Casi totalmente afuera de una menos vieja casa de madera azul, un hombre y una pequeña niña charlan, se despiden.
—Pero no quiero que te vayas...—Le dice la niña a su padre ya con maletas, apuntó de salir de la casa
—Ya lo se, yo tampoco quiero irme—Dice el hombre a la pequeña niña—Pero dime algo ¿Te gusta comer? ¿No?
—Si...
—Si no me voy, no volveremos a hacerlo en un rato... —El hombre bromea con la verdad y la niña baja la cabeza con un puchero y toma su brazo izquierdo con el derecho—Oh... Mi linda niña Margo-Dentro de la pelirroja barba del hombre una sonrisa se distingue junto con unos ojos de felicidad y orgullo al ver a su hija-¿Sabes que quiero?—Pregunta con una sonrisa bajando un poco y estar a la altura de su hija
—... ¿Que...?—Pregunta la niña sin subir su cabeza, pero si sus ojos
—Lo que quiero. Mi sueño, se hará realidad, muy pronto... Tu y yo en la más grande aventura en todo el cosmos, dime ¿Quieres eso?—Con su gran mano usa dos dedos para levantar la mirada de su hija
—Si...—Responde desviando la mirada
—Bueno. Muy pronto será real. Seremos los más grandes aventureros de el universo y escribirán cuentos de nuestra historia, pero antes... Debes comer, mamá ya tiene la comida lista y yo, debo ir a trabajar...
—Esta bien...—Responde en un puchero
—Te veo en dos meses, mi niña—Se levanta tras darle un beso en la frente a su pequeña, toma su gran mochila y con el sonido de las botas por la madera anuncia su partida
—¿Margo? La comida se va a enfriar—Le avisa su madre desde la cocina mientras la niña ve desde la puerta como su padre de aleja en el horizonte hacia el pueblo y hacia la estación
—Ya voy mamá
Los recuerdos de Margo repiten estas escenas; muchas cada día, lindos recuerdos de su padre, comúnmente las despedidas, las promesas de aventuras y... de regresar.
En las lejanías de el pueblo, 14 años después de el recuerdo, en un desastre gracias a el choque Margo puede ver la esperanza de ver a su padre de nuevo, después de años de tan solo añorar, podía ser posible...
Al enfocar la linterna en el rostro del tripulante Margo cae al suelo en sus rodillas y aprieta sus dientes, labios y puños; dejando salir un mar de lágrimas, cayendo una y otra vez al suelo. No era. No es su padre. Pero los razgos de el tripulante, de una especie de nombre Kronen, con sus tentáculos como barbilla que crecen en la pubertad, sus ojos morados y claro su inmensa cicatriz en el labio casi llegando al ojo izquierdo. Loroth. El segundo al mando en la nave de su padre "el extraño tío Loth" le decía Margo de niña
—Eeeh... Muchacha...—La voz moribunda de el que parecía Loroth—Le dije... A la máquina que me trajera alguien en quien confíe... Pero... No se... Quien seas...—Margo toma aire y seca sus lágrimas levantándose
—Tío Loth...—Dice Margo con precaución
—¿Caracola?... Joder niña Margo ¿Que..?—Antes de continuar con sus preguntas comienza a toser y tomar su vientre—Joder...
—Estas... Herido...
—Si... Una obviedad... Necesito ayuda. Necesito que me saques de aquí ya—Le pide un tanto desesperado
—Yo...—Comienza a hablar dudosa antes que Loroth le interrumpa
—En la parte de atrás, una... Como una cajuela, hay un deslizador
—Un deslizador no podría llevarnos a ambos...
—No. No es. Bueno si, pero. Es más que solo un deslizador—Intenta explicar medianamente moribundo y Margo se queda paralizada—¡Ya! Por favor...
—Eh, si, si-Margo rápidamente va a la parte trasera de la nave y con un par de herramientas logra abrirla sacando un objeto no más grande que un libro a lo que va de vuelta al frente.
—Dejame ver—Dice Loroth extendiendo los brazos a lo que Margo se la da. Este con tocarlo en la mitad de la tabla un par de veces se abre un deslizador, uno grande.
Ahora, casi arrodillada, Margo llevaba a Loroth en su espalda directo a su casa rápidamente en el deslizador.
Margo, callada y centrada intenta no pensar en que es lo que estaba pasando «Claro, va a ser tu padre. Eres una estúpida» Piensa.
En su espalda con dificultad camina por las escaleras de la entrada de su casa mientras grita, intentando llamar la atención de de madre en casa, pero no resultó, hasta llegar a la puerta y comenzar a golpearla.
—¡Margo! ¿Que diablos es todo este...?—Ve lo que lleva su hija en hombros y se de tiene confundida—¿Alboroto?
—Mamá... Ayuda, por favor...—Pide con un tono de hacer mucho esfuerzo
—Si, si, si—Responde aún más confundida intentando ayudarle a cargar al moribundo hombre que aún no identificaba asta llevarlo al sofa—¡Mierda, Loroth!—Grita espantada al analizar con atención—Margo ¿Que es...?
—Ahh, después. Aamm. Su vientre, está herido—Margo identifica sus prioridades y su madre revisa lo informado confirmando su veracidad y corriendo a el botiquín en la cocina volviendo pocos segundos después ya con la caja abierta
—No te Preocupes, Loroth, todo va a estar bien...
—Si... Como tu digas... Pero... Creo que nada de lo que esta pasando esta bien, Lauren—Dice con una media sonrisa en su ahora medianamente ensangrentada boca
—Me quitas las palabras de la boca-Dice Lauren, que le intenta curar
Horas después, ni Margo ni su madre podían dormir cuando podrían optener respuestas en aquel que yace en el sofá. Ambas se quedan en completo silencio por varios minutos en la cocina.
—Tu que crees?—Pregunta Margo a su madre
—No lo se...—Responde la señora mientras sus uñas no dejan de ser comidas por sus dientes en una posición de expectación y miedo, cruzada de brazos, con los ojos fijos en la puerta que llevaba a la sala
—Crees que...—Margo piensa en su pregunta—¿Crees que papá pudiera...?
—Yo no me haría ninguna ilusión, pequeña...—Le responde rápidamente
—¿Porque no? Es... Demonios, mamá. Loth esta aquí. Vivo, en nuestra sala ¿Por qué papá no podría?
—Porque si pensamos eso volveríamos atrás. Hasta no verlo aquí...-Deja de ver la puerta y de comer sus uñas para ver directamente a su hija—Hasta no poder sentirlo con mis manos no voy a ver la posibilidad de que siga vivo—Aprieta sus labios y tiene una mirada fría, pero dolorosa
—Ya me canse—Margo comienza a caminar directo a la puerta totalmente desidia
—¿Margo? ¿Que piensas hacer?—Le pregunta su madre deteniendola del brazo
—Voy a pedir respuestas y así dejar de pensar en preguntas—Responde desprendiéndose del agarre de su madre para seguir con su camino.