- Ya los documentos están listos Marina, los niños están bajo tu custodia a partir de este momento – sale el Sr. Black entregando los papeles.
- Perfecto – verifica que todo esté en orden – vamos hablar con Martha – al llegar a casa de su amiga de toda la vida, la encuentra abrazada con sus tres hijos.
- Martha querida, ya está listo – se acerca mostrándole los documentos.
- ¡Gracias Marina! Nunca olvidaré esto – sonríe con calidez – amores míos – les dice a sus hijos – dentro de poco tiempo he de partir ¿se acuerdan? – ellos asienten en lágrimas – en mi ausencia su tía Marina – toma la mano de la mencionada - los va a cuidar, por favor obedezcan, escúchenla y conversen con ella ¿De acuerdo? - vuelven asentir – pongan sus manos aquí – la ponen sobre Marina – ustedes van hacer unos niños de bien, van hacer felices y siempre permanecerán unidos – ellos dijeron:
- Sí, mamá
- Abrásenme – los niños y Marina lo hicieron – los amo con todo mi corazón – estuvieron así un ratito más – vayan a comer – los suelta, dándole un beso a cada uno.
- ¿Qué quieren comer? –pregunta Marina sonriente.
- Comida italiana – dicen los tres al unísono.
- Bien, pediré un delivery – revisa en internet un negocio de comida italiana cerca y marca el número - ok, gracias – finaliza el pedido – dentro de 25 minutos vendrá, mientras vayan a darse una ducha y acomoden sus habitaciones – dice Marina.
- Pero…-se queja Andrés.
- Sin peros – corren por las escaleras - ¡Sin correr! – vocifera Marina.
- Perdóname amiga, sé que no querías compromiso – habla Martha – pero solo te tengo a ti – suspira – hace poco me entere, he hablado con ellos y he tratado de comunicarme contigo – se acerca Marina y la abraza – cuídalos por favor, son mis tesoros – moja su camisa de lágrimas.
- Te lo prometo – dice Marina secando sus lágrimas.
Los chicos bajan de inmediato al llegar el delivery.
- Buen provecho – termina de servir le a cada uno de los presentes.
- Gracias tía – dijeron al mismo tiempo.
Comieron tranquilamente, a las dos horas, Martha… Había fallecido con una sonrisa en los labios. La cremaron, tal como había sido su voluntad.
- Andrés, Maximiliano e Iván – los tres prestan atención – a partir de ahora vivirán conmigo ¿Está bien? – afirman – nos iremos en la tarde, alisten sus maletas por favor.
- Ya están listas, mamá las preparo – dice Iván
- En ese caso, nos iremos ahora – carga a Maximiliano en sus hombros y toma de las manos a Iván y Andrés – siempre que quieran venir, hablen conmigo y los traeré – l silencio responde.
- Marina he traído el equipaje de los niños, están en la avioneta – aparece el Sr. Black.
- Se lo agradezco – le baja de los hombros a Maximiliano para que puedan subir a la avioneta.
- Descuide, siempre estaré a su disposición – sonríe y ella le corresponde de vuelta.
- Hoy comienza una nueva vida – les dice a los tres niños abrochando el cinturón a cada uno.
FIN
CONTINUARA