Tauro
(18-01-2015)
En estos momentos me encuentro organizando la cocina con ayuda del buen Leo. Desde hace media hora que estamos intentándolo, pero está resultando inútil; hay demasiado desorden y caos. Comida regada por el piso, cristales rotos, líquidos derramados e incluso hay sangre; la sangre producida por la pelea entre Escorpio y Acuario. En definitiva, mi suerte no se la deseo a nadie.
—Ah, ah, ah —respiro de forma agitada. El lugar se halla tan silencioso que puedo oír los sonidos de la escoba que es usada por mi compañero. —Le-Leo, ¡no sabes lo que estoy sufriendo! —revelo agitada en tanto abro el grifo de agua para seguir lavando los platos.
— ¿Qué sucedió? —interroga el muchacho de cabellos rubios y ojos azules.
—Todo esto me cansa. Las peleas de los otros dos signos fijos, los conflictos entre los incompatibles; las alergias de Acuario, el desorden de mis compañeros de cuarto; cocinar sin más. Los refunfuños de Libra… ¡todo es demasiado para mí!
—Yo te entiendo, puedo sentir tu estrés y por desgracia, déjame decirte que Acuario y Escorpio no son los únicos incompatibles peleadores… ¿quieres que te cuente lo visto por mí en la mañana?
— ¿Ah?, no sé qué a te refieras pero hazlo.
Leo suspira, deja la escoba en un lugar. Abre sus labios y me mira consternado.
El reloj del salón marcaba las 10:05 PM, sobre uno de los sillones yacía el signo de los peces, recostada luego de haber tomado un buen desayuno. Ella no estaba sola, en frente suyo estaba parado Géminis; un par de centímetros más adelante el buen Leo.
Géminis no dejaba de mirar con malos ojos a Piscis. Sí bien de acuerdo a la astrología, esos dos signos eran incompatibles, pues eso se había hecho realidad. Durante el desayuno sus diferencias de carácter afloraron, mientras unos comían, ellos se miraban con ojos ataviados de odio. En un momento dado no pudieron más y se soltaron una bomba de insultos, seguido de golpes y jalones de cabellos. Horas después, la situación no había mejorado. Los conflictos seguían de manera silenciosa en la sala.
—Piscis, eres una maldita vaga e inútil. No haces nada más que causar problemas —se quejó el chico de cabellos negros y ojos azules oscuros.
— ¿Y?, ¿Eso que tiene? —contestó de manera agria el signo femenino—. Pues tú tienes la cara de un drogadicto y además sucio pajero —habló parándose.
—Grrr, ¿quieres pelear inepta?
— ¡Pues claro, maldito puto!
El par de signos se miró con rabia. El primer golpe lo asestó ella, fue uno duro en los genitales. Él quedó inválido por unos segundos, después devolvió el ataque jalando de los cabellos a la castaña. Ella gritó, reaccionó con mayor violencia. Lo que ninguno de esos sabía es que su espectador secreto no se quedó de brazos cruzados. Él, mejor dicho; Leo, corrió hasta el cuarto de Libra, le dio explicaciones y ella pudo decir:
— ¡Carajo! ¿Es que no pasa un día en esta casa sin que no ocurra un desastre?
Libra y Leo acudieron al conflicto. La chica de aire tomó a su compañero de elemento por los brazos, lo separó y se fueron. Él sonriente; ella con un sabor amargo en su boca.
Leo y Piscis se quedaron en la sala. La de agua había lastimado y sufrido daño psicológico. Ella aparentaba estar bien, ocultó su penar dándose la vuelta y acurrucándose en un sofá.
— ¿No llorarás? —interrogó el de fuego.
—No. Esta mañana recordé que en mi “anterior vida” mi madre solía insultarme cuando las cosas salían mal, echarme la culpa de sus problemas o maltratarme de forma psicológica —respondió el otro signo.
Leo dudó, Piscis no quería seguir hablando. Movió su cabeza y en tanto hacía intentos por dormir; una lágrima suya cayó.
—Es así como sucedió. En verdad sentí pena por la pobre Piscis; ella es tan adorable, se comporta e incluso hace unos ruidos similares al de un gato —revela Leo. Ello me resulta curioso, viniendo de un signo que se supone es dos peces.
— ¿Tienes más para decirme? —pregunto, no deseo quedarme con las dudas.
—Esto sí. Creo que hay un poco de tensión entre Cáncer y Libra, bueno, la cangreja llamó “alienada” a la balanza; no tengo idea de lo que esa palabra signifique.
—Hmm, vamos a la sala.
Leo se pone detrás de mí. Ambos salimos de la cocina, llegamos a la sala y vemos que hay varios ahí.
—Fastidios por aquí, fastidios por allá. Fastidiamos a Virgo día y noche sin parar —canta Sagitario emocionado al tiempo que baila de un lado al otro. Junto con él están Piscis, Acuario y Capricornio que replicaron la danza.
— ¿Capricornio, Acuario? ¿Qué hacen bailando así sí ustedes dos son serios? —les interrogo a ciertos signos.