CAPITULO 3: ¿TÚ?

Mi espacio de trabajo no estaba tan alejado de la oficina de mi superior, me sentiría algo agobiado por la impresionante mujer que me estaría manejando pero de acuerdo a lo que me había dicho Anthony mi trabajo no era difícil pero en una empresa en crecimiento como esta iba a estar sumamente atiborrado de deberes. Mire a quienes ahora serian mis compañeras de trabajo y entre todas ellas pude ver a Clío entre un mar de rostros.

—Chico nuevo— hablo una señora de mediana edad — ¿Cuál es tu nombre?— le mire apenado, seguramente me había estado hablando pero me había quedado mirando a mi ex

–Mi nombre es Teo— extiendo mi mano hacia la señora frente a mí —Espero llevarnos bien, usted ocupa el lugar de enfrente ¿verdad?— pregunte un tanto nervioso mientras me sentaba y encendía mi ordenador.

—Desgraciadamente sí, mi nombre es Leonora pero puedes llamarme leo— mi compañera miraba en dirección de Clío lo que me hacía pensar que la conocía.

— ¿Usted conoce a la señorita rubia que está en el lugar de la secretaria del vicepresidente?—

—Hubiese preferido no haber la conocido nunca pero... si— se escuchó un tono de tristeza en su voz —El lugar donde esta era mío pero dicen las malas lenguas que para ganarse ese puesto tuvo que relacionarse íntimamente con el de recursos humanos y ese desgraciado me bajo hasta aquí— me fue sumamente disimular la sorpresa

Sinceramente no quería saber nada acerca de la nueva vida de Clío desde que me boto me había prometido no buscarla y superarla, hasta ahora que el destino hace que me la vuelva a topar.

— ¿Qué puesto ocupas ahora?— trate de desviar el tema de Clío en leo

—Ahora soy la secretaria del contador, no es un mal puesto pero en el anterior ganaba un poco más de dinero— se lamentó leo mientras soltaba un suspiro —Cambiemos de tema Teo…–se puso a pensar —Teo… acaso ¿es un diminutivo de Teodoro?—

Era una pregunta que me seguiría por el resto de mi vida, me limite a sonreír y negar con la cabeza. Solo a mi amada madre se le ocurrió poner un nombre así de corto a su único hijo.

—Es una historia muy graciosa, mi madre veía como mi abuela sufrió para rotular el nombre de sus hijos en cada una de sus pertenencias así que prometió que si tenía una niña la llamaría Lía pero de tener niño seria Teo así que sabrá que fue lo que tuvo mi madre—

Leo no podía ocultar la risa que le provocaba mi historia, muchas personas no creen que mi madre me pusiera un nombre corto por eso pero pues así es a vida y en la mía mi madre detestaba los nombres largos.

—Básicamente me estás diciendo que tu madre se quería ahorrar ese trabajo, ¿tan perezosa es?—

—La elección de mi nombre es una muestra muy clara— mientras mi compañera seguía riendo un mensaje de mi jefa llego a mi correo de la empresa.

Para: Teo Lewis

De: Presidencia

Necesito que le pidas a la secretaria del vicepresidente los informes de la semana. Después de hoy serás tú quien se encargue de recibirlos y ordénalos. Me los entregaras los viernes.

—Debo ir con tu intima— dije en dirección a Leo

Mientras tomaba valor para ir por los informes mire como Leonora me miraba sorprendida, pareciera como si se le fueran a salir los ojos al tiempo que sus labios formaban lo que considero es una sonrisa.

—Es impresionante la confianza que me tomaste para decir eso— fingía sentirse herida

—Pensé que si hubiera dicho mejor amiga me haría ver peor que un confianzudo— bromeo

La tensión que sentía robaba parte de mi fuerza vital, en cada paso que acortaba la distancia entre nosotros sentía como si caminara sobre carbón ardiendo. Tenía la necesidad de salir huyendo de aquel lugar pero no iba a renunciar a un puesto del cual me costó trabajo encontrar y me ayudaría a saldar deudas en las que esa mujer me había metido.

—Buenos días me puedes dar los informes semanales, la señorita Russo los está solicitando en este momento— mis palabras salieron de lo más formal que podía decirlas.

— ¿Tú?— Clío parecía sorprendida de verme —No puedo creer que hayas hecho lo posible para saber dónde estoy, ¿Quién te dijo donde trabajo?— se levantó de una manera muy ágil para poder sujetarme del brazo y tratar de echarme