—Me vas a disculpar con tu madre—me pidió June—¡Mierda, arde como no tienes idea!—se quejó.
—¡Te dije que no bajarás!—lo regañe limpiando la sangre que brotó de su labio.
—¿Que querías que hiciera? ¿Que me quedará de brazos cruzados viendo como te ninguneaba?
—No me ningunea—corrijo—es que...
—Al menos dime que lo terminaste.
No digo nada, simplemente por que no lo hice.
Después de que Max y yo subimos June se puso como loco cuando me vio llorando, Max por supuesto le contó lo que había escuchado y él fue directo a reclamarle. Por supuesto que Jeremy se enojó y volvió a golpear a June solo que esta vez él también se llevó algunos en su cara proporcionados por mi amigo.
Max y yo tratamos de separarlos cuando llegó la seguridad del edificio a separarlos y obligaron a Jeremy a marcharse, no sin antes propinarle una pequeña golpiza por agredir a un residente.
Max y June subieron dejándome abajo con él y los de seguridad, que aún lo sostenían. Me suplicó que les pidiera que lo soltara, lo único que hice yo fue solamente darle la espalda y volví al apartamento sin decir nada. Comenzó a gritar mi nombre cuando me aleje lo suficiente y casi se lo llevaron arrestado de no haber sido porque se controlo a tiempo.
El portero que presenció absolutamente todo me sugirió amablemente a poner una orden de restricción y yo le ignoré esa parte. Después de darle las gracias por llamar a seguridad subí nuevamente.
—Delilah—la manera en la que dijo mi nombre era de advertencia.
—No lo hice—acepte.
—¿Piensas estar con él después de todo esto?—no respondí— Eres increíble.
Volvió a quejarse cuando pase el algodoncito con alcohol por su pómulo que también tenía sangre.
—Se delicada, me esta doliendo.
—Esto es culpa de Max—acusé.
—¿Mia por qué?—respingo él.
—Si no le hubieras dicho lo qué pasó ninguno de nosotros estaríamos en este lío.
—En mi defensa, me hirvió la sangre de ver como te gritaba ¿Que querías que hiciera?
—No decirle.
—No se iba a quedar así, se que la violencia no es la respuesta pero ese tipo se merecía eso y mucho más.
No quiero discutir con ninguno de los dos así que solo termino de limpiar el rostro de June.
Me doy una ducha y para cuando salgo solo esta Max en la sala. Encendió el televisor sin embargo no lo ve. Su vista está fija en la ventana, nota mi presencia cuándo se levanta y camina en mi dirección observando mis movimientos.
Saco de la alacena todo lo que necesito para prepararme un sándwich. Sin decir nada se coloca a mi lado derecho recargándose en la barra.
Mi cabello aún sigue húmedo por lo que aún lo traigo desatado para que se seque bien. Coloca un mechón detrás de mi oreja y siento una corriente recorrer todo mi cuerpo ante su delicado y cálido tacto. No lo retira, si no que acaricia mi mejilla hasta que lo detiene al inicio de la marca que me causa un poco de inseguridad.
¡Rayos!
Aparto la cara avergonzada por esto.
Nunca había dejado que alguien viese esa horrible marca que me recordaba el día que mi vida había cambiado por completo.
—¿Quieres uno?—le ofrezco a Max esperando que no note la incomodidad que me ha dado.
Niega y nos quedamos en silencio. Un silencio tan incomodo y de pronto se marchó sin decir absolutamente nada.
Una vez me quedo sola en la sala, dejo lo que estaba haciendo para partir a casa de mi madre antes de que llame furiosa por no estar allí. No fui a la cena de ensayo y si no voy estará muy enfadado.
Tomo un taxi ya que está demasiado lejos.
El camino es demasiado largo, hoy es nochebuena y mi madre tiene unas tradiciones que ni siquiera se cuáles son. No se cual es mi historia, no se cual es la de mi familia, no sé nada sobre esto y me entristece aquello. Es la primera navidad después de mi accidente y todo será tan diferente.
Cuando llego bajo del auto y pago lo que corresponda. Entro a casa encontrándome con un desastre en la planta baja. Podía jura que incluso arriba lo habría.
Dejo las llaves en su lugar correspondiente y un segundo aparece Celeste por las escaleras. Ha bajado tan rápido que se detiene a tomar aire con la respiración agitada.
—¡Delilah, que bueno que llegas!—camina hacia mi—tu madre esta desesperada, perdió uno de sus pendientes y lo hemos estado buscando por toda la casa.
—¿Tanto alborotó por un pendiente?—señaló las cosas regadas por el suelo.
—¡No es solo un pendiente!—me regaña mi madre desde el segundo piso—¡Es un pendiente de plata, con diamantes incrustados demasiado costosos que hace juego con el collar!—dice alzándolo en el aire.
—Ponte otros y ya esta—me encojo de hombros.
—¡Tú padre me lo regaló en nuestra quinto aniversario!—se puso al pie de las escaleras—¡Ay! ¡Tú ni me hables que estoy molesta contigo!
—El sentimiento es mutuo—murmuro.
—¡Señora Christina, lo encontré!—avisa Sandra.
Nick viene tras de ella y supongo que también estaba en la tarea de buscar el pendiente. Christina baja rápidamente con un elegante vestido de seda color azul marino, se adhiere a su cuerpo dejándole ver que sin importar su edad se ve espectacular. Agradece a Nick y Sandra por ayudarles y enseguida les da la orden de limpiar el desastre causado por un simple pendiente. Sandra se pone a la tarea con ayuda de Celeste y su hermano mientras mi madre me ordena a mi subir y arreglarme.
—¡Apresúrate niña!—grita empujándome hacia las escaleras—Y no uses esos feos trapos de siempre, arréglate, ponte linda.
—Ugh, ni que fuera a venir toda la jodida ciudad—masculle rodando los ojos.
No entendía porque tanto alboroto solo seríamos nosotros.
—Solo vendrán los amigos y socios de tu padre, y unas personas más que invite; así que no te quejes y ve a cambiarte.
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Editado: 13.11.2024