A pesar de Todo

Capítulo 10

- ¿entonces tú lo sabías todo el tiempo? – pregunté escéptico y Lance soltó una pequeña risa desde el asiento del piloto

Dobló a la izquierda en la esquina de nuestra casa.

Tan grande y deprimente como la recordaba. Era realmente como un castillo, antes yo gobernaba ese castillo como todo un príncipe pero ahora tenía claro que me había hecho esclavo de mi propio calabozo en la torre de atrás.

- La señorita Kalie lo mencionó

Ella se encogió de hombros, me sonrió y regresó su vista a la ventana.

Kalie estaba sentada del lado izquierdo y yo del derecho, ambos viendo por nuestra respectiva ventana pero estábamos tomados de las manos, nuestros dedos entrelazados reposando justo en el asiento de en medio

Si esto es un sueño golpearé al que me despierte.

- ¿por qué a ella si le dices señorita? – cuestioné – a mí me dices señor

- Usted cumplirá 19 el próximo mes, señor Harrison

- Aun soy joven

- En un parpadeo estarás en los 40 – repuso riendo

Sonreí un poco demasiado alegre, era la primera vez que Lance me trataba de ''tu'' y de una manera intima.

Decidí no hacer comentarios sobre eso ya que probablemente ni él lo haya notado

- ¿mamá sabe que vamos?

- Sí, señor, ordenó que se quedara en la torre.

Su expresión era neutral pero su tono de voz indicaba a leguas que estaba un poco apenado de decir eso

- ¿el prometido de mamá está aquí?

- Sí, señor.

- ¿Cómo es el?

- Muy bien parecido, diría yo.

- Y su personalidad...

- Estoy seguro de que tratará bien a su madre.

- Bueno, eso es lo que importa – me relajé

No podría decir con certeza si Kalie estaba o no atenta a la conversación pero tampoco es como si tuviera gran importancia.

Pasamos de largo junto al castillo y finalmente estacionó el carro en la torre. Mi torre, mi casa se podría decir.

Bajé del auto, pero antes de que pudiera rodear el coche y abrir su puerta, Kalie ya estaba afuera, admirando el paisaje. Definitivamente esta chica no sabe nada de romanticismo.

Deslicé mi brazo por sus hombros como algo natural y la guié hasta la entrada. Realmente se siente cómodo caminar así, Kalie es tan pequeña y linda.

Estaba tan concentrado intentando descifrar como rayos puede ser tan adorable que no noté esa pequeña parte salida de la grava.

Tropecé con mis propios pies al tratar de no caerme y al final aterricé de rodillas. Kalie soltó una exclamación de sorpresa pero terminó riendo con ganas. Incluso Lance no se contuvo de reír. Traidores.

Me puse de pie y sacudí mis manos tratando de no perder lo último que me quedaba de orgullo.

- ¿estás bien? – preguntó ella entre risas

- Es tu culpa

- ¿mía?

- Si, tu lindura me empujó – me encogí de hombros

No me digné a mirar a ninguno de los dos mientras caminaba en frente aun con mi orgullo herido tras sus pequeñas risas burlonas.

Subí las interminables escaleras hasta llegar a mi habitación. Ya eran pasadas de las 10 así que todo estaba un poco oscuro. Le di la mano a Kalie para que no se tropezara con los escalones aunque admitiré que fue una excusa para llevarla de la mano.

- Es muy grande – comentó mirando todo un poco excitada.

- Y esta es apenas una parte – me encogí de hombros. – aquí es donde usualmente cocinan los chefs pero la planta de arriba estaba desocupada así que el piso superior de la torre es como mi departamento.

- Genial

Lance se mantenía callado, simplemente contemplando como le contaba y explicaba algunas cosas a Kalie

- Bueno, los dejaré aquí entonces, si tienen hambre pueden bajar o sino en la refrigeradora hay unos postres, tengo que ir a arreglar algunos asuntos, no se queden despiertos hasta muy tarde.

Kalie le dio un beso en la mejilla a lance a manera de despedida y yo un cálido apretón de manos.

Ambos entramos a mi habitación.

- ¡incluso tienes aire acondicionado! – exclamó y reí

- También calefactor.

- ¿estas presumiendo?

- Tal vez

Ella literalmente se lanzó a mi cama después de examinar el plasma de 82 pulgadas adherido a la pared.

No había sala puesto que no la necesitaba así que el dormitorio conectaba directamente con la cocina, y ésta con el baño. Ah, tampoco hay puertas (obvio en el baño sí) pero a lo que refiero es que es como una sola sala divida en cuarto y cocina. Muy lujosa, diría yo

Me adentré en la cocina, tomé de la refrigeradora un pastel de chocolate mojado y lo dejé sobre el mesón

- ¡es una cama de agua! – la escuché exclamar atónita desde mi cuarto.

Sonreí divertido mientras me lavaba las manos. Es un alivio que a ella le impresione todo esto o sino creo que no tendría puntos buenos a mi favor. Es decir, aun no puedo creer que yo le guste a ella. ¿Por qué? Digo, si yo fuera una chica definitivamente no me enamoraría de mí.

¿Ella realmente no se sentirá incomoda al mirarme a la cara? Puede que le guste mi manera de ser –aunque eso tampoco tendría sentido- pero incluso así debe ser raro que la persona que te gusta sea deforme, ¿no?

Suspiré por lo bajo, manteniendo en mi mente que si era necesario la sobornaría con pastel de chocolate para que no se fuera de mi lado.

Regresé a la habitación y me senté en el borde de la cama. Ella aún daba vueltas sobre esta así que cuando se sentó, metí una cucharada del pastel en su boca sin que lo notara si quiera.

Se veía confundida cuando retiré la cuchara pero apenas saboreó lo que había dentro de su boca su expresión cambio a deleite puro.

- Es deliciosa – comenté.

- Más que deliciosa

Ahora yo tomé una cucharada y la probé. Definitivamente sabía tan sabroso como lo recordaba.

Ella se acercó más a mí y se sentó a mi lado sin dejar colgar los pies.

Abrió la boca igual que una niña esperando que le volviera a dar del pastel. Reí, también pensé que era absurdo pero aun así terminé cortando otro pedazo y dándoselo en la boca.



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En el texto hay: comedia, bajoautoestima

Editado: 02.04.2018

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