A casi una semana para llegar a la frontera y en buen tiempo de viaje, Hiroshi se detiene en medio de un bosque denso y cuya atmosfera es muy pesada para soportarlo. Ni él sabe cuál es la razón por la que ese lugar es así, pero desde que entró allí no pudo dejar de sentir que algo anda mal como si los animales escapan al verlo. Inclusive se da cuenta de que no había visto a nadie en un largo rato por lo que decide ponerse en guardia y mantenerse en silencio y calmado.
Pisadas y movimientos extraños sobre las ramas en las alturas de los árboles que pocos podrían detectar sin usar una técnica especial para ello.
En los próximos segundos, Hiroshi respira muy hondo y con calma para no permitir que quien lo está vigilando pudiera darse cuenta de que fue detectado desde mucho antes. Mientras esto ocurre, Hiroshi se hace muchas preguntas sobre lo que ocurre ¿será él? ¿por qué está aquí? Sin embargo, nada parece seguro excepto el enfrentamiento inminente:
—Creía que era bastante ágil para moverme y evitar ser seguido. Veo que sigues igual de cobarde como siempre…Kazumayo. — se voltea y lo mira con mirada agresiva.
—Un placer volver a verte, Hiroshi. Parece que ya eres todo un hombre. ¿Cuánto ha pasado? Unos… ¿diez años casi? — dice Kazumayo.
—Eso no importa ahora. — responde Hiroshi. Desliza su mano hacia la espada que cuelga de su cintura.
—¡Hey, hey vamos! Solo vengo a charlar. — dice Kazumayo con ambas manos hacia arriba.
—¿Hablar? Recuerdo esas palabras. Fueron las que usaste para atraer a mis compañeros y luego masacrarlos. ¡Maldito hijo de puta! — se enfurece de tal manera que saca su arma y la apunta en dirección al enemigo.
—No vale la pena hablar de cosas del pasado. Vengo a proponerte algo interesante ¿Qué me dices?
—¿Qué no vale la pena? — al oír esas indiferentes palabras, Hiroshi aprieta sus dientes y se aferra a la espada. Mientras tanto su cuerpo es envuelto en una feroz aura e intensa sed de sangre.
—Hey, espera un segundo. — dice Kazumayo con mezquina sonrisa— Sabemos que yo no tendría ninguna oportunidad contra ti. Quizás en su momento por muy poco pero ahora lo dudo mucho. Quiero que me escuches y luego si quieres podemos enfrascarnos en un enfrentamiento sin un claro vencedor…— su sonrisa desaparece— Porque a nuestro alrededor hay múltiples mercenarios que vigilan que yo no muera.
—Eres un pésimo mentiroso. Hace exactamente treinta minutos estuve usando mi origen y nunca sentí alguna presencia. — responde Hiroshi— Di lo que quieres decir.
—Sabes que durante meses he estado en la academia del sur, trabajando como profesor de matemática. Se que tu gente de inteligencia tiene un ojo puesto sobre mí y en los nobles. No son tan estúpidos como para ignorar los secuestros, pero no pueden hacer nada por varios motivos…— explica Kazumayo.
—Las pocas pruebas que hay. El poco conocimiento sobre ti y quienes te respaldan además de los nobles. Y por sobre todas las cosas, quien está respaldando a los nobles. Puede ser la orden mercenaria u otra organización en quizás algún continente más alejado. — interrumpe Hiroshi.
—¡Braaaaaavooooo! — aplaude Kazumayo— Debo decir que no es para nada sorprendente que el mejor elemento de la división de inteligencia en toda su historia sea tan hábil en el manejo de la información. Supongo que sabrás mi propuesta. Necesito gente como tú que…
—No.
—¿Huh? Pero…
—No.
—Ahh. — suspira Kazumayo— No ves una buena oportunidad de frente ni, aunque la tuvieras a milímetros.
—¿Ya terminaste? — retrocede su pierna derecha para ponerse en posición de combate— Voy a terminaste con esto, pero no te mataré. Había olvidado que Doncaster te quiere con vida.
—Veo que no tienes el más mínimo interés. Entonces hagámoslo. Muéstrame porque te llamaron alguna vez la bestia gris. Quiero ver de qué estás hecho.
Sus pies se hunden con fuerza inhumana hasta romper el suelo al mismo tiempo que balancea la espada envuelta en una feroz aura que se expande lentamente.
Kazumayo retrocede al darse cuenta de que está en el rango de ataque de Hiroshi, pero no llega a tiempo y es confrontado cara a cara por el espadachín, quien se apresura con gran velocidad:
—¡Carajo, que rápido! — piensa Kazumayo al verlo acercarse tan velozmente.
—Esto se termina aquí…Kazumayo…—dice Hiroshi sin una porción de aprecio por la vida de su enemigo.
Sin embargo, en cuanto lanza el corte vertical contra el pecho de su enemigo este desaparece para escapar hacia la enorme rama de un árbol a varios metros de distancia. Antes de liberar el ataque, Hiroshi detiene su brazo y con ello el aura que envolvía el arma deja de manifestarse:
—Fiuuuu, eso sí que estuvo cerca. Debo admitir que eso se sintió nostálgico. El corte que me hiciste en aquel entonces no fue nada con lo que me ibas a hacer. — revela el corte que le hizo Hiroshi cuando apenas el asesino era un adolescente— Pero dime una cosa. ¿Sabías que yo iba a moverme? Por esa razón detuviste tu corte ¿cierto?
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Editado: 23.10.2023