Se dieron cuenta de que Chris no era un niño normal cuando este aún tenía unos pocos meses de vida, su mirada era muy distinta a la de cualquier otro bebé, como si escudriñara las cosas, y además de eso él apenas lloraba.
Pensaron que podría tener algún problema de desarrollo y sospechando que tal vez era autista, pero era demasiado temprano para obtener un diagnóstico y los meses fueron pasando y revelando cada vez más actitudes de Chris, su lenguaje comenzó a desarrollarse y entendía lo que le decían, y por supuesto sus padres ahora entendían que era lo que en realidad pasaba, un niño de seis meses de edad capaz de pronunciar al menos diez palabras y entender más que eso.
— Allan — le dijo la madre de Chris al padre de este — ¿Qué vamos a hacer? Nuestro Christopher, van a quitárnoslo.
— No, no lo harán, lo ocultaremos.
— Él casi habla, es difícil de ocultarlo, y a pesar de todo sigue siendo un bebé.
— No podremos sacarlo de la casa por ahora y definitivamente nada de visitas — le dijo Allan — Emma, tal vez tengamos que aislarnos por un tiempo.
— Estoy dispuesta a hacerlo, no dejare que nadie me quite a mi bebé.
Y así lo hicieron se aislaron en gran parte de los demás, era difícil de ocultar a Chris y así paso el tiempo, Chris tenía casi 2 años de un año y podía leer, lento y silábico, pero leía.
Como ya estaba más grande y entendía su padre se encerró con él a conversar.
— Chris — le dijo a su hijo — tenemos que hablar de algo importante.
Chris lo miro directamente y su padre comprendió que debía continuar.
— Pasa algo que... — Allan hizo una pausa para buscar las palabras que podía decirle a su hijo — Tú eres lo que llaman un superdotado, un niño prodigio, en otra época eso hubiese sido muy bueno (y no es que no lo sea) pero existe una institución llamada PERGS que los “regulariza”
— ¿Por qué?
— Dicen que son peligrosos.
— Yo no soy peligroso — respondió Chris con total inocencia.
— Lo sé, tu madre y yo lo sabemos, pero ellos son poderosos y si alguien más se da cuenta de que eres un niño genio te apartarían de nosotros.
— ¿Tendré que ocultarlo?
— Me temo que sí.
— ¿Y cómo lo hago?
— Actúa como un niño normal de tu edad.
— ????
— ¿Qué tal si tú, tu madre y yo salimos al parque a observar a otros niños de tu edad? Así aprenderías de su comportamiento y podrías imitarlos.
— Me parece bien.
Chris salió agarrado de la mano de su padre buscaron a Emma y salieron al parque, Chris veía a los otros niños y entonces comprendió que tan diferentes era de ellos.
— ¿Tengo que comportarme como bobo? — le pregunto a su madre.
— No es como bobo, es como un niño.
— Ese todavía usa pañal y el de allá está comiendo tierra... espero que sea tierra.
Emma se estaba riendo de los comentarios de su hijo.
— Solo tendrías que actuar así en la calle.
— Yo prefiero quedarme en casa leyendo un libro y con un buen vaso de leche tibia.
— Te pareces mucho a tu padre.
— ¿papi es un genio?
— No me refería a eso — le dijo riendo.
— ¿De qué hablan ustedes? — le pregunto el padre que llegaba con unos helados.
— Mami dice que no eres un genio — le respondió Chris.
— No es como suena — le dijo Emma riendo.
— No, no lo soy — le dijo su padre — pero soy muy inteligente y tu madre también.
Ellos estaban tranquilos, conversando y riendo cuando fueron interrumpidos.
— Doctor Richardson — le dijo una señora — ¿Cómo esta? Hacía tiempo que no lo veía.
— Estoy bien, con mi familia pasando un buen domingo.
— Ya veo.
— ¿y cómo sigue su padre?
— ¡Ah! — dijo la señora — si se acuerda de mí; mi padre está muy bien.
— ¿Usted es la esposa del Dr. Richardson?
— Sí.
— Usted estaba embarazada cuando él trataba a mi padre.
— Él me conto del caso de su padre.
— Yo creo que el Dr. Richardson es uno de los mejores neurocirujanos del país, los otros doctores decían que no podían operar a mi padre sin matarlo, pero su esposo encontró la manera.
Chris estaba atento a la conversación, pero no decía nada, trataba de parecer un niño normal.
La señora se fue y la familia volvió a quedarse sola y luego volvieron a casa.
— No sé si pueda comportarme como ellos — dijo Chris refiriéndose a otros niños.
— No puede ser tan difícil — le dijo su padre.
— No voy a dejar que me pongan pañal.
— Eso no es necesario.
— Bien.
El tiempo paso y el Chris de la casa no es el mismo Chris de la calle y el parque ni era el mismo que conocían los allegados de la familia, la capacidad de Chris iba mucho más allá.
A diferencia de lo que remarcaban los rumores Chris no era un ser tan incapaz de pensar en otros, a veces si se mostraba un poco distante pero sus padres encontraban la manera de resolverlo y estaba también el factor ambiental, cosa que Chris no noto hasta tener unos siete años y verse obligado a llegar a su casa con unos compañeros de clases que se quedaría con las unas horas hasta que sus padres pasaran a recogerlos.
Las cosas eran “Normales” Chris se comportaba como un niño, aunque su madre sabia el rumbo de sus pensamientos cada vez que su hijo le dirigía la mirada.
Allan llego a la casa, le entrego a Emma unas flores, le dijo que la amaba y le dio un beso. Luego fue a donde Chris lo cargo, le dijo que lo amaba y le dio un beso en la frente.
— También te amo papi — le respondió Chris.
— ¿Qué pasa con tus padres? ¿Están celebrando algo? — le pregunto uno de los niños.
— No, nada, hoy es un día normal.
— Ellos son raros.
— ¿Por qué dices eso?
— Actúan raro — dijo otro.
— No entiendo porque lo dicen.
— Creo que tu padre hizo algo malo — le dijo la niña del grupo — los hombres nunca regalan flores ni nada de eso a menos que hagan algo malo.
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Editado: 25.11.2021