¿Qué tan complicada puede llegar a ser mi vida siendo apenas un adolescente de solo 140 años? pues mucho, y más cuando comienzo la universidad por décima primera vez en mi vida. ¿Qué quién soy yo? pues me llamo Stefan Maxfield el chico más importante de todo Seattle, tengo 18 años desde hace 140 años y voy a la universidad, como cualquier adolescente. Tengo dos hermanos, un hermano mayor, Galen, y una hermana pequeña, Rebecca (Becca) odia su nombre completo, la cosa es que aparento ser un adolescente normal, que tiene los típicos problemas de adolescente como lo son estudiar, salir de fiesta. Pero, hay algo más, mi pequeño secreto, más bien el secreto de toda mi familia aquel secreto que es inconfesable, aquel secreto que reside en nuestros ojos. ¿Están dispuestos a guardarnos el secreto?
En este preciso momento quisiera tener más poder que mi padre y mandarlo a otra galaxia para que olvidara la absurda idea de obligarme a venir a la universidad, es decir, no es que me moleste tanto, pero no lo necesito. Eh vivido cada hecho histórico importante desde que tengo memoria, solo que estoy algo cansado ya de ver las mismas clases siempre y a decir verdad tengo una gran enemistad con los profesores que creen saber de historia y creen saber la verdad. Voy cruzando las puertas de la universidad de Seattle, y me encanta el efecto que tengo en las personas no lo voy a negar. Todos hacen silencio cuando yo entro, se apartan para que el camino me quede despejado, de pronto una ola de chicas me alaban. Si, esto de estudiar no es tan malo después de todo. Sigo mi camino hasta mi casillero hasta que algo llama por completo mi atención.
Me llega un olor es muy exquisito a sándalos con rosas por Dios. Estamos en la universidad de donde carajos sale ese olor. Sigo ese olor, que olor, me está volviendo loco, me está provocando mil cosas, me provoca palpitaciones más de lo normal. Cuando llego a la fuente del olor me encuentro con la causa. Y entonces pasa, pasa que me topo de frente con la chica que tanto he estado buscando por lo que parece un eternidad. Me le quedo viendo a los ojos es realmente hermosa. Parece que no soy el único aquí que quedo hipnotizado, mi mirada parece ponerla nerviosa lo sé por sus gesto, le doy una sonrisa de boca cerrada. Esta chica de aquí no sabe que desde hoy y para siempre será mi mayor tesoro. Es blanca como la leche, de ojos azules como el mar, estatura 1,60 juraría que es más baja que Becca y tiene un hermoso cabello rubio que le llega un poco más abajo de sus codos me deja impactado jamás vi un rubio tan profundo y al mismo tiempo tan brillante tiene un cuerpo vaya que es flaca pero su cuerpo bien formado definitivamente ella no es mi tipo de chica pero por ella haría una excepción una maldita excepción porque hay algo en ella que llama mi atención más que nada y deseo estar a su lado para protegerla, cuidarla pero sobre todo quiero amar a esa chica por siempre. — Te Encontré. Digo para mí, la encontré definitivamente es ella Dios... la mujer que eh estado buscando toda mi vida
MI ALMA GEMELA....MI AETERNUM.
Pronto utilizo mi magia para que hable conmigo, pero tan pronto como utilizo mi magia ella no hace nada, lo vuelvo a intentar — Ven, acompañe. Y nada. — NO PUEDE SER. Necesito saber más de ella. Tendré que ir despacio lo que menos quiero es arruinar todo con ella además quien tiene prisa si tiempo es lo que me sobra. La realidad del caso es que yo pensaba en toda mi vida que yo era un enigma pero esta chica de acá me gano es un enigma maravilloso y, que creen, yo quiero descubrirla.
"Le ruego me permita hacer borrón y cuenta nueva. La edad no tiene realidad, salvo en el mundo físico. La esencia de un ser humano se resiste al paso del tiempo. Nuestras vidas son eternas, lo que significa que nuestros espíritus siguen siendo tan juveniles y vigorosos como cuando estábamos en plenitud. Piense en el como un estado de gracia no el medio para nada, sino el alfa y el omega. Un fin en sí mismo. "
Gabriel García Márquez
Necesito crear un plan para que mi hermosa alma gemela no se dé cuenta que muero por ella. Mientras eso sucede sigo mi camino, debo llegar a la dirección. Suena el timbre lo que me avisa que ya voy tarde así que me apresuro un poco más, cuando entro al salón me alegra mucho el saber que ella está en mi clase de teoría literaria, creo que no será tan malo después de todo. Sera un gran año. Antes de que termine la clase el profesor me da la oportunidad de presentarme antes de llegar al frente la veo con mucha intensidad jamás me cansaría de eso.
—Chicos antes de salir tenemos un nuevo compañero, por favor pasa al frente y preséntate. —Hola chicos, soy Stefan Maxfield, tengo 17 años y me acabo de mudar aquí. Dicho esto salgo como alma que lleva el diablo debo encontrar a los gemelos cuanto antes. A lo lejos en la cancha de fútbol logro ver esos cabellos canosos que conozco tan bien. — Y los viejitos canosos como se adaptaron a su primer día. Ellos ruedan los ojos ante mis palabras, les contare un poco ellos son Zachary y Dakari, son altos, piel blanca, ojos azules y sus impresionantes cabellos blancos, son hijos de mi hermano Galen y su esposa Alaska, es decir, mis sobrinos son los únicos que me caen bien en esta universidad. —No van a creen lo qué me sucedió, es lo mejor del mundo. — Que, qué cosa es tío Stef. Menciona un emocionado Zachary son adolescentes aunque sus tamaños no los engañe, abra que esperar que maduren. —Acabo de encontrar a mi alma gemela. La emoción en mi tono de voz es mucha y se nota a leguas. Ellos por su parte están muy impresionados, me abrazan y felicitan dicho esto nos vamos directo al estacionamiento para llegar pronto a casa y dar por finalizado uno de mis días favoritos. Una vez estoy en mi casa se me ocurre que de cierto modo podre conocer mucho más a mi pequeño ángel, uno de mis poderes es implantar sueño o fantasías en la memoria de las personas y creo que con ella serian hasta mis favoritas. Con solo esos pensamientos logro quedarme dormido con mi alma gemela en mi mente.
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Editado: 23.09.2019