir discutiendo con él, supongo que puedo cobrar algunos favores para conseguir los apuntes que van a dar. Asentí con la cabeza una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro y me guio hacia la parada de autobuses.
—¿No tienes carro?
El me dio una sonrisa avergonzada y negó con la cabeza —No todos tenemos esos lujos.
—Bien —exhale—vámonos en mi moto.
Lo guíe y le extendí el casco, él frunció el ceño agarrando el casco de lo acomodo.
—¿Tú no tienes?
No le conteste hasta que ya estábamos acomodados —Es lo de menos —y con eso comencé a manejar siguiendo las instrucciones de Cameron.
No entendía el porqué se estaba preocupado por mí, hace unas semanas que me conoce, no tendría porque ayudarme y abandonar la escuela por mí.
¿Por qué le preocupe? ¿Por qué quiere acercarse tanto a mí? ¿Por qué rayos quiere ser mi amigo? ¿Qué saca él de nuestra amistad?
Tantas preguntas sin respuesta, Cameron es de esas personas que no comprendo. Tiene a tantas personas a su alrededor se puede decir que él es el mujer griego de la escuela, si se junta conmigo solo obtendría problemas, tampoco entiendo dónde es que sale a relucir su lado playboy lo que he conocido hasta ahora no tiene nada que ver con él Cameron que se rumorea.
Es cierto que en sus ojos se ven pesados, como si llevara una vida vacía y con una gran carga en sus hombros, tal vez si fue ese Cameron que todos dicen por algo tuvieron que comenzar y seguir los rumores pero si alguna vez existió ya no hay rastro de él.
Nos detenemos a lado de la carretera, dejé mi motocicleta junto a los grandes árboles que hay.
—Ven quiero que veas algo pero antes quiero que te vendes los ojos.
— ¿Por qué?
—Hazlo.
Suspire resignada y le hice caso.
Acomoda mi chaqueta de modo en la que me tape los ojos, cuando se aseguró de que no vea nada me tomó de la mano produciendo mieles de cosquilleo que creo que él también sintió por los segundo que estuvimos quietos. Carraspee llamando su atención él empezó a guíame, a cada rato me decía que debía de tener cuidado ya sea porque estoy enfrente de una roca o una bajada.
Esto me da mala espina, cuando deje la motocicleta estaba escondida en la entrada de un frondoso bosque y entre bosque y bosque la verdad se asoma, nah mentira pero si me da cosa ir a ciegas por un bosque no sé qué me voy a topar.
—Llegamos.
Me detengo en seco esperando lo que sigue, me destapa los ojos con delicadeza y me tomo mi tiempo en lo que mis ojos se vuelven a acostumbrar a la luz.
Simplemente me quedé sin palabras.
Detrás de toda esa maleza se encontraba con hermoso acantilado, me hechizo el intenso color del mar estrellándose contra las rocas.