Acendrada Oscuridad

01

Escapa
 

Estando en la habitación de mi hermano Asher a compañía de él, escuchamos el sonido de la eclosión de una bala y, junto con ello... los últimos suspiros de Murries y Donniára.
 

Deducimos que el sonido del arma disparada fue un atentado hacia los señores Hanson, nuestros padres adoptivos; ya que aquel fuerte sonido provino de su habitación. 

Comencé a alterarme.

Mi mente se quedaba en incógnita causando que mi cuerpo no tolerara el desenfreno.

¿Nuestros padres ya no seguían con vida?

¿Qué sucedía?

¿Acaso se dieron cuenta de lo que hicimos?

¿Aquellas personas venían por mí?

Dichas preguntas se reproducían en mi cabeza a milésimas de segundos.

Mi hermano y yo nos vimos mutuamente con los ojos abiertos de par en par, completamente perplejos. Me pasé corriendo velozmente a la cama de Asher, el miedo me golpeó a tal magnitud que no podía mover ni la más mínima articulación.

Aunque si de correr se tratase mis articulaciones no darían problema alguno.

La pupila de Asher estaba dilatada a tal grado de creer que consumió una gran cantidad de éxtasis antes de dormir, supe en ese preciso instante que el miedo lo consumía al igual que yo, pero él no lo demostraba.

Él encaraba una expresión de valentía, una expresión que me decía: "estoy a tu lado, todo saldrá bien".

Aunque sentía que no era suficiente ya que el terror se apoderaba de mí carcomiendome en todas las facetas.

No les voy a mentir. Sí, sí estábamos asustados... y aunque no sabíamos lo que sucedía en aquel instante, tenía en claro una cosa: nuestras vidas corrían un gran peligro.

Quedamos en silencio total.

Podíamos oír con claridad todo pequeño repiqueteo, toda pisada, hasta la más suave y cautelosa respiración que se encontrara por los pasillos.

Así que podíamos estar atentos a cada movimiento brusco que se formara fuera de la habitación.

Se abrió la puerta de la recámara de mis padres, y se volvió a cerrar.

Pasos impactaron contra la madera pulida del corredor, eran consecutivos y cautelosos, pero no se escuchaban exagerados ni de gran cantidad; parecían ser solo de una persona.

Ésta persona caminaba por los oscuros pasillos de la mansión sin dudas ni tropiezos.

Escuchamos atentos a la forma en la que dicha entidad giró la manilla de la puerta de la tercera habitación, después de la de mis padres.

Era mi habitación.

¿Cómo sabía que era mi cuarto?: Por sus pasos meticuloso, tan solo se necesitaban dar unas cuantas pisadas, las pisadas que él dió.

El reflejo de la luz de mi cuarto se hizo presente en al ser encendida.

Pasaron varios segundos y, la luminiscencia que yacía en el pasillo se esfumó. Cuyo sonido proveniente de la tercera recámara del pasillo nos dejó sorprendidos.

Cerraron la puerta después de chequear que estaba vacía. Que estaba sin mí.

¿Cómo esa persona sabía qué habitación abrir?

¿Por qué no abrió la puerta anticipada a la de mi recámara?

¿Cómo pudo violar el sistema de seguridad una sola persona? Si para desactivar las alarmas se necesitan varias figuras masculinas ágiles trabajando en conjunto, sin equivocaciones.

Y además, ¿cómo pudo saltar los muros que rodean la mansión? Estamos hablando de muros de más de ocho metros.

¿Muy fácil no?

Entonces no podía ser solamente un sujeto; debían haber más, muchos más.

Después de eso, nos dimos cuenta que decidió dirigirse directamente hacia nuestra estancia... la octava recámara. Sin dudas o distracción alguna.

¿Era alguno de mis padres quién había salido de mi habitación?

Aún tenía las esperanzas de que estuvieran vivos, pero... Eso era algo muy absurdo ¿No?

fue lo que pensé por un instante ya que para ese entonces quien estuviera fuera venía hacia nosotros.

Iba a gritar, iba a pronunciar sus nombres, pero al entre abrir la boca una mano me selló los labios con fuerza.

Era la mano de Asher.

Lo miré fijamente, aún junto a él sobre su cama; su cálida respiración golpeaba mi rostro con fragilidad. Él colocó su dedo índice entre la comisura de sus labios y movió un poco la cabeza hacia los lados, ordenándome que guardara silencio.

Una rotunda luz destellaba en sus profundos ojos azules, una luz que solo aparecía en sus ojos cuando sentía que debía protegerme.

Asentí a su orden y me quitó la mano de la boca. Debíamos ser inteligentes y esperar.

El golpeteo de las pisadas por el corredor resonaban mucho más pesadas, mucho más cerca de nosotros.

Estábamos aterrorizados y, entre el silencio que manteníamos, una persona de la cual no sabíamos ni puta idea se paseaba por los pasillos de la mansión como si hubiera estado allí millones de veces.

Acechándonos.

Estudiando el sistema de alta seguridad que mis padres instalaron desde un principio: para así poder violarlo e irrumpir dentro de los muros que protegían nuestra mansión.

Estudiando los horarios y nuestras costumbres: para así saber el área de descanso de cada uno de nosotros.

Como si todo este tiempo vivió aquí... a nuestro lado, ocultándose entre las sombras.

La impaciencia me atacaba como una toma de asfixia; mortalmente. No sabíamos que hacer, no sabía si gritar o salir corriendo; no sabíamos si viviríamos para contarlo.

Hasta que en un abrir y cerrar de ojos aquel sujeto había llegado a nosotros.

Colapso total.

Intentó girar el picaporte muchas veces, pero intentar abrir la puerta de esa forma era inútil.

¡Buum!

Un cuerpo grande y solido golpeó la puerta del cuarto con una gran fuerza y determinación.

Solté un pequeño grito junto a un sobre salto al escuchar como aquella figura intentaba tumbar la puerta.

¡Buum! Una y otra vez.

Asher me abrazó con fuerza y rodeó mi esbelto cuerpo con sus enormes brazos, su cuerpo era muy grande y grueso a comparación de el mío; con una excelente condición física a de recalcar.



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En el texto hay: adolescentes adultos, amor pasion, muertes y dolor

Editado: 12.06.2020

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