—Lo siento mucho, debió ser difícil para ti —Karen lo entendía muy bien; pasó por lo mismo a pesar de que era muy pequeña cuando perdió a sus padres, pero cuando perdió a sus tíos, su mundo se vino abajo; sintió que lo había perdido todo. Cuando llegó a vivir con ella, Mara fue un alivio para ella; ya no estaba sola, recordaba a su amiga, y también la perdió.
—Lo fue —el alcohol lo hizo; le hizo decir algo tan íntimo; a pesar de eso, no se sentía incomodo que alguien más lo supiera. Que ella lo supiera.
Karen aprovecha que Dean se distrajo para salir de su agarre.
—El pan está listo, debo sacarlo, ya es tarde; mañana lo terminaré.
Karen saca el pastel del horno; siente la vista de Dean sobre ella.
—Debería ir a bañarse.
—¿Huelo mal? —le pregunta Dean.
—No, solo que…
—Da igual, me voy.
Dean sale de la cocina, está borracho y es mejor que se vaya a la cama. Ya está cansado y efectivamente le hacía falta bañarse cuando iba a abrir su puerta. Se detuvo, se dio la vuelta; la puerta de Karen estaba abierta; entró a la habitación. Sean estaba en la cama, durmiendo plácidamente con un pijama de Bob esponja y Patricio estrella. Dean debió darle un beso y volver a su recámara, pero lo que hizo fue acostarse a un lado del niño, abrazarlo y cerrar los ojos.
Veinte minutos después, ya que había dejado la cocina completamente limpia, subió a su habitación para descansar; Dean ya estaba en casa, así que ya podía ir a la cama y dormir tranquilamente, o eso esperaba, ya que el acercamiento de Dean la perturbaba un poco. Se regaña a sí misma por pensar por un momento que Dean puede fijarse en ella. Si aceptó el trato, no fue porque lo quería; fue por lástima y por las condiciones en las que vivía. Al entrar, no se dio cuenta de que Dean estaba acostado; estaba envuelta en sus pensamientos. Se metió a la cama y entonces pegó un brinco al sentir a Dean, dormido, abrazado a Sean. El niño está abrazándolo. Después de recuperarse de la impresión de ver a Dean, piensa lo que hará; no quiere despertarlo. Se le hizo muy tierna la forma en la que están abrazados.
Al día siguiente, las pequeñas manos de Sean despiertan a Dean. Karen hace horas que salió de la cama. No sabía si Dean tenía trabajo importante por la mañana, por eso llamó a Jackson para decirle que su amigo se había quedado dormido y no iría a la empresa temprano. Jackson estaba un poco sorprendido del nuevo Dean. Sabía que se reuniría con Pamela, pero eso no era impedimento para que él faltara a su trabajo; pocas veces faltaba y él creía saber la razón de aquellas faltas.
—Hola, amiguito. —Dean le acaricia el cabello a Sean.
—Me he dormido contigo —Dean, sin entender a su tío, solo sonríe.
—Mama, mama, mama
Sean comienza a llamar a Karen. Dean se levanta y sus zapatos están a un lado de la cama. Dean no podía creer que se quedó dormido en una cama que no era la suya; seguro estaba tan cansado y borracho que por eso pasó, eso quería pensar, pero en el fondo de su corazón sabía que quería dormir con ellos.
Primero le cambió el pañal; al principio batallaba un poco, pero después que Carmen le enseñara hacerlo lo hacía como un experto. Buscó entre su ropa algo abrigador: encontró un pantalón y un suéter color azul cielo. También miró el pijama de Karen; por un momento por su mente pasó el deseo de quitársela cuando estaba en la cocina.
—Vamos a cambiarte, Sean, y vamos con mamá. —Le sonríe al niño que está jugando con unas cajas de zapatos.
Al bajar, el aroma a chorizo les hace saber que Karen está en la cocina.
—¡Mama! —Sean grita en cuanto ve a Karen.
—Buenos días, mi pequeño —Karen carga a Sean y lo llena de besos.
—Pero qué guapo estás hoy —Karen mira a Dean; sus fintas no son nada buenas, aún con la ropa del día anterior y la camisa llena de labial de Pamela.
—Iré a bañarme —sin esperar respuesta se devuelve, pero antes de subir las escaleras el timbre suena. Maldice un poco, pero va a ver quién es; la cabeza le ha empezado a doler y solo quiere darse un baño e ir a la cama un rato más.
Abre la puerta; para su desgracia son las hermanas de Jackson. Las quiere mucho por ser las hermanas de su amigo, pero justo en este momento no quiere tenerlas aquí.
—Hola, Dean, ¿vienes llegando? —le pregunta la más pequeña de las hermanas.
—Claramente viene llegando, mírale la cara, por poco entramos al mismo tiempo —dice la otra hermana.
Dean estaba deseando no haber abierto la puerta.
—Buenos días, Jana, Ana y Gina
Jana, la más pequeña de las hermanas, se abalanza en los brazos de Dean; desde muy pequeña ha estado enamorada de él. Es su sueño más grande ser novia del mejor amigo de su hermano, pero él jamás le hará caso; eso lo tiene muy claro. Las hermanas de sus amigos son prohibidas, y al contrario las quiere como hermanas.
—Jana, vas a tumbar a Dean; compórtate —Jackson está en la puerta.
—Solo lo estaba saludando, hace mucho no lo miraba. —Jana le sonríe a su hermano.
—¿Qué te paso? Pamela te dio hasta para traer —su amigo bromea.
—No estoy para bromas, Jack.
—Te envió de mal humor.
La risa de Sean los sorprende.
—Vinimos a conocer al bebé; Jackson nos ha traído hasta hoy; dice que la chica que lo cuida estaba un poco mal de salud.
—Espero que le hayan encantado las prendas que le compre; no la conozco y no sabía su estilo. —Gina habla, mientras toma a su hermano del brazo; él y Gina son muy unidos más que nada porque son gemelos, y si es la más interesada de conocer a Karen, su hermano le ha hablado mucho de ella y solo tiene curiosidad de saber cómo es.
—Pasen, están en su casa, debo ir a bañarme.
—Iré contigo, tengo algunas cosas que decirte.
Jackson sube junto con Dean.
—¿Por qué estás a sí? ¿Dormiste fuera de casa? —Jackson tenía curiosidad de saber; Jackson sabía que a su amigo no le gustaba dormir fuera de casa.