Mis dedos tocaban la suave tierra rastrillada del suelo. Aquella tierra daba la duda si es que estaba mojada o simplemente fría. Una helada azotó rápidamente Monte Grande, sin siquiera haber dejado llegar al invierno. El cielo estaba gris. No gris de tormenta, sino gris de frío.
Los cuerpos quemándose lentamente en las brasas de una fogata improvisada, en el anteriormente césped quemado, generaba un negro humo. Preferimos quemar los cuerpos a enterrarlos, por la falta de información sobre si su cabeza había sido atravesada y que no haya posibilidad que queden zombificados.
Además, si seguíamos enterrando los cuerpos, no hubiéramos tenido más que tumbas en un gran patio donde tranquilamente podríamos haber armado una huerta donde plantar la comida que necesitábamos en el resto de nuestra estadía en este mundo. Necesitábamos una fuente de alimento y no ser como los españoles, unos extractivistas de comida semi elaborada. Nuestra comida no iba a ser para siempre y teníamos que pensar como aguantar el hambre cuando se agotaran nuestras reservas. Éramos como los zurdos de partido de izquierda: mucha lengua, poca mano. Este pensamiento me dio un humor que duró 5 segundos, hasta volver a la realidad.
- Debimos haber tomado más comida - pensé. Pero eso quizás no era toda nuestra culpa. ¿Quién hubiera pensado que en 3 semanas y 3 días esas monstruosidades hubiesen llegado desde el norte, cruzando toda América central y las amazonas caminando? Era humanamente imposible, pero justamente ellos se diferenciaban de los humanos por su falta de conciencia y falta de humanidad.
Pero acaso nosotros, los seres humanos, ¿teníamos humanidad alguna? Éramos los productores de mucho dolor y sufrimiento, guerras, torturas y hasta buscar formas de hacer más potentes a las bombas atómicas.
Los que quedamos aún dentro del colegio, ¿teníamos humanidad alguna?
Bueno, en fin…
Teorías decían que la alerta de cierre de aeropuertos había llegado tarde a Brasil, y que uno se infiltró en el avión, haciendo que se expanda más rápido. Eso tenía mucho más sentido de que venían caminando desde América del norte.
También había teorías de que se había generado en distintos alimentos intoxicados y mutados que habían sido exportados de distintas gigantescas empresas. En fin, ya daba igual. Todo estaba perdido ¿No?
A lo lejos, ví que se acercaba Pato hacia donde estaba recostado. Me senté y tuve la intención de levantarme, pero Patri me hizo un gesto para que me quedara ahí.
Una vez cerca, se sentó a mi lado y se revolcó con agotamiento.
Se hizo un silencio, con el único sonido de las aves
- ¿Mercuri despertó? - pregunté para romper el hielo
-No, sigue igual... para el culo…
-Uhh… que mierda… ¿Vos decís que fue Antelo? - Dije y miré la cabeza de este, clavada a una lejana distancia.
-Yo ya no sé qué pensar de esto… No sé qué pensar de ellos… no sé qué pensar de vos… no sé qué pensar de lo que hacemos… - Y se revolcó aún más.
-Nose, pensá lo que quieras jaja. Esto es un mundo de locos. Lo único que te aseguro es que no te pienso hacer nada malo. - dije y me reí
-Bue, entonces me quedo tranquilo jajaja- dijo y se hizo un silencio
Nos mantuvimos así durante un largo rato, hasta que Pato se levantó y dijo:
-No vengo a descansar. Vengo a avisarte que mañana voy a salir en búsqueda de Maxi. Este es un lugar de locos y él debe estar por ahí pasándola peor que nosotros.
- ¿Realmente queres ir a buscarlo? ¿Aún tenés esperanza que esté vivo? No te voy a prohibir que salgas, pero tampoco quiero encontrarte divagando zombificado en la calle. Me parece una misión suicida… - Dije con sinceridad
-No voy a decir que no es peligroso, porque lo es. Pero prefiero ir a buscar a Maxi allá afuera que quedar aplastado por un horno de madera
-Bueno Patri, no hay problema. ¿A qué hora salís?
-Cuando termine de guardar mis cosas y dormir. Ponele que a las 8.
-Okay! Avísame antes y te saludo antes de tu salida…
Pato se levantó y se fue a la estructura del colegio. Yo seguí acostado.
Hacían horas que estaba ahí. Mi cuerpo no me respondía. Estaba exhausto del quilombo con Antelo y casi no tenía energía para moverse.
-Lo que me faltaba! - dije- Ahora una de las personas en las que más confiaba, se va a ir a buscar a alguien que posiblemente esté muerto…
Me callé y me recosté aún más.
Eran las 17:30 de la tarde y yo seguía ahí, quieto, improductivo…
Al rato, Camila, quien ya en un principio me había desinfectado la herida, se acercó con un envase de plástico y una toalla para cambiarme la venda del brazo que ya estaba roja nuevamente. Agarró mi brazo y lo extendió. Quitó la venda lentamente y pude ver el corte al desnudo.
La hoja había dejado un corte al estilo de línea diagonal en mi brazo, levantando parte de la piel.
-Zafaste que no te tocó un nervio o un cartílago. -me dijo Camila
- ¿Y vos cuándo te volviste doctora?
- Al final, internet y Scoud sirvió de algo JAJAJA.
-Mal JAJAJA
Eran las 19:30 cuando Camila terminó de limpiar en profundidad todas mis heridas. Decidí levantarme e irme con Camila a estar lo último que pueda con Pato, antes de su partida.
En el camino, me crucé con Nicole, quien al verme miró a otro lado y no dio palabra. La ignoré, sería en vano hablarle.
Pasamos por la habitación donde estaba Mercuri aún inconsciente. Pasando, ví a Coanque y a Enzo actuar de una manera, pero me parecía normal ¿Quién actuaría como si nada después de haber visto una ejecución tan sangrienta?
Nos acercamos a la puerta de la habitación de Pato con mucho silencio. Camila me hizo una seña. Él estaba de espaldas, guardando algo en un bolso parecido a los de viaje. No tenía mucho que guardar, ya que no había un ropero o armario para guardar nuestras prendas y siempre las metíamos y sacábamos de nuestros bolsos de ropa.
Editado: 05.06.2021