A la mañana siguiente…
Por fin le toca a Olympico organizar un entrenamiento entre todos los chicos asignándoles una actividad particular a cada uno para que puedan perfeccionar sus habilidades.
Bajo un estricto entrenamiento de velocidad y obstáculo, Kaizer se desenvuelve entre terrenos angostos con árboles, rocas, raíces sobresaliendo y animales en el camino. Por desgracia para él es una zona mas alejada del campamento, donde Hiroshi está cuidando las tiendas y prepara la comida, y no conoce bien el circuito. Olympico pensó excelentemente cada centímetro con su dificultad y fortalecer los reflejos del chico.
Lucian, por su parte, practica con su arma lanza rocas entre las ramas para aumentar la distancia y el ángulo desde el cual dispara varias de ellas a troncos ubicados en distintos lugares y dispersos entre sí.
Entre tanto, Haiser centra su entrenamiento en la fuerza haciendo lagartijas con varios troncos de madera amarrados a su espalda. Todos los troncos de un cierto tamaño. El total del peso es de al menos cuarenta kilos y cada vez aumenta mas con cada repetición de diez.
Kamata sigue entrenándose con los ojos vendados y con una rama intenta cortar un árbol. A diferencia del día anterior, no logra cortar el objetivo más bien lo roza y al quitarse las vendas mira que sigue intacto, esto frustra al chico. Olympico lo consuela:
—Descuida. Suele pasar que a la primera logres, pero luego no sea el mismo resultado.
—Eso no me sirve para nada. —dice Kamata en tono muy molesto.
—¿Te sientes decepcionado? —pregunta Olympico con curiosidad al verlo esbozar una expresión donde aprieta sus dientes y las venas de su frente y cuello están hinchadas.
—Me siento molesto y quiero cortar ese árbol de mierda pero que se puede hacer. No es mi día.
Olympico pasa por al lado del espadachín y advierte en voz baja:
—Los resultados van a llegar cuando te centres en tu objetivo mas buscado. Si sigues deseando el resultado de ayer es porque no ves muy claro el panorama. Te lo dejo como pista.
A diferencia de los demás, Kaizer desarrolla sus habilidades con una velocidad inusual. Su velocidad al correr cuando alta entre las ramas al mismo tiempo que sus reflejos ayudando a evitar las ramas y raíces, también el uso eficaz de la daga le hacen sentir que está preparado para lo que sea. Olympico comprueba esto al arrojarle desde lo lejos y sin que se diera cuenta una enorme roca lo cual hace que el chico pudiera esquivarlo gracias a que está usando su premonición.
En el instante en que Kaizer se mueve a un lado y pasa la roca a pocos centímetros de él, Olympico se percata de que eso es solo la habilidad característica y no el origen. Una cierta sensación de decepción se dibuja en su rostro, aunque entiende que no se desarrolle esa habilidad tan rápido como se esperase. De cualquier manera, el enorme asesino felicita al chico por haber mejorado de la manera en que lo hizo y ambos chocan sus manos.
Olympico le propone una lección extra que consiste en usar su daga y atacar un objetivo en movimiento. Kaizer lo ve como una buena oportunidad para expandir sus capacidades de uso con el arma. Acepta y se aleja a la espera de que inicie la breve lección.
El asesino toma varios troncos y los tira hacia arriba a una distancia lo suficientemente alta para darle tiempo. Kaizer toma la daga y agita violentamente hacia detrás de él y luego con una fuerza de impulso enorme tira de la cuchilla agarrada por cadenas y lanza hacia el objetivo. Uno de los troncos es atravesado por la hoja de la daga. Luego aprovecha el impulso para tirar y mover al tronco hacia el otro para golpearlo y hacerlo caer. El tercer tronco, antes de llegar al suelo, es golpeado por la hoja cuando esta es removida violentamente dentro del primer tronco. Olympico sonríe, dejando esa expresión con ligera preocupación, y aplaude el gran rendimiento del joven:
—¿Cómo es que pudiste incrementar tanto tus habilidades en tan poco tiempo? —pregunta Olympico aunque sabe lo capaz que es y no es nada sorprendente el logro.
—Solo intenté no quedarme atrás. —responde ante lo que considera es su mayor debilidad, el uso de arma y velocidad.
—Ciertamente pero tu mejoría no es normal. Hay quienes se toman todo el tiempo del mundo creyendo que podrán ser mejores, pero jamás logran llegar a un nivel acorde. Tu lograste en tan poco tiempo ser superior a tu yo anterior. No perdiste el tiempo lo aprovechaste.
Kamata camina hacia ellos esbozando confianza, pero también cautela:
—¿Qué opinas si probamos nuestras habilidades? —pregunta con su espada desenvainada con intención de comprobar cuanto ha mejorado y la diferencia que puede haber entre ellos en la actualidad.
—Kamata ¿qué haces aquí? ¿ya terminaste tu entrenamiento? —pregunta Olympico.
—Si, al final pude cortar al árbol, aunque tuve demasiados intentos. —responde y luego mira a Kaizer. —¿Qué dices? ¿quieres que nos enfrentemos tú y yo?
—¿De nuevo? Sabes que sigo estando por detrás de ti en habilidades. —responde negativamente a la petición.
—Sería una buena oportunidad de comprobarlo. La pelea que tuvimos hace unos días no significa nada para mí si no es con nuestras habilidades actuales. —insiste el espadachín bajo la certeza de que Kaizer se ha vuelto mucho mas fuerte y necesita comprobar que las cosas no se hayan cambiado de lugar.
#1223 en Novela contemporánea
#3102 en Otros
#567 en Acción
fantasia amor aventura, adolescentes con magia, acción drama romance
Editado: 10.12.2024