Arturo Pov
Después de dejar a Kriss en su departamento, salgo disparado hasta Beverly Hills, ya que mi querida hija quiso ir a “Rodeo Drive” para ir de compras con Elise, solo acudimos a los complejos de tiendas que abarcan un total de tres manzanas. Solo compramos en ese lugar cuando son ocasiones especiales y como Elise pasara año nuevo con nosotros, la ocasión lo amerita.
¿En qué tienda se encuentran? —le pregunto por mensaje de WhatsApp a Zuri.
Valentino—responde al instante.
Estaciono y camino hasta entrar a la tienda, y me coloco en un sillón a esperar a mis mujeres…eso de verdad suena muy bien, mi Elise y mi Zuri.
—Papá, que bueno que llegas—dice Zuri en cuanto que ve.
—¿Qué es lo que pasa? —le pregunto.
—Podrías ayudar a Elise, tiene un problema con el cierre de su vestido—pide—Yo tengo que ir a buscar una talla mas grande—señala el vestido que trae en su mamá.
—Pero es el probador de mujeres, ¿no habrá problema? —le pregunto, cuando salimos de compras con Celia y con Zuri, no dejaban a los hombres entrar en los probadores.
—No le veo por qué; solo estamos nosotras dos. Ella se encuentra en el primer probador—me dicen antes de caminar donde se encuentra la dependienta.
Por si acaso, miro alrededor y los dependientes están mirando cualquier cosa menos en mi dirección. Camino a paso rápido a los probadores y miro los espacios ubicados al lado derecho del recinto
—¡Necesito ayuda! —pide Elise y lentamente abro la puerta…Se ve realmente hermosa, enfundada en un vestido color azul marino de talle largo. —No logro abotonar la parte superior, ayúdame porfa Zuri—
—No soy Zuri, pero igualmente te puedo ayudar— le digo y Elise voltea abruptamente.
—¡¿Qué haces aquí?! —pregunta sorprendida.
—Zuri me pidió que te ayudara— le cuento.
—Cierra la puerta—me pide— Nos pueden ver y no creo que sea muy bonito que nos echen de Valentino—dice.
La miro de pies a cabeza y luce demasiado hermosa, sobre todo el escote que tiene en el busco, sus pechos lucen realmente apetecibles a pesar de solo tener una pequeña porción a la vista.
Cierro la puerta después de apartar mi atención de sus pechos y quedamos aun más juntos que al principio, penque que, al ser una tienda de marca, arrían los probadores con mucho más espacio.
—Luces muy hermosa—le digo cuando estoy completamente pegado a ella.
—Gracias—responde sin dejar de vernos.
Y ya no puedo seguir aguantando.
Me abalanzo como desesperado sobre ella y tomo sus labios en un beso desesperado, introduzco mi lengua cuando me brinda el paso y mis manos viajan a su increíble y firme trasero asiendo que ella en automático rodee con sus piernas mi cintura.
Me pego lo más que puedo junto a ella, buscando algo de fricción en nuestras pelvis y resido un gemido de su parte que ahogo en mi boca.
La intensidad comienza a subir al igual que la temperatura.
—No podemos— dice cuando se libera del hechizo de excitación al que nos sometimos—aquí no— responde como si fuera una promesa.
—Tienes razón, Zuri puede entrar en cualquier momento—le digo dejando ponerse de pie nuevamente y arreglando un poco su pelo—Te espero afuera—le digo antes de depositar un beso nada casto sobre sus labios.
Arreglo mi playera antes de salir de los probadores.
—¿Si pudiste ayudar a Elise? —pregunta Zuri cuando nos venos.
—Si—respondo tratando de sonar tranquilo.
—Muy bien, iré a probarme este vestido—señala la prenda y salgo a toda prisa de los probadores.
¡Que dominós estuve a punto de hacer!
¡Y lo peor, con mi hija cerca!
Trato de acomodarme lo mejor que puedo la ropa y por suerte los dependientes no se percataron de nada o si no, no tendría idea de como mirarlos a la cara por mi comportamiento de adolescente calenturiento. Se que no es excusa, pero el escote que traía Elise, se le veía realmente sensual.
Aprovechando que ya estoy aquí, trato de buscar una camisa que les pueda regalar a Saúl y a Camilo.
Y como si lo hubiera invocado con el pensamiento recibo un mensaje de él.
Que vas a querer para navidad, ¿condones o un nuevo reloj? —leo en la pantalla.
Voy a la opción de llamar que me muestra su contacto y deslizo en la opción.
—¿Es enserio Camilo? —le pregunto en cuanto me contesta.
—Con los antecedentes que tu y Saúl traen. Es mejor que les regale una dotación de preservativos o en todo su defecto unas clases de educación sexual—se burla el muy sínico.
—Deja de burlarte que esto te puede—le respondo.
—Amigo, tenemos más de 30 años, a esta altura de nuestra vida; es para que sepamos ponernos un maldito condón al derecho y al revés—comenta.
—Ya lo sé—exclamo soltando un suspiro—Estaba tan borracho esa noche que ni siquiera recuerdo nada, solo me desperté y Kriss estaba al otro lado en la habitación de Hotel—le cuento.
—Demonios, ya ni para que arrepentirnos—contesta—Pero cambiando de tema, ¿me invitas a comer algo? —pregunta.
—Estoy de comprar con Zuri y Elise—le cuento—Deja y llamo para que pongan un lugar en la mesa—
—Así que de compras con la novia y la hija—dice en torno burlón.
—Algún día te tocara—
—Es uno muy lejano querido amigo—
—Solo espero que no parezcas el abuelo en lugar del papá—me burlo yo ahora.
—Llego a las 4:00 pm entonces—dice cambiando abruptamente de tema.
—Ahí te esperamos—le contesto para después colgar, miro uno de los sillones dentro de la tienda y prácticamente corro a sentarme en él, Elise acaba de salir para buscar más modelos para Zuri y veo que vamos a tardar un muy buen rato aquí.
Así que mejor trato de matar el tiempo, checando redes sociales en lo que mis dos mujeres terminan.
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Editado: 11.10.2022