─ Piedra en donde la maldición lanzada por Aalis a las personas del pueblo quedó grabada ─ explicó la profesora ─ no sabía que la tenían.
─ Se encontró junto con el anillo. El dueño del museo en ese tiempo, no quiso hacerlo público.
─ ¿Por qué el anillo lo hizo público y la piedra no? ─ pregunté yo. La guía solo se encogió de hombros y no respondió.
¿Por qué el dueño no quiso decir que encontró la dichosa piedra y por qué el anillo sí? Mientras pensaba en eso la imagen de la mujer en la pintura volvió a mi mente, era demasiado confuso, estaba seguro de que lo que había visto era real, pero no tenía sentido que lo fuera. Además, había algo que me decía que todo tenía relación.
─ ¿Sabes cuál era el nombre del dueño? ─ le pregunté a Emma
─ William Akerman. Fue el dueño del museo hasta que vendió todo y se fue del país.
─ Me pregunto por qué no dijo hace años que encontró la piedra
─ El que revelara lo del anillo fue un error. Al parecer unos de los hombres que iba con él vendió la información.
─ ¿Cómo sabes todo eso?
─ Recuerdas que mi tío trabaja aquí ¿no? ─ yo asentí. Recordaba que en algún momento me dijo que su tío trabajaba en el cuarto de cámaras ─ Muchas veces la escuché hablar con mi mamá, según él el dueño se comportaba extraño. Mi tío decía que hasta notaba como le tenía miedo a un cuadro y que nunca lo quiso poner en exhibición.
─ ¿Qué cuadro?
─ No lo sé, nunca le escuché decir cuál.
Le iba a preguntar si había escuchado algo más, pero la guía habló en ese momento.
─ Vengan por aquí, jóvenes. Pasaremos a la exhibición de los objetos.
─ Al fin ─ dijo Luke soltando un suspiro de alivio.
Continuamos caminando por un pasillo, este no tenía cuadros en las paredes como los anteriores. Todas las paredes eran de un color blanco con luces en la parte de arriba y un acabado redondeado al final que las unía con el techo. Llegamos al final del corredor donde se encontraba una puerta doble bastante grande.
La guía nos abrió la puerta y nos dejó pasar. El salón tenía piso de madera y paredes blancas. Lo único que había dentro eran dos vitrinas, justo en el medio del salón, donde se encontraban el anillo y la piedra.
─ Aquí está, el anillo de Aalis De Metz, la última descendiente de la familia…
La guía siguió hablando, pero yo no le prestaba atención, estaba demasiado absorto viendo el anillo. Era de color negro, el aro un poco grueso con inscripciones por la parte de afuera. En el medio tenía una piedra de color morado parecida a las amatistas solo que este tenía reflejos en negro.
Justo al lado de la vitrina donde estaba el anillo se encontraba la de la piedra. La piedra era de tamaño mediano, color gris y no tenía una forma definida. Lo resaltante de ella era el grabado, parecía ser la misma lengua del anillo.
─ ¿Qué lengua es? ─ pregunté
─ Los grabados son en una lengua antigua que no se había visto hasta que encontraron el anillo, los paleólogos dicen que es alguna variación del latín.
─ ¿Ya saben que dice? ─ preguntó la profesora
─ El grabado en el lado derecho del anillo dice Aalis De Metz, el del lado izquierdo aún no lo saben.
─ ¿Y en la piedra? ─ volvió a preguntar
─ Los paleólogos no han podido descifrar nada de lo inscrito en la piedra.
Me acerqué más a la vitrina de la piedra y observé la inscripción. Un mareo me recorrió en ese instante y una sensación de ser observado se instaló en mí. De pronto dejé de escuchar lo que ocurría a mi alrededor y el gravado en la piedra tomó sentido.
“Ego Alis De Metz, maga Metensis covina et progenies diaboli Häel maledixi tibi. Cum anima pura sicut angelica reviviscit, vindictam vindicabo”
─ Yo entiendo lo que significa ─ Dije en voz alta ─ Pero ¿Cómo lo sé?
─ ¿Qué pasa? ─ me preguntó Luke ─ ¿Qué es lo que sabes?
─ No sé qué me pasa ─ respondí ─ Simplemente pude leerlo y entiendo que significa
─ Me estás preocupando, actúas extraño desde que viste el cuadro
─ Necesito ir al baño. Me siento un poco mareado
─ Te acompaño ─ dijo Luke con expresión preocupada
Salimos del salón y caminamos por el corredor blanco.
─ Te ves mal, parece que te desmayarás en cualquier momento ─ dijo mientras me tomaba del brazo
Yo me sentía ido, solo podía concentrarme en una extraña voz en mi cabeza diciéndome constantemente que tenía que regresar al salón.
─ Llegamos ─ justo cuando le iba a decir que debíamos regresar Luke dijo eso ─ ¿Te sientes mejor?
─ Sí, solo tengo la garganta un poco seca.
─ Compraré una botella de agua, espérame aquí.
Entré al baño y me acerqué a los lavabos. En el espejo podía ver que estaba un poco pálido. Abrí llave y me acerqué para mojarme la cara, cuando levanté la mirada lo pude ver.