Eithan.
- ¿Tienen todo? - Tiana preguntó por enésima vez, la madre de Dante. Desde que estamos acá en Hamburgo, siempre se ha preocupado por nosotros, nos trata como si fuésemos sus hijos, aunque en teoría uno lo es.
- Si Tiana, no te preocupes. -Dijo Fran, pasándole un brazo por los hombros. - En estos días lo que más voy a extrañar va a ser a vos. – Dijo abrazándola contra él. – Y obvio a tus comidas. -Dante bufó, provocando que Fran se ría. – No te pongas celosa, chiquita. -Dijo y nos reímos todos, menos Dante, que le sacaba el dedo del medio en términos de paz, creo.
Estuvimos toda la tarde ordenando las valijas de los chicos. ¿Tendría que hacer la mía? Sí. ¿La voy a hacer? Obvio que no. Posiblemente Tiana se enoje conmigo y me haga hacerla, obligadamente.
Creo que Tiana es una madre para mí, siempre demostró ese cariño inmenso que le expresa a todos. El verdadero quien pudiera. Yo no puedo, me agobia tanto amor, expresarlo. Bueno, no se si agobiar, me da miedo. Me da miedo pensar que en algún momento puedo entregarme emocional y físicamente a una persona. Pensar que tiene todo el poder de destruirme. En simples palabras, me da miedo el amor. Tengo tanto por expresar, pero no se como comportarme al respecto, jamás tuve la oportunidad de hacerlo. Estar con chicas, estuve, una noche y otra historia. Pero ponerme a socializar con alguna y que no me de la necesidad de salir corriendo al terminar la noche, poder quedarme y hablar de la vida, que vea mis inseguridades y no se vaya. Supongo que si tengo un alma gemela, en algún lado de este mundo de inservibles, la conoceré, y si no, bueno, en otra vida será.
- ¿Las amigas de Mía son buenas? -Preguntó Dante, sacándome de mis pensamientos.
- ¿Son buenas o están buenas? – Dije levantado una ceja. Ya se conocía como era Dante, era obvio. Hormonal.
- ¿Cómo podés pensar eso de mí? – Dijo ofendido. Rodeé los ojos.
- Es obvio, querida Dante. – Intervino Adam. – Y si, son buenas. -Dijo sentándose en frente de nosotros, mientras doblaba la ultimas remeras que le faltaban. – Son tres chicas, bueno, Mía la conoces, ya sabes como es. – Dante asintió, un poco asustado. Siempre nos cuenta las veces que Mía le pego o lo amenazaba con golpearlo, solo porque se comió sus galletas, o eso creo, no me acuerdo. – Después está Olivia, es como Mía, pero mas dulce, tiene un buen humor y es como vos, respecto a las hormonas. -Dijo señalándolo con la cabeza. Me reí y Dante me miró con una cara de pocos amigos. – Y por último está Julia, ella es todo lo contrario a las dos. Es amorosa y dulce, sí vas a bailar en medio de la plaza con una bolsa de basura en la cabeza, ella te acompaña. -Dijo y me dio la necesidad de conocerla, no sé por qué, pero la necesito conocer.
- Son todo un amor ellas. -Apareció Emilia, la novia de Adam. Nos saludo con la mano y se sentó encima de las piernas de Adam, dándole un beso en los labios. Me dieron ganas de vomitar. Con Dante hicimos ahorcadas con la escena de los tortolitos. Ellos se reían. – Las veces que estuve con ellas la pase increíble. - Dijo mirándonos. ¿Por qué tengo la necesidad de irme ya mañana para Argentina?
- ¿De quiénes hablan? – Dijo Fran, llegando con Gero, fueron a comprar para cenar, ya que prácticamente nos quedamos toda la tarde ayudándolos a ordenar todo.
- Hormonas de Dante, Olivia, Julieta... -Dijo Dante enumerando con los dedos.
- Julia. -Lo corregí. Tanto Adam como Emilia, me mirando, alzando las cejas, rodeé los ojos. - ¿Qué? -Pregunté, alzando una ceja.
- No, nada nada. -Dijeron al unísono. No les di mas vuelta al tema y proseguí a comerme la hamburguesa que compraron los chicos, no es mi favorita, pero tengo hambre.
- Bueno, mañana volamos para Argentina. -Dijo Fran poniéndose de pie. -Esto merece un brindis. -Dijo alzando la cerveza que tenía en la mano.
- Todos son motivos para brindar para vos. -Dijo Dante provocando que todos nos reíamos. – Pero merece un brindis esto. -Dijo poniéndose de pie también.
Tanto Adam como Emilia, los imitaron alzando sus cervezas. Todos se detuvieron para mírame fijamente. Sonreí y me puse de pie.
- Salud. – Dijimos todos y chocamos las latas de cerveza, riendo.
No puedo dejar de pensar que dentro de una semana estaremos todos en Argentina. Si, pienso demasiado las cosas, me gusta analizarlas. Aunque jamás los diga ni tampoco muestre interés en decirlos, no significa que no estén ahí.
Lo que nos espera en Argentina...
Julia.
- ¡Bruno! ¡Si no salís en este momento del baño, juro que entro a sacarte de los pelos! – Gritó Mía, golpeando la puerta del baño. Me miró y se suavizó. -Buenos días princesa. -Dijo y me reí, es violenta pero simpática. - ¿Te desperté? – Dijo y negué rápidamente. Aunque si es verdad, pero no quiero hacerla sentir mal. Igual estamos hablando de Mía, la persona que menos le afecta las cosas, según ella.
- No, esta bien, ya tenia que levantarme igual. – Dije pasando por al lado de ella. – ¿Y los demás? -Pregunte bostezando.
- Olivia y Wilson se fueron al departamento para arreglar todo cuando llegué Adam. -Dijo apoyándose contra la pared. Hoy llegan Adam y Fran. Los demás chicos llegan recién la otra semana. – Yo debería ir ya, ¡Pero si alguien no se apura en salir del baño no puedo! – Dijo gritándole a la puerta del baño. - Dale, Bruno, ¡deja de depilarte y salí! – Y pensar que es mi ship frustrado, los amo.
Automáticamente, la puerta se abrió dejando ver a un Bruno con una sonrisa de maldad.
- Perdón por afeitarme el bigote, señora apurada. -Dijo saliendo del baño. – Ah, Mía. -La llamó, ella se dio vuelta con poca paciencia. – Me llamo Adam. -Dijo, tanto Mía como yo fruncimos el ceño. -Dice que desde allá se nota el semejante bigote que tenes. – Ni bien finalizó esa oración, salió corriendo. Yo largué la carcajada, más al ver la cara de Mía yéndose corriendo al espejo del baño a ver si era verdad.