Lucía
Toda la vida me han dicho que siempre debo ser fuerte a pesar de todas las cosas, no debía dejarme vencer por los sentimientos.
-Finnick hay algo que debo decirte.
-Dime, de que se trata?
-Desde que tengo uso de razón hay recuerdos de mi infancia que aún siguen borrosos y no sé porque. El punto es que mis padres eran personas muy extrañas, yo los amaba pero sentía que me ocultaban algo.
-Y eso es lo que me querías decir? Ahí algo más?
-Finnick debemos volver a mi casa.
-Estas segura?
-Si, debo enfrentar mis fantasmas.
-Iremos cuando me recupere por completo, no estoy seguro de ir en este estado.
-Cual estado? Si yo te veo bien.
-Es que no me he sentido bien dijo el.
-Bueno, esperaremos a que te mejores si.
-Como digas dijo el saliendo de la habitación en donde nos estábamos quedando.
Ambos teníamos que compartir habitación, pero dormíamos en camas distintas, la monja que nos ofreció asilo dijo que en el templo no hay suficientes cuartos y estamos muy agradecidos con ellas.
Varias horas después.......
Ya había anochecido pero finnick no aparecía por ningún lado, le pregunte a las monjas ellas me dijeron que no lo habían visto en todo el día.
-Se fue, me dije para mi misma.
Me acosté en la cama mientras leía un libro que una de las monjas me había regalado, cuando de pronto escuché gritos que provenían de las afueras de la habitación, como pude me levante y me dirigí a las afueras.
AYUDAAAAA......
Esa voz, esa voz me dije para mi misma es de un niño pero donde esta, no puedo ver nada.
-Hay alguien ahí? Grite.
Pero nadie me respondió.
Seguí caminando por los pasillos que llevaban al enorme bosque. Los gritos no se disminuían, seguí caminando y a los lejos podía observar una silueta pero la silueta tenía algo en sus manos.
Por un momento llegué a pensar que era un animal, pero cuando me acerque más, me paralize al ver la escena tan grotesca.
Noooo puede ser dije poniendo una mano en mi boca con dolor.
-Porque?.
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era la monja que nos había ayudado desde el principio ella estaba transformada en un monstruo, con colmillos y tenía enormes cachos y ojos rojos, ella estaba devorando a un niño del templo.
Caí de rodillas no podía creer lo que estaba viendo. Intente moverme pero mi cuerpo aun seguía paralizado al ver la escena.
-Déjalo grite con todas mis fuerzas!!!!!!!!
No tenía ningun plan en ese momento, solo quería salvar a ese niño.
Corrí con todas mis fuerzas y me avalance sobre la monja que aún sostenía al niño.