Actuando Con El CorazÓn || T.S #1

XXIII

HOLA MIS AMORES ESPERO HAYAN TENIDO UN EXCELENTE INICIO DE SEMANA.

CUENTENME COMO LES VA PARECIENDO LA HISTORIA.

¿YA LEYERON EL EPILOGO DE LADY ESPERPENTO?

RECUERDEN QUE ESTA POR POCOS DIAS.

TAMBIEN HAY UN EXTRA DE LAS MELLIZAS.

ESTAMOS LLEGANDO A LA MITAD DE LA HISTORIA.

PRONTO APARECER´EL TAN ESPERATO ETHAN Y NO SABEN LO IMPORTANTE QUE SERÁ PARA TRAMA.

SIN MAS QUE AÑADIR.

A LEER!!!

LES AMA.

JEN <3

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EVOLET

PASADO

 

«Aparentemente gracias a Charles, su nuevo amigo alemán, evitar a Lord Stewart había sido un triunfo asegurado, si no contaba con lo oprimido que sentía el pecho día sí, y día también.

Es que, pasaron de ser una especie de amigos a unos completos desconocidos, y todo por confesarle lo que le hacía sentir.

Eso que debió ser efímero, pero inevitablemente en esa ocasión no lo pudo controlar.

Es que, con solo ver su porte y virilidad, en contraste con ese par de ojos que le hacían transportarse a un campo abierto en Escocia que conocía gracias a sus vivencias, sumándole su voz y ni que decir de su corazón, es que se descubrió perdida al completo, pese a que así se percibió desde la primera vez que lo divisó años atrás.

Y no ayudaba a su congoja tener que verlo de lo lejos mientras daba un paseo con Emily, entre tanto ella disfrutaba de las atenciones que le brindaba Lord Charles Habsburg.

Ese rubio que, sin ningún tipo de segunda intención para su plan de evasión, la ayudaba sin replicar.

Suspiró de forma ruidosa, mientras se percataba del pañuelo que le estaba siendo brindado, consiguiendo que despegara la mirada de la feliz pareja.

Arrugando la frente en dirección al hombre que se lo tendía, solo teniendo como respuesta que este señalara la comisura de su labio, sin mediar palabra para que se limpiara la baba que de este se le escapaba.

Mas avergonzada que molesta asintió en agradecimiento, haciendo lo propio mientras Antonieta, que estaba a su lado reía por lo bajo a la vez que la tos le servía de compañía.

Eso le pasaba por gozar con sus penas.

—No le veo la gracia —espetó enfurruñada, zapateando cuando creyó haber perdido su objetivo —¿Ahora para donde se habrán ido?

—Seguramente se adentraron al pequeño bosque —ese fue Charles —. Después de todo, si se busca privacidad, es algo lógico teniendo en cuenta el interés que Lady Wrigth le profesa —se mordió el labio, intentando calmar el temblor que avisaba el llanto que sobrevenía.

Antonieta le tomó la mano, intuyendo su sentir al respecto.

No por nada esos dos le estaban sirviendo de compañía en sus aventuras patéticas de espionaje.

Primero babeaba por él, y ahora estaba a punto de llorar por la verdad que le azotaba en la cara.

Mas duro que la última bofetada de su abuelita Guillermina.

La misma que la debería estar buscando con el bastón empuñado, al no dejar instrucciones de servirle la comida.

Como si Jacinta no supiera la cantidad irrisoria de carne que se comía esa glotona anciana.

Pero, tenía que ser ella la que se la llevase, si no la pobre recibiría una reprimenda parecida a la de ella.

No lo podía permitir, tenía que dejarse de sueños imposibles, y regresar a la realidad.

Una en la que, desde un inicio, pese a que se lo planteó no podía ser de ella.

No cuando era tan imperfecta.

No cuando tenía tanto que despreciar, siendo más de lo que se podía amar.

No cuando la terminaría odiando, si con engaños lo obligase a estar con ella.

Por eso, el distanciamiento sin importar que doliera era la salida perfecta.

En algún momento dejaría de mirarla con rencor de lo lejos, mientras bailaba con su hermana.

Pasaría a ser invisible, o en el mejor de los casos si todo salía como Emily deseaba, hasta podrían tener una relación cordial de cuñados.

Esa palabra se le quedó enredada en la garganta.

Por lo menos solo la había pensado.

—Evolet, debes regresar a tu realidad —dijo en voz alta para sí, llamando la atención de sus acompañantes, que hasta el momento con la mirada intentaban hallar a la pareja, que al parecer se habían esfumado en un parpadeo.

Seguramente para hacer lo que Charles intuía.

» La pasa te está esperando y lidiar con ella enojada es peor que hacerlo cuando no se quiere bañar, según ella porque su perfecto cutis se estropea —la risa ahogada la pasó por alto, al no estar prestando atención —. Eso debo hacer —concluyó resuelta a que su pecho dejara de doler.




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