Acero y Neón

Los hombre de hielo

El atraco al Banco de Zirs fue un éxito, pero a un costo devastador. Con un brazo menos y el dolor aún fresco en su mente, Jax "El Relámpago" Hunter se encontraba de vuelta en el escondite del equipo en los barrios bajos de Metrópolis Luminosa. La misión había dejado cicatrices, pero también había forjado una nueva resolución en su interior. No podía permitirse quedar fuera de la lucha, no cuando Martin N-ice seguía reinando con puño de hierro.

EVA-9, con su conocimiento avanzado en tecnología, se encargó de encontrar una solución. Después de muchas búsquedas y contactos en el inframundo tecnológico, finalmente encontró algo que podría devolver a Jax su antigua fuerza, e incluso mejorarla: la Prótesis R7.

—La R7 no es cualquier prótesis —explicó EVA-9 mientras conectaba los cables a la base del brazo de Jax—. Está diseñada originalmente para operaciones militares encubiertas, y su propósito principal era eliminar objetivos humanos de forma rápida y eficiente. Es peligrosa y letal.

Jax asintió, su rostro una con una mueca de determinación.

—Eso suena perfecto para lo que necesitamos hacer.

EVA-9 lo miró con una mezcla de preocupación y admiración.

—Debes saber que el R7 tiene modos de ataque que no son selectivos. Está diseñado para maximizar el daño en combate cerrado, lo que significa que podrías herir a tus amigos si no tienes cuidado.

Jax miró su brazo nuevo, ya conectado, y sintió cómo la energía comenzaba a fluir a través de él. La prótesis se ajustaba perfectamente a su cuerpo, una mezcla de metal oscuro y circuitos avanzados. Parecía tan parte de él como lo había sido su brazo original, pero con una fuerza desconocida y una peligrosa versatilidad.

—No tenemos el lujo de ser selectivos —respondió Jax, moviendo los dedos de su nueva mano mecánica—. N-ice ha ido demasiado lejos. Si alguien se interpone en nuestro camino, no podemos detenernos.

Mientras Jax se acostumbraba a su nueva extremidad, Zane "Metálico" Cortez se acercó, observando el brazo con interés.

—Eso es un arma, no solo una prótesis. ¿Estás seguro de que puedes manejarlo?

Jax lo miró, su mirada dura.

—No tengo otra opción.

Ryder "Sombra" Vega, que había estado observando desde el fondo, dio un paso adelante.

—Entonces es hora de probarlo. Tenemos que asegurarnos de que ese brazo funcione perfectamente antes de nuestra próxima misión.

Jax asintió, sabiendo que Ryder tenía razón. Si iban a enfrentarse a N-ice y su ejército de mercenarios, necesitarían todas las ventajas posibles. Y la R7 era exactamente eso: una ventaja letal.

El entrenamiento fue intenso. Jax se obligó a dominar cada función de la prótesis, desde la fuerza amplificada hasta los modos de ataque que transformaban su brazo en un arma de destrucción. EVA-9 lo guiaba, asegurándose de que comprendiera los riesgos y las limitaciones, mientras Zane lo empujaba a sus límites físicos.

Con cada sesión de entrenamiento, Jax sentía que el brazo se volvía más parte de él. Aprendió a controlar los impulsos de la R7, enfocando su poder destructivo en objetivos precisos. Sabía que tendría que ser cuidadoso, pero también sabía que este brazo sería crucial en su misión para derrotar a Martin N-ice.

Al final del día, exhausto pero satisfecho, Jax se quedó solo en la sala de entrenamiento, observando su nueva extremidad. No era solo un reemplazo; era una promesa de venganza.

—N-ice… vas a pagar por lo que me hiciste —murmuró Jax, cerrando el puño metálico con una determinación feroz—. Y este brazo será la última cosa que veas antes de caer.



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En el texto hay: distopia, cyberpunk, dictadura

Editado: 12.10.2024

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