Capítulo 13

Otra vez estaba corriendo.

Corría por una calle muy ancha y extremadamente infinita. Parecía estar en un puente lo bastante largo. Quería dejar de correr pero no lo lograba.

De mi voz, involuntariamente, salió:

—¡Evan! ¡Evan! ¡¿Dónde estás?! 

Me acercaba a cada persona que cruzaba para preguntar por Evan. No paraba de llorar y podía sentir el miedo en mi pecho. Estaba tan desesperaba. Nadie podía ayudarme, nadie lo había visto y nadie lo conocía.

—¡Evan! ¡Por favor! ¡¿Dónde estás?!

De repente, las personas desaparecieron y pude divisar de lejos a alguien que estaba parado sobre la baranda del puente. Sus pies estaban clavados ahí pero la mitad de su cuerpo al aire libre. Lo vi de perfil. Era él. Era Evan. 

Miré mis manos, estaban temblando. Todo mi cuerpo estaba temblando, sentía desmayarme, quería físicamente derrumbarme pero comencé a corre tan rápido para llegar a él que me estaba ahogando.

—¡Evan! ¡No! ¡No, por favor! ¡Por favor! ¡No lo hagas! 

Cuánto más corría más alejada estaba de él. 

—¿Qué sucede? ¿Por qué estoy cada vez más lejos de ti? ¡Evan! ¡Evan! ¡¿Me escuchas?! ¡No te tires, por favor! 

Lo peor... 

Lo peor era haber distinguido esta vez el rostro de Evan. Podía verlo con tanta claridad que parecía todo tan real...

Evan volvió a girar su cabeza poniendo su mirada hacia el frente. Los autos, debajo de él pasaban con una velocidad inexplicable. 

Seguí corriendo hasta él, aún estando tan lejos, no me importaba correr lo que sea necesario. 

Sin embargo, Evan se arrojó al vacío. La bocina de un auto sonó tan fuerte en mis oídos que...

Desperté de golpe. Me enderecé bruscamente. Y comencé a llorar.

Tenía a una Lydia junto a mí con una expresión preocupada. Ella no estaba entendiendo nada.

Mis llantos comenzaron a ser ahogados y empecé a sollozar con mucha fuerza.

—Jenna, ¿qué pasa? ¿Qué tienes?

Mi respiración estaba tan agitada y yo estaba tan desesperada que no podía, en este momento, distinguir entre el sueño y la realidad que me quise levantar de golpe, a lo que Lydia me detuvo volviéndome a sentar para que me tranquilizara.

—Jenna, espera, ¿dónde vas? —me dijo Lydia, desesperada. No entraba en razón por nada hasta que ella me detuvo con un abrazo—. Tranquila. Fue sólo un sueño. Está todo bien. No fue real. Calma —comenzó a acariciarme la espalda

Me derrumbé en ella. 

Llorando a más no poder. Tal vez todo el mundo escuchó mis llantos pero la realidad es que no me importaba. Todavía seguía teniendo ese sentimiento de desesperación y miedo en mi pecho. Había sido horrible lo que había soñado. Definitivamente el peor sueño de todos, cada sentimiento que viví allí parecía haber sido real. No podía creer lo espantoso que había sido.

Cuando paré de llorar, Lydia me trajo agua para poder tomar y seguir calmándome.

—¿Quieres hablar de ello?

Negué con mi cabeza mientras las lágrimas se deslizaban sobre mis mejillas—. Lo siento —dije—. Es que si lo digo, volveré a llorar.

Ella asintió entendiendo la situación y como me estaba sintiendo en ese momento—. Quiero decir que no fue real, ¿okay? No es real. Y lo que haya pasado allí, sólo fue un sueño. Tal vez lo soñaste porque muy en el fondo tienes miedo de que pase.

La miré a los ojos. Ella no estaba para nada equivocada. Dejé el vaso de agua en la mesa, y me tapé el rostro. No quería llorar pero estaba siendo inevitable. 

—Fue horrible —dije con la voz quebrada—. Si eso pasase, yo no sé qué haría en serio. Siempre ha sido mi mayor miedo. Perderlo de esta manera sería lo peor del mundo —Lydia me quitó las manos del rostro y me secó las lágrimas con las mangas de su pijama.

—Pero no es así. No lo perdiste.

v—Lydia —la miré a los ojos. Tan fijo. Ella era tan sensible, que sus ojos estaban lagrimosos también—. No tengo palabras para explicar este miedo. El miedo de perderlo para siempre. vPorque sé que está ahí, sé que está haciendo su vida normal pero si lo perdiera. Si él... no. No lo puedo decir. 

Lydia frunció el entrecejo confundida. 

—¿Estás hablando de Evan, cierto?

Asentí secándome los ojos—. Sí, hablo de él.

—Wow —ella se sentó en su cama, que estaba frente a la mía—. ¿Ya te has dado cuenta, cierto?

—¿Sobre qué?

—Estás muy enamorada de él.

Sí, ya me había dado cuenta.

—Lo sé —dije—. Quisiera negártelo pero no puedo.

—¿Hace cuánto sientes algo por él?

—Estuve años con los sentimientos enterrados pero cuando lo vi a Evan por primera vez, todos los sentimientos que creí haberlos eliminado, volvieron a la vida mágicamente. Me di cuenta que nunca me había dejado de gustar y nunca había dejado ser importante para mí, simplemente traté de olvidarlo y como ves, fallé.

—Wow —dijo. Ella estaba sorprendida—. Es difícil olvidarse del primer amor. Seguro tú significas mucho para él.

—No creo estar segura.

—¿Y Connor?

—Tengo que hablar con él —le dije—. Con Connor tenemos una relación un poco rara, pero no significa que yo tenga derecho a hacer las cosas a sus espaldas. Nunca le faltaría el respeto. Por eso quiero ser sincera con él.

—Eres una buena persona —me dijo ella—. Seguramente todo se resolverá.

La verdad es que quería creer que sí. Sé que, si no lo hubiese buscado nada de esto estaría pasando. Hubiese venido a Chicago como si nada, tal vez hubiese pensado en él pero simplemente lo dejaría pasar y mis sentimientos seguirían enterrados pero no fue así.

Tomé la decisión de seguir hasta el final y no me arrepiento pero no significa que no duela cada vez que avanzo porque sé que tengo que enfrentarme a Connor y es unas de las cosas que ahora me esta doliendo demasiado y también me da miedo hacerlo.

Tal vez me importe un poco qué pensarán los demás. Qué pensarán sus amigos cuando sepa que lo dejé porque no puedo olvidar a un amor del pasado. Y sinceramente, por más que Evan me rechace por completo hasta por querer una amistad, no querría volver con Connor ya que estos sentimientos por Evan no iba a irse.