Capítulo XVI
El Príncipe de los Duendes
Adael se sintió furioso al escuchar que los duendes se habían llevado a Kantu, no había duda que le encantaban los problemas:
—¿Qué?
—Cuando llegué se la estaban llevando, pusieron un campo de protección y no pude ayudarla. —Adael salió rápidamente y Jerath fue tras él, ambos buscaron algún rastro de los duendes pero no lo encontraron, Adael podía sentir que Kantu estaba tranquila pues no le transmitía miedo o preocupación.
—Al menos puedo decir que la humana está bien, bueno, hasta el momento —dijo Adael.
—Sí, pero quién sabe para qué se la llevaron, tal vez alguno de los duendes quiere que sea su esposa, dicen que los duendes buscan esposas humanas.
—Sí pero por lo general buscan esposas hermosas y con talento, esa humana no tiene ninguna de esas cualidades —dijo con algo de ironía en la voz.
—Con tu perdón, Adael, pero Kantu es una humana bonita, además es la elegida portadora del broche lo cual la hace una digna novia de cualquier criatura sobrenatural. —Adael lo miró con expresión dudosa—. Además dicen que si no les sirven o hacen lo que les piden las matan. —El rostro del vampiro se tornó serio, se concentró y cerró los ojos para intentar sentir la energía de Kantu.
—Creo que ya sé por dónde, vamos. —Ambos se fueron, cruzaron todo el bosque hasta llegar a una de las montañas que era la más alta y a la cual las personas no llegaban debido a su inaccesibilidad, había un pequeña cueva cubierta con plantas entrelazadas entre sí—. Jerath, ya sabes en qué transformarte, ¿verdad?
Ambos sonrieron con complicidad, entonces Jerath se transformó en un puma y entró primero, solo Adael entró con dificultad debido a la estrecha entrada. Por otro lado Kantu despertó atada y pegada a una pared fría, por lo que pudo ver estaba en una cueva, alrededor un centenar de pequeños ojos brillantes y curiosos la observaban, quiso hablar pero al intentar hacerlo todos los ojitos observadores se escondieron.
—Esperen, no se vayan, ¿para qué me trajeron aquí? —Nadie le respondió—. Escuchen, tengo que irme, alguien se preocupará mucho si no vuelvo y creo que falta poco para que amanezca.
—Te trajimos aquí por orden de nuestro rey. —Una pequeña figura que no llegaba ni al metro de alto se acercó a ella, tenía la apariencia de un joven adulto, un sombrero rojo peculiar y unas botas—. Voy a desatarte pero no intentes hacer nada o te dormiré y no podrás salir nunca de aquí —la amenazó, Kantu solo lo observaba, el pequeño ser la desató y entonces le dijo—: tú eres la elegida así que queremos tu broche porque… —Kantu no lo dejó terminar ya que cogió sus cachetes y los estiró, mirando con extrañeza al ser. Tocó su sombrero, volvió a jalar sus cachetes—. ¡Suéltame, humana! —Kantu reaccionó al oír esas palabras.
—¿Humana? —bufó—, eres igual que ese estúpido vampiro.
—¿Vampiro? —el pequeño ser pareció asustarse, así que Kantu decidió aprovechar esa actitud en caso que ellos quisieran dañarla o no dejarla ir, de todas formas estaba segura de que Adael sentiría su miedo y vendría por ella.
—Sí, pero eso no importa, dime, ¿por qué me trajeron aquí?
—Te estaba explicando y no me dejaste terminar —se aclaró la voz—. Bien necesitamos que uses tu broche para protegernos, si te niegas no podrás salir de aquí nunca —la volvió a amenazar.
—De acuerdo, pero necesito que me hagan un favor —dijo ella.
—¿Cuál?
—Necesito que traigan a mi novio, sin él no puedo usar el broche —dijo sin verlo.
—No está permitido eso.
—Hace rato mencioné a un vampiro, ¿verdad? —El ser asintió con la cabeza—. Pues mi novio es uno de los vampiros más fuertes y reconocidos en el mundo sobrenatural, es más, de seguro que ustedes han escuchado hablar de él —Kantu vio la expresión de temor de ellos así que fingió estar seria a pesar de querer reír.
—No… te creo —le dijo titubeando el hombrecito—. ¿Quién es? Dilo, si… si mientas te irá peor.
—Se llama Adael y es uno de los vampiros puros más fuertes que conozco.
—¿Adael? —el hombrecito se sorprendió—, no te creo, ese vampiro odia a los humanos, también era conocido como el ángel de muerte, pero perdió sus poderes más espectaculares —sonrió triunfante.
—Sí… pero aunque no lo crean aún sigue siendo muy poderoso y está loco —dijo bajando la voz como queriendo asustarlos—, y lo mejor de todo es que es mi novio, además él me necesita, soy indispensable para él, si no me creen pregúntenle —Kantu se puso nerviosa por todo lo que dijo así que volteó su rostro para no ser observada.