Agencia de Seguridad Civil: Los Reclutados

Capítulo 15: Liberado

Zeth abrió el candado de la jaula con uno de sus huesos. El fuego los había rodeado y el tiempo se estaba agotando junto a la oportunidad de escapar. Andrea ayudó a Mike a salir. Zeth no les dio tiempo de hablar, jaló a Andrea por uno de los pasillos entre las butacas, que iba a las salidas superiores donde el fuego no había llegado todavía.

Andrea no soltó en ningún momento la mano de Mike. Volteaba de vez en cuando para verlo, estaba asustado, regresando la mirada constantemente a la jaula, tal vez pensando que era mejor estar ahí. Ella apretó fuerte y le sonrió, transmitiéndole su confianza para que no pensara ni siquiera un segundo en volver con Koch.

Salieron a toda prisa del edificio de ventas. Los multimillonarios estaban alejados del peligro, con sus guardias y esclavos rodeándolos. Aglomerados alrededor de una plataforma improvisada con un pedazo de metal encima de la cabeza de varios hombres. Encima estaba el subastador, tratando de calmar a las personas. Fue hasta que alguien le consiguió un megáfono que pudo hacerlos callar.

—Escúchenme, entiendo su enojo y espero que entiendan la situación —Les dijo a todos. Andrea pasó de largo junto a Mike, cubriéndole la cabeza con su chaqueta, pero Zeth no pensó igual, les prestó demasiada atención—. Terminaremos este evento el día de mañana a primera hora en las instalaciones del norte. Las compras hechas hasta ahora se respetarán, por el momento tenemos que asegurarnos que no pueda suceder un accidente similar. Cada esclavo será vendido y todos tendrán la oportunidad de ampliar su colección ¿Quedó claro?

—Bastante claro —Zeth intentó hacer algo con ellos, pero Andrea le detuvo agarrándole por el hombro.

—Zeth tenemos que irnos, hay que buscar a Marey y Santiago —susurró.

—No puedo dejar que sigan con esto, Andrea —Un estruendo se escuchó los hizo alzar la mirada. Disparos y gritos hicieron que los guardias corrieran a proteger a sus señores.

—Los esclavos escaparon —gritó alguien a lo lejos.

Desde el otro lado del edificio corrieron decenas de esclavos. Se dirigieron a donde estaban sus amos; algunos conpalos, tubos e incluso armas que lograron quitarle a los guardias que se encontraron.

—Deja que ellos se encarguen ¿Sí? —Zeth la volteó a ver. Deseaba hacer lo mismo que ese puñado de hombres, ninguno en aquel lugar merecía seguir vivo.

—Vamos.

Corrieron hasta el todoterreno, Zeth subió como chófer, mientras que Andrea y Mike entraron en la parte trasera. Zeth encendió el motor y aceleró, derrapó un poco y condujo alrededor de la propiedad por un rato. Volteó un par de veces por el retrovisor buscando a Marey y Santiago. Andrea le dio consuelo a Mike que temblaba de miedo. Se sentía aliviada de saber que no sufriría más, pero todos esos hombres peleando por ver a quien le pertenecía la vida de otros le hacían hervir la sangre.

—¿Todo bien? —preguntó Zeth cansado de tanto silencio.

—Eso creo. ¿Cómo te sientes, Mike?

—Y-yo... Gracias —respondió con miedo.

—Tranquilo, todo estará bien, te lo prometo. ¿No hay rastro de ellos?

—Nada —Zeth regresó la vista al camino—. Deberíamos volver al campamento. Tal vez ellos ya estén ahí.

—Si, esperemos que ellos piensen lo mismo y se dirijan allí.

*

—Creo que estamos perdidos —Santiago sentía mucho ardor en una de sus piernas. Una de las llamas de Marey lo alcanzó cuando estaban tratando de salir del lugar de subastas.

—No te preocupes —Marey los guiaba a través del bosque—. Debemos estar cerca del campamento, cuando lleguemos te podremos curar.

Marey se sentía culpable por el incidente que quemó a Santiago. Antes de lo que imaginaron el edificio se cubrió de fuego. Salieron por una puerta trasera en dirección al bosque y caminaron hasta estar seguros de que nadie los perseguía. Marey tomó la iniciativa de guiar a Santiago para enmendar su error, pero no sabía el camino de regreso al campamento, aunque no se lo dijo después de tanto avanzar.

Un estrepitoso ruido los hizo saltar del susto. Voltearon al mismo tiempo, un sujeto con una máscara plateada con cuernosles apuntaba con una lanza granadas. Santiago reconoció al instante de que se trataba, pero antes de poder decir algo tuvieron que saltar a lados contrarios. Una granada cayo donde habían estado y explotó. Santiago se levantó apresurado. Intentó correr, pero la granada cayó a sus pies, levantó un muro de tierra como escudo, pero la fuerza de la explosión lo arrojó hacia atrás.

Marey volteó para ver al sujeto de la máscara, la estaba viendo sin dejar de apuntar su arma a donde estaba Santiago. Ella dio un paso adelante, lo que hizo que disparara una granada contra Santiago. Marey cambio de rumbo hacia el regordete muchacho. La granada comenzó a liberar una gran cantidad de gas rosado. En cuanto Marey cruzó la cortina el enmascaradodisparó otra granada, al explotar, el calor reaccionó con el humo aumentando el rango de explosión.

Marey se levantó de entre el polvo de la explosión lista para atacar, creó una llama en su mano que hizo pequeñas reacciones con el humo que quedaba en el aire. El sujeto ya no estaba, había desaparecido.

—¿Qué fue eso? —preguntó Santiago—. Casi me hago en los pantalones.



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En el texto hay: accion, aventura, poderes

Editado: 23.05.2022

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