Jolie'
Agradezco que la presentación solo fuera un par de horas y pudiésemos regresar a casa de Livingstone tan pronto, los tacones me están matando.
Al entrar casi me arrojo al sofá a punto de desfallecer.
Tomó mi celular y noto que no son ni siquiera las seis de la tarde, revisando la hora me encuentro con el mensaje de Daen.
<< ¿Si nos veremos a las 7?>>
¡Lo habia olvidado!
Me levanto, voy directo al baño pues no aguanto las ganas de hacer pipi y quitarme el estorboso vestido.
Me cambio y bajo pensándo como escapar.
A decir verdad no es de mi agrado estar cerca de su casa, mucho menos adentro. Vamos, sé que todo eso ya tiene algunos años pero no es fácil, jamás lo será.
En la planta baja noto que ahí continúan conversando Isaí y Miranda sobre el éxito de la nueva línea y los aciertos económicos de las decisiones de él.
— Volveré en un rato, quede de verme con Daen, prometo regresar temprano señor Livingstone.
— Quién fuese tú para decir como si nada que te veras con el capitan de fútbol — Me dice la chica.
Tal vez el problema con Miranda es que enaltece mucho a las personas, crea una enorme barrera y al final solo son simples humanos agrandados en su mente.
— A decir verdad solo me vere con mi mejor amigo, ¿vienes?
— No, no, como crees — En un instante se sonroja —, yo me quedaré con mi hermano mientras vuelves.
— Dile a David que te lleve — Ofrece Isaí.
He si, molesto.
— Gracias — Le devuelvo sin acercarme.
El traslado fue silencioso, y demasiado rápido, acordamos me recoja a las nueve.
Toque el timbre y espere a que alguien saliera, aunque no fue Daen precisamente quien me abrió.
— Buenos días, señora.
Mis piernas temblaron al escuchar a Beatriz llamarme así.
— Solo soy Jolie — Respondí cohibida y forzando una sonrisa — ¿Están los señores?
Negó sin perderme de vista, la nostalgia y lástima se miraron en sus ojos.
»No importa, subiré a ver a Daen.
Un horrible asco me invadió, el aire que entra a mis pulmones huele a putrefacción, se que la casa está impecable y ese hedor está en mis adentros.
Corrí por las escaleras evitando el segundo piso, no padezco de delirios de persecución, pero sé que su presencia sigue aquí, mi piel duele de tan solo de imaginarlo, siento que en cualquier momento su agarre me detendrá y con esa maldita fuerza me adentrará a su habitación o me arrojará por las escaleras.
Mi garganta se seca como si ejercieran presión en ella, siento la implosión en mis adentros jadeantes de oxígeno justo antes de intentar suplicar sin poder emitir sonido alguno.
Obligo a mis piernas a seguir, no hay sangre entre ellas, no hay moretones, nadie me exige no salir, soy libre de irme en el momento en que lo desee.
Corro a la habitación de Daen, cierro con todas mis fuerzas.
— ¿Quien anda ahí? — Pregunta volviendo del balcón tras el portazo.
— Soy… Soy yo.
Al ver mi mal estado se acerca.
Termino de perder el aire al verlo sin camisa.
Jolie calma, no es la primera vez que lo ves así, en deportes todo el tiempo está de lucido con las porristas.
— ¿Qué sucede Jo?
— Fue mala idea citarnos aquí, no tengo buenos recuerdos de está casa y fue una tortura subir las escaleras, además Beatriz…
— Calma, respira. — da ligeros masajes en mi espalda mientras acompasan mis latidos — Lo siento, debí bajar por ti.
Me siento con nervios, aún no salgo del trance en el que entré, las paredes se siguen sintiendo cada vez más pequeñas y estrechas, el aire escaso, así que busco distraerme.
— ¿Qué hacías en el balcón?
— Me pareció ver a alguien mirar desde lejos en mi dirección.
— ¿Tus admiradoras?
— No sé.
— ¿Y tú gran idea fue salir sin camisa? Deberías tener compasión de sus hormonas.
— ¿Y cómo están las tuyas? — sonríe viciado a lo que reí con la piel erizada al verlo tan directo y condenadamente perfecto.
No puedo negar que Daen es demasiado atractivo, ese cabello oscuro con mechones despeinados, esa sonrisa grande y burlesca, en conjunto de su trabajado cuerpo, un abdomen envidiado hasta por los chicos, fuertes brazos y gran altura, aunado a ser Daen, el chico más popular y capitán de fútbol de San Sebastián.
» Jo… — Se recostó a mi lado y acarició mi brazo.
Recostados nos miramos unos segundos.
— Ponte una maldita camisa — Ordene a punto de entrar en shock.
Él se levantó riendo forzado.
— Qué asco le acabo de coquetear a mi mejor amiga.
— Lo mismo digo.
— Tenemos una plática pendiente — comenta pasándose una playera lila encima.
— No voy a renunciar, ni mucho menos aceptaré la ayuda de tus padres, ni tú ni ellos tienen la culpa de lo que pasó, suficiente es con que me apoyen cuando los necesito y de alguna manera siempre me proteges. Siempre has sido un ángel en mi vida pequeño poste.
— Yo te lo prometí desde que descubrí todo el daño que te hizo… — Pedí que ni siquiera lo mencionara, anhelo que ese episodio quedé sepultado — así que no se cómo harás cuando empieces a cansarte de mí.
— No digas tonterías, yo jamás me cansaré de ti.
No, no, no me agradan los sentimentalismos, me levanté y prendí la TV.
» ¿Que película veremos? — Pregunto abriendo el repertorio de la cuenta que compartimos, más bien Daen contrato y me pasó la clave hace tiempo.
— ¿Que pasó ayer? ¿No es romantico?
— Aunque ocupo palomitas — pongo cara de cachorro sin palomitas y él blanquea los ojos.
— Ya vuelvo.
Sonrió con éxito viendo como se aleja por el pasillo.
Quiero seguirlo y preguntarle si puedo ayudarlo en algo mientras la película carga un poco más.
Decido seguirlo pero me detengo en la segunda planta.
— Solo fingiremos Jolie, mi hermano y su familia no estarán en casa al menos dos meses, que es cuando regresa su hijo del internado.