A la semana siguiente, Lucy da su segunda clase de Historia Asesina con el bajo perfil de siempre y la seguridad de que ninguno de los alumnos sabe de su pasado como miembro de la orden mercenaria a duras penas dos años, pero donde sabiamente pudo obtener conocimientos suficientes como para sobrevivir hasta su llegar al continente Antares.
Los estudiantes, aún incomodos con su belleza, cuerpo exuberante y mirada serena se quedan sentados en sus pupitres, algunos esperando por aprender sobre historia como Kaizer y Megumi, otros solo acomodan sus cabezas para dormir en plena clase como Kamata:
—Chicos, espero que hayan traídos sus libros de historia porque tendremos la introducción sobre el conflicto de Asesinos y Mercenarios. La semana pasada nos presentamos, pero en el día de hoy vamos a adentrarnos a la materia así que espero la completa…—ve que al fondo Kamata está dormido— atención…
Durante unos largos dos minutos, Lucy se queda mirando a los dormilones, acrecentando la silenciosa tensión y creyendo que ella podría castigarlos, los compañeros intentan despertarlos excepto a Kamata. Megumi le arroja una goma de borrar, golpeando su cabeza y así despertándolos:
—¿Huh? — Kamata la mira.
—Tonto, mira hacia adelanta. —le dice Megumi entre susurros.
—¿Qué…? — ve a la profesora con una sonrisa intimidante— Ah…mierda…
De la nada estalla su lado que adora a los jóvenes, sintiéndose feliz de ser profesora y poder ver crecer a los estudiantes afrontar el duro camino de la vida:
—¡Son tan adorables, si, si, si! ¡¿Saben?! No dejen que los marchitos vejestorios los sofoquen. Pienso que lo mejor es disfrutar su juventud al máximo. Vivan del amor. — mira a Kaizer y luego Megumi— Los errores, desafíos y principalmente…—mira de nuevo a Kamata— las amistades, que es lo fundamental en la vida. Haaaaa, la juventud…que belleza. — toma la tiza y camina hacia el pizarrón— Perdonen a esta bella mujer…y que no les mienta mi edad…que no diré…soy una mujer en su juventud…
—Parece de unos treinta. —dice uno de los alumnos.
—Si, cuando la vi la primera vez creí que tendría la edad de mi madre. — dice otra estudiante.
Los murmullos llegan al oído de Lucy y frente a ellos truena sus nudillos con rostro violento, fuego en los ojos y venas que se hinchan en la frente:
—Para que sepan…tengo veintiocho años…la flor de la juventud…así que respeten eso.
Repentinamente cambia de expresión a una más amable y sonriente:
—¿Por qué no continuamos con la clase?
A pesar de lo que se piense de Lucy, es una mujer que siente una gran negación por su edad lo cual afecta al buen humor que generalmente tiene.
Después de eso, Lucy da inicio a su clase, explica sobre la disposición territorial de Antares con detalle principalmente en los biomas que predominan y sus características:
—Antares se compone por cinco regiones. El frio norte, el árido este, el boscoso centro, los ríos del sur y los campos en el oeste. Cada uno tiene su propia historia, costumbres, características distribuidas entre su gente. Antares es bien conocido por ser un continente multiétnico en el cual dentro de cada territorio también hay otras etnias. Es una maravilla que recibe personas de otros continentes como el del Norte más lejano o el Este. Sin embargo y aquí me detengo por un momento. —agarra el libro de historia y mira a la clase— Por favor, vayan al capítulo 10 del libro.
Megumi es la primera en llegar al capítulo 10, quedándose leyendo en silencio y a una velocidad anormal todo lo relacionado al conflicto entre ambas ordenes, la asesina y mercenaria. Kaizer desvía varias veces la mirada en ella:
—¿Estás leyendo? ¿tan rápido? — pregunta, impactado por el talento de ella en los estudios.
—Jejeje, sí. Sabes que cuando me entusiasmo por un tema no paro hasta saberlo todo. —responde sonriente.
Lucy dibuja un mapa de Antares y Ophiros:
—Este es Antares. — lo señala en el mapa— Y este de aquí es Ophiros, hogar de los mercenarios…— empieza a explicar la historia del conflicto contado desde hace muchas generaciones.
Mil años atrás, los mercenarios y asesinos coexistían de tal manera que actualmente nunca se podría imaginar. El odio, el desprecio, tantas diferencias nunca se habrían imaginado en ese momento. Ambos grupos se ayudaban, apoyaban y hasta convivían en plena armonía.
Los jóvenes iban a escuela para formarse y así lograr mantener a las órdenes y también la coexistencia. Sin embargo, es indudable que era una época muy violenta que cualquier cosa podría simplemente desencadenar en peleas. A pesar de ayudarse en lo que sea, las dos órdenes velaban por sus prioridades y nadie estaba por sobre ellos. Pero un día, el gran asentamiento de aquel entonces, desconocido incluso para la arqueología actual, es atacada por encapuchados misteriosos que no solo incendiaron los templos y edificios más importantes sino también mataron a sangre fría a muchas personas, entre ellos a niños.
Para la asamblea en la que solo participaron los asesinos, se decretó el inicio de hostilidades y un plan para exclusivamente expulsar a los mercenarios de lo que ellos consideraban su hogar desde un principio.
El resultado de esa reunión fue declarar la guerra a los mercenarios sin importar el costo de vidas. La frágil paz se había resquebrajado por completo y así como un día estrechaban sus manos para ayudarse al final la usaron para acabar con la vida del otro.
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Editado: 19.07.2024