Academia Aether

Capítulo 24: La batalla de los malditos.

Poco tiempo después, la flota reorganizada salió de la cueva, habían al menos tres barcos para cada manipulación excepto para los astromantes, ya que la única astromante era Wind; ella navegaba en uno de los barcos de los halomantes dirigido por Lila. La costa donde se realizaría el desembarco, se alcanzaba a divisar desde todas las naves; montañas nevadas y levantamientos de tierra, césped y rocas, eran algunos de los detalles de aquel relieve; Cordilleras del Olvido. En menos de una hora estarían en proceso de construcción del puesto de avanzada para así dar comienzo a la marcha de las tropas.

Todos estos buques anclaron casi al mismo tiempo; unos cuantos metros antes de la costa para no hacer daños al colisionar con la arena. Las tropas y estudiantes procedieron a abrir sus alas para volar hasta la tierra firme, organizándose esta vez, de un lado apartado todos los estudiantes, de otro lado los profesores y de otro la Unidad Militar del Aether (las tropas principales que conformaban todas las elites). Estos procedieron a construir el puesto de avanzada y el puerto utilizando sus manipulaciones. Un escuadrón de geomantes para crear cada muelle del puerto. Su coordinación era excelente, no eran muelles de madera, sino de un mármol blanco, limpio y con diseños hermosos. En conjunto, otros geomantes y herromantes levantaban una muralla de metal y roca a los alrededores mientras que otros creaban las torres de defensa y escaleras para subir a esta muralla. La Elite Gaiamante en colaboración con otros de la Elite Geomante embaldosaba el suelo de un extremo hasta el otro extremo. Fue un tardío trabajo diseñar todas estas cosas que además de todo, incluían diseños como estatuas, obeliscos y simbología del Aether, que en el proceso de construcción solían tener errores que debían ser demolidos o solucionados. Al terminar de armar todas estas cosas, procedieron a construir lo más importante: Las guarniciones, y la base de operaciones.


El trabajo se extendió por muchas horas, estos expertos manipuladores constructores no descansaban ni un momento, el Comandante dirigía a las demás elites para que una parte montara la defensa y la Guardia en las torres y murallas, mientras que las demás desembarcaban los recursos para construir las máquinas de guerra. No eran materiales normales, eran un tipo de minerales extraños con forma de roca, algunos eran oscuros y otros luminosos, pero tenían una función muy especial: La de realizar el proceso de "Argofusion" un proceso que permite combinar la materialización de dos manipulaciones para así crear esbirros, defensas o máquinas de guerra potentes. La roca era puesta en el lugar donde se haría la construcción, luego, uno de los dos manipuladores, en este caso un pyromante; imponía su poder dentro de la roca. Esta se hacía intangible, y el otro manipulador, un gaiamante, la absorbía, obteniendo así poderes pyrogaiamantes temporalmente. Lo que procedió a hacer este gaiamante imbuido fue crear un pequeño ejército de hombres árbol llameantes, mejor conocidos como los Arbocenizos, muy efectivos a la hora de la batalla, ya que contaban con una gran regeneración y sus raíces además de inmovilizar, matan a sus rivales o los dejan gravemente heridos.

Las demás rocas fueron utilizadas para crear otras cosas como catapultas, cañones y muros de metal con gemas.

La gran base de operaciones fue terminada, los profesores y el Gran Comandante se movilizaron hasta esta con el objetivo de planear las mecánicas de la batalla, y la expedición para encontrar al ejército con el que estarían apunto de luchar. El lugar donde harían todas estas cosas era una gran sala, iluminada por lámparas de cristal amarillas y una gran mesa redonda donde además de estar el Comandante y los profesores; estaba también un trio de cartógrafos que diseñarían un mapa de estas cordilleras inexploradas. Luego de que se hablara más o menos de cómo se coordinarían todos los individuos y las estrategias de destrucción masiva, una Profesora drapoda (no la de vuelo) dijo: —Debemos tener en cuenta que gran parte de los estudiantes y soldados han gastado bastante su espíritu de vuelo, y si no podemos volar en esta batalla, eso es un gran punto débil en nuestra contra.

En respuesta todos se quedaron en silencio pensando, de igual forma el Comandante; sentado en la parte frontal de la mesa redonda, coloca su puño en sus labios en una posición pensativa, entonces Lizx dice: —No conocemos de estas tierras, no sabemos dónde podemos conseguir espíritus de vuelo, por lo que no podremos volar mucho. Sin embargo, aunque les quede poco tiempo, todos siguen siendo capaces de volar, la dinámica seria que utilizaran el vuelo solo cuando sea necesario.

El comandante sin más que decir o pensar acepta la sugerencia.

—Es la única opción... bueno, ha llegado la hora...

Todos los demás en la mesa redonda asienten, se levantan y salen afuera, donde cada uno parece estar preparado para lo que se avecina. Lila, en compañía de los demás profesores, le hace una seña a Wind para que venga hacia ella, La chica la capta inmediatamente y se une al grupo de los generales de batalla.




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