Ael, la profecía de un héroe

Pasaje de las gárgolas.

Punto de vista de ko-en-li.

Llevamos tres horas caminando sin descanso, estos extensos túneles son verdaderos laberintos, muchos mueren aquí por el simple hecho de perderse. He dedicado mucho tiempo a memorizar cada túnel, cada roca, cada detalle que me ayude a orientarme. He creado un mapa mental lo más detallado que pude, conozco incluso algunas salidas alternativas por si no podemos salir por la entrada principal.

Más adelante se encuentra el pasaje de las gárgolas, un camino de criaturas aladas, esculpidas en roca. Los detalles de estás estatuas hacen aparentar que esas criaturas alguna vez estuvieron con vida.

El joven escudero va junto a la elfa Sheila quien le va contando sobre las rarezas de esta mazmorra.

–Sheila, ¿De dónde han salido todas estas estatuas?.–

–Nadie lo sabe con exactitud, llevan aquí siglos, algunos creen que fueron esculpidas por los antiguos elfos como una advertencia para que nadie entre aquí. Otros creen que en realidad son criaturas petrificadas. Dicen que si alguien las molesta, estás podrían cobrar vida.–

Nos acercamos a una gran estatua de mármol blanco con la figura de un elfo, vestido con ropas de lujo, como si fuera un ser divino casi un dios. De su mano derecha emana una flama que arde eternamente.

–¿Quién es?, Parece una especie de ser divino.–

–No estás tan equivocado, esta es la estatua de una de nuestras Deidades, fue construida aquí como un lugar de oración para todos los aventureros que arriesgan sus vidas aquí.–

–Todo el mundo conoce la historia de las Deidades, pero nunca había visto una estatua tan detallada de uno de ellos.–

–Esta es la estatua de la Deidad Aexo, también conocido como el dios del fuego eterno. Se dice que podía dominar las llamas del mismo infierno, las cuales no pueden extinguirse con nada.–

Uno por uno se van acercando al pie de la escultura dejando una respetuosa reverencia junto a una moneda, está rutina se ha hecho una costumbre entre los aventureros, algunos incluso consideran que entrar aquí sin dejar una ofrenda puede ser de mal augurio.

El joven escudero se ve muy sorprendido, ha dejado su vista clavada en la estatua un buen rato, parece que nunca había visto la imagen de una deidad.

El camino ha estado bastante tranquilo, solo alguna que otra alimania sin importancia, hasta ahora no hemos tenido que desperdiciar maná, las cartas mágicas de esa elfa han sido de mucha ayuda, parece que no fue tan mala idea contratar algo de ayuda.

"Está será nuestra primera parada, aprovechen para descansar y comer algo"

–Lider, no le parece que ha estado demaciado tranquilo hasta ahora.–

"No te preocupes Axtrix, ha habido varias incursiónes seguidas está semana. Seguramente otros aventureros también tomaron este camino con anterioridad".

–Que haremos si saquearon la cueva que encontramos, no habrá muchas recompensas que salvar.–

"La cueva estaba bien escondida, no creo que alguien la pueda encontrar y si lo hicieron no habrán podido derrotarla sin estar preparados".

–¿Que hay de esas dos, son de confianza?.–

"Persia fue quien las reclutó, sabes que ella tiene un buen ojo para eso.–

–Debimos haber dejado al niño, se nota que no tiene experiencia en estas cosas. Si se asusta y empieza a correr será un problema. No pasará nada si un esclavo muere aquí abajo, pero es muy diferente con los aventureros registrados. Si el mocoso no regresa con vida nos incautarán todo lo que hayamos conseguido.–

"No recuerdo haberte pedido ninguna opinión, pero para tu tranquilidad debes saber que ya había tomado en cuenta esa posibilidad".

–No cuestiono sus órdenes, yo solo decía.–

"No siempre se pueden evitar todos los riesgos, por eso es que nos llaman aventureros, nuestro destino aquí abajo es impredecible".

Los esclavos sacan algo de leña de una mochila y la apilan para hacer una fogata. El suelo es tan húmedo que se les complica encenderlo. El joven escudero carga en la punta de sus dedos un poco de maná para formar una pequeña bola de fuego, la cual lanza para ayudarles a encender la fogata. Los esclavos agradecen su gentileza con una exagerada reverencia.

"Eres muy joven para dominar la magia elemental. Dime, ¿Hace cuanto abriste la puerta elemental del fuego?"

–No hace mucho, aunque en realidad mí especialidad es el elemento agua.–

"Pero que dices, normalmente uno se especializa en el elemento que se le hace más sencillo manejar, si tu ya has abierto primero la puerta del fuego, deberías especializarte en ella".

–Creo que esa regla no se aplica conmigo, ya que abrí todas las puertas al mismo tiempo.–

"Deja de bromear muchacho, nadie abre todas las puertas a la vez".

Creo que no fui el único que se sorprendió, incluso las guerreras elfo tenían rostros de sorpresa al ver al muchacho invocar un torbellino de aire con una de sus manos y con la otra haciendo levitar algunas rocas del suelo. Mientras una serpiente de agua y otra de fuego giran a su alrededor.

"Nada mal muchacho, nada mal. Creo que me serás más útil de lo que pensé, tal vez hasta te enseñe algunos trucos".



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En el texto hay: fantasia, mundo magico, aventura

Editado: 07.06.2023

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