─ Me reviviste ─ dijo una voz femenina ─ Al fin nos encontramos Adler Brune.
La voz femenina era de ella, la misma mujer que vi en la pintura y que desapareció. Viéndola en persona era aún más hermosa, casi surreal. El cabello rojo y los ojos negros que te miraban fijamente y eran capaces de hacerte temblar de terror, pero por alguna razón yo no le temía, a mí me causaba curiosidad.
Estaba demasiado sorprendido y no sabía que responder o hacer, así que solo me dediqué a observarla. Vestía un vestido color vino largo con demasiado encaje en las mangas y en el cuello. Además, tenía un peinado demasiado extraño con, lo que parecían, plumas.
─ ¿No dirás nada? ─ preguntó haciendo que saliera de mi ensoñación
─ ¿Qué clase de broma es esta?, sea lo que sea no es gracioso.
─ No es ninguna broma y mejor pregunta algo importante.
─ ¿Quién eres? ─ dije tratando de sonar seguro ─ o mejor dicho ¿Qué eres y como apareciste así?
─ ¿No es obvio? ─ dijo con una ligera sonrisa en sus labios
─ ¿Aalis? ─ pregunté y miré como ella paseaba por el salón mirando todo con detenimiento.
─ Así es. Soy Aalis de Metz y tú eres Adler Brune. Te esperé durante mucho tiempo.
─ Imposible, Aalis estás muerta. Además, Aalis murió en 1610 y tú hablas de manera muy actual.
─ Estuve muerta ─ corrigió ella volteando a verme con un poco de molestia ─ Gracias a ti volví de la muerte.
─ No es posible volver de la muerte ─ ¿o sí lo es? A este punto dudaba de todo
─ ¿En serio crees eso, porque acabas de preguntarme si era Aalis? Es estúpido que me preguntaras eso y luego no creas que lo sea ─ dijo dejándome sorprendido
De alguna extraña manera le creía, no lo podía explicar, pero era como si algo me dijera que no mentía y que todo era real. Todo era tan surrealista y al mismo tiempo tan real y fácil de creer para mí. Nunca había sido alguien crédulo ¿Por qué ahora confiaba en todo lo que ella decía?
─ Te creo. Sí creo que seas Aalis, no sé por qué, pero lo hago ─ ella me miró satisfecha mientras yo hablaba ─ No entiendo cómo te reviví.
─ En la piedra está grabada la maldición, solo hacía falta repetirla con el anillo puesto para revivirme.
─ Pero en la maldición dice que es un alma pura. Además, dice que eres descendiente de…─ No pude terminar de hablar porque ella me interrumpió.
─ Yo Aalis De Metz, bruja del aquelarre De Metz y descendiente del diablo Häel, los maldigo. Cuando un alma pura como la de un ángel me reviva, me vengaré ─ dijo repitiendo la maldición mientras pasaba sus dedos por la vitrina de la piedra ─ Tienes un alma pura por eso pudiste revivirme.
─ ¿Eres descendiente del di…? ─ corté la pregunta antes de terminarla, no sabía que pasaría si repetía su nombre y lo último que quería era que se apareciera en el salón, suficiente con una bruja ─ bueno ya sabes, de eso.
─ Soy algo así como su hija ─ dijo sin inmutarse, seguía analizando la piedra.
─ ¿Cómo sabes mi nombre? ─ pregunté sin dejar de mirarla ─ ¿Cómo es que te vi en la pintura?
─ Solo lo sé ─ dijo encogiéndose de hombros ─ Desde el 2003 puedo escuchar y ver todo lo que sucede en este museo gracias a esa pintura, fue como vivir en ella. Por eso hablo de manera tan actual.
─ En ese año encontraron el anillo ─ dije yo de manera pensativa
─ Exacto, ¿Por qué crees que encontraron el anillo ese año? ─ me dijo con una extraña sonrisa en la cara haciendo que mi mente se llenara con más preguntas ─ Viene alguien, debo irme antes que me vean. Nos veremos pronto, tenemos que hablar de cosas importantes ─ Y tan rápido como apareció en el salón se fue.
Yo solo me preguntaba que acababa de pasar y cómo pude estar tan tranquilo con una bruja a la que reviví luego de más de 400 años.
─ Adler, ¿pudiste probarte el anillo? ─ dijo Luke entrando en el salón ─ Me encontré a la profesora hace un rato, le dije que ya te sentías mejor.
─ Me arrepentí y no hice nada ─ Luke me miro desconfiado, pero no agregó nada ─
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Ya íbamos en el autobús de regreso y solo podía pensar en todo lo que pasó ¿de qué se supone que tendríamos que hablar? ¿me metería en problemas por revivir a una bruja? ¿ella sería igual que su papá? Era demasiado extraño pensar que su padre era un demonio. El diablo Häel.
─ Veamos que sale ─ saqué mi celular para buscar el nombre en internet ─ Diablo poderoso e influyente en el infierno, del cual dependen muchos otros espíritus. El demonio Minosón depende de él ─ Eso era todo lo que salía. No sabía si el que hubiera tan poca información era algo bueno o malo.
Solté un suspiro mientras cerraba los ojos, quería olvidarme de todo lo que pasó y esperaba que Aalis no se apareciera más.
Cuando desperté ya no estaba en el bus. Me encontraba en un lugar donde no se podía ver nada.
─ ¿Dónde estoy? ─ susurré viendo a mi alrededor, todo estaba cubierto por una espesa neblina.
─ Estamos en Nihil ─ dijo una voz masculina, pero no podía ver de quién provenía ─ solo quería alertarte, el día se acerca y debes estar preparado.