A Través De Mis Sueños

Capítulo 12

Llegó la hora de salir del trabajo y nunca había salido tan rápido en toda mi vida. El evento fue perfecto, sinceramente el perfume de la hija del jefe se estaba promocionando muy bien en Chicago. Aquí vivía ella y bueno, qué mejor que decirle a su padre que era lo bastante reconocido en Florida y en muchos lugares del país. 

Pasé caminando de una manera veloz junto a Brianna y Steve. A lo que ella quedó mirándome  muy extrañada. 

Sabía lo que estaba pensando pero a decir verdad a nadie le interesaba. Pasé saludando a Steve amablemente y me marché para encontrarme con Eleanor, la cual ya estaba esperando afuera de la cafetería. ¿Cómo podría tener tanto tiempo para mí?

Aunque ella decía que nunca supo de una historia tan bonita y triste como la de Evan y yo. Muchas veces le he dicho que no es una novela y que es la vida real pero ella jura que, al volver a encontramos, automáticamente estaremos juntos y viviremos muy felices por siempre.

La realidad era otra. 

No era tan fácil como creíamos, y la verdad era que yo no quería verlo para poder estar con él. Sinceramente esa no era mi intención. Supongo que no tengo bien en claro mis intenciones pero estaba segura que no quería satisfacer mis deseos, solamente me importaba y no había otra cosa detrás de lo que estaba haciendo. Aunque no podía ocultar lo que sentía, no sabía hasta cuándo iba a aguantar. 

Me encontré con Eleanor en el mismo lugar de siempre y los nervios que tenía eran los mismos que los de la primera vez. Sin embargo, esta vez actúe más rápido.

Al instante que la vi, le dije:

—Entremos.

—Espera, ¿qué? —me dijo no entendiendo nada. Comenzó a seguirme por detrás rápidamente.

Si pensaba demasiado, no iba a entrar y escaparía. Esta vez Eleanor vino más cubierta que la vez anterior, hasta tenía un barbijo negro

Entré una vez más como si nada hubiese pasado hace un día más o menos. Esta vez, al entrar, mi mirada chocó con la de Evan en menos de un segundo. Hoy se encontraba en el mostrador. 

Me detuve paralizada. Ojalá, algún día me dejara de pasar esto pero, por ahora, era imposible. No me moví por unos segundos, porque nuevamente mis ojos estaban puestos en él. Y mi corazón latió más rápido de lo normal. Eleanor me quedó mirando y miró a él.

—Muévete. Eres muy obvia —me dijo ella tomando mi muñeca y llevándome a una mesa libre, esta vez, más en el medio—. Disimula.

Lo intentaba. En serio.

Pero volver a verlo... Era como la primera vez.

Esta vez pude verlo con más tranquilidad y no estaba siendo demasiado disimulada. 

Me interrumpió alguien, que nos esperábamos ver en este día.

Levanté mi mirada cuando nos dijo:

—Buenas tardes, bienvenidas a Ddiel Café, ¿qué les gustaría pedir? 

Miré su identificación. Eleanor bajó la mirada, ya que ella también vio su nombre en grande: Zoe. 

Eleanor me hizo un gesto con la mano para que pida.

—Buenas tardes —dije—. Quisiera un exprimido de naranja y un tostado de jamón y queso. Por favor, gracias.

—Lo anoto.

—Y ella —miré a Eleanor. Definitivamente no iba a hablar. Me apuntó algo en el menú y lo capté.

—Un café con leche y una torta de chocolate. Por favor —la miré a Zoe y sonreí.

Zoe era definitivamente muy hermosa. 

Ella era morena con unos ojos marrones muy brillantes. Una sonrisa espectacular y su piel parecía perfecta. ¿De dónde salían estas personas? Parecían de otro mundo. Cuando Zoe se marchó, a lo lejos pude divisar como ella y Evan hablaban tan libremente. Era la primera vez que podía observar a Evan de esta manera. Cada cosa que él hacía, la manera de hablar, de moverse, de sonreír...

De sonreír. 

Cabe decir que jamás... lo había visto sonreír. Y su risa ya no estaba en mis recuerdos. 

Él era muy atento, al parecer, en lo que estaba haciendo. Atendía sin ningún problema alguno, era rápido y de vez en cuando tomaba un croissant y se lo llevaba a la boca pensando que nadie lo vería. Captó mi mirada viéndolo y giró la cabeza para que no lo viera. 

Reí.

—Si antes no lo veías y aún así te veías enamorada, ahora no tienes idea de cómo te ves mirándolo. No puedo verte a los ojos de tanto brillo que salen.

Mi mirada volvió a ella.

—Lo siento —dije—. No puedo creer estar tan cerca de Evan.

—¿Tienes idea de lo que acaba de pasar y tú estás mirando a Evan?

—¿Qué pasó?

—¿No has notado que Zoe vino hasta aquí?

—Sí —dije—. ¿Y...?

—Estoy esperando el mejor momento para poder hablar con ella a solas.

—No seas agresiva.

—No soy agresiva pero, ¿podrías entender lo desubicada que ella fue con nosotras? 

—Lo sé —respondí—. Pero... supongo que es entendible.

—¿Entendible para quién? Estoy segura que si Evan se llegase a enterar que fue así contigo, se enojaría.

—No estés tan segura. Recuerda que yo estoy aquí por él. Él no creo que se acuerde de mí ni un poco.

—Eso dices tú. ¿Cuándo empezarás la misión? Me estoy aburriendo.

Zoe llegó de repente con el pedido que habíamos hecho. Nos sirvió a las dos y se marchó diciendo: "Qué lo disfruten".

—Si no estarías tú aquí —murmuró Eleanor. 

La miré con expresión: "Cállate." Pero ella empezó a reír.

Volteé a mis espaldas y allí estaba el piano. 

Antes de pasar vergüenza, claro, llamé a unos de los empleados. Obviamente no elegí a Zoe sino que llamé a Theo. Él me caía muy bien. 

—Disculpa, ¿puedo hacerte una pregunta? —hablé para Theo e hice que el parase de limpiar las mesas y se acercara a nosotras.

—Sí, dime.

—El piano aquél —señalé atrás mío—. ¿Funciona bien?

Él asintió—. Claro. Funciona de maravilla y está abierto al público si alguien le gustaría tocar. Si alguna de las dos sabe y quiere, puede hacerlo sin ningún costo adicional.



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En el texto hay: desamor, romance, amor

Editado: 05.04.2024

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