Agencia de Seguridad Civil: Los Reclutados

Capítulo 27: Tormenta

La ventisca comenzó a aumentar su intensidad a medida que los chicos se acercaban a la montaña. Marla los envolvió a todos con su burbuja de campo de fuerza, pero le era difícil avanzar en contra del viento. Hubiera preferido esperar a los chicos en la pista de aterrizaje, esperando a que la ayuda llegara. Volteaba de vez en cuando hacia atrás, asegurándose de no ser perseguida por los monstruos de nieve.

—Veo algo entre las piedras —mencionó Zeth. A su distancia apenas si se distinguía, pero había dos luces que les indicaba donde podía estar Marey. Zeth lo agradeció porquecomenzó a sentir como su cuerpo se entumía por el frio del ambiente.

—Debemos darnos prisa la tormenta esta justo encima nuestro —gritó Andrea alzando la mirada al oscuro cielo mientras las primeras gotas de aguanieve caían.

—¡Alto!

Obedecieron al más escuchar la voz tan fuerte y clara entre la tormenta. Desde el suelo se levantaron hombres vestidos enteramente de un traje tan blanco como la nieve y con máscaras plateadas con cuernos, todas iguales, de su costado tomaron unas espadas onduladas y amenazaron con atacar a los chicos. Zeth y Kevin se pusieron en guardia en seguida, unas espadas no serían de temer contra ellos.

En cambio, Marla se rodeó con un campo de fuerza, ya queno quería ser empalada. Mike a su lado no supo que hacer, volteó de un lado a otro abrumado por la cantidad de personas que salían de la nieve sin parar. La voz se alzó nuevamente ante la tempestad.

—Entréguense ahora y sus vidas duraran más —voltearon a todos lados esperando encontrar al responsable del anuncio, pero no lo encontraron por ninguna parte. En su lugar se toparon un parlante clavado al suelo.

—¿Por qué no se entregan ustedes mejor? —preguntóKevin bajando la guardia—. ¿Acaso saben con quien se están metiendo?

—K-Kevin, no los hagas enojar —dijo Marla, los nervios la tenia de punta y prefería entregarse si eso le daba másoportunidades de vivir.

—No tenemos tiempo para esto —dijo Andrea observando a todos sus enemigos.

—Marla, ¿Puedes llevar a Andrea a la montaña? —preguntó Zeth estirando su cuerpo.

—¿Cómo? —Los rodeaban decenas de personas armadas, llegar hasta la montaña era casi imposible.

—Solo tenemos que caminar, Marla —Andrea dio pasos hacia adelante con Nicole en brazos—. Corre a través de ellos y empújalos con tus campos de fuerza.

—Soldados, atrápenlos, los quiero vivos —volvió a hablar la voz.

Los hombres de blanco se lanzaron al ataque en contra de los chicos. Zeth recibió al primero de ellos, esquivó una estocada al cuerpo que pudo ser mortal. Lo sujetó del brazo y le propinó un puñetazo al rostro que lo derribó sin oportunidad de volverse a levantar.

Más de ellos se acercaron impidiéndoles el paso a los chicos. Kevin caminó entre los soldados atravesando sus cuerpos, llevaba las manos en la espalda y veía como trataban de atacarlo. Torpemente uno de ellos blandió su espada, atravesando su cuerpo, pero clavándose en contra de uno de sus compañeros. La blanca nieve se cubrió de un color carmesí a medida que el otro soldado perdía sangre de su cuerpo.

—Dios mío —dijo Marla espantada al ver al sujeto caer—.No, no, no, no.

—Vámonos —Le pidió Andrea tapándole los ojos a Nicole—. Marla corre por favor.

—¿Está muerto? —preguntó la abrumada chica.

—No lo sé, pero no podemos quedarnos a averiguarlo —Le dijo Andrea sujetándola por uno de los hombros—. Debemos rescatar a Marey y volver por Santiago antes de que la tormenta nos atrape o nosotros podríamos morir.

—¡¿Qué? —Marla abrió los ojos horrorizada, no quería morir, pero tampoco podía con la idea de ser culpable de la muerte de alguien. Dio lentos y torpes pasos en la nieve hacia adelante—. Creo que voy a vomitar.

—No hay tiempo para eso —Kevin apareció por detrás y sujetó a las dos chicas. Las empujó fuera del campo de fuerza y atravesaron a todos los soldados que tenían delante. Les dejófuera de peligro y entonces se volvió hacia los de blanco—.Corran, las alcanzaremos en unos minutos.

Kevin regresó a la acción, dejó que una espada atravesara su cuerpo, pasó de largo al soldado y desde atrás le dio una patada en la cabeza que lo dejó fuera de combate de una. Todos sus años en la calle no serían en vano, las peleas eran lo suyo. Corrió adelante, esquivó un ataque, saltó apoyándose en el pecho de su atacante y le propinó un fuerte golpe a otro soldado cercano. Se quedó arrodillado en su lugar con la cabeza baja, dejando que los hombres se le acercaran, entonces alzó la mirada. Llevaba pintadas un par de líneas debajo de los ojos, con un fuerte grito de guerra se lanzó en contra de los soldados.

Zeth llevaba una colección de seis espadas atravesándole el cuerpo como alfiletero, mientras blandía sin control otras dos que llevaba en cada mano. Los soldados de blanco apenas si podían acercarse. Quienes lograban esquivar los golpes de Zeth terminaban agregando una espada más a su colección para después ser golpeados por uno de los costados de las espadas de Zeth. Aunque no eran cortados, el golpe terminaba rompiéndoles alguna costilla o desmallándolos, aunque Zeth pudo jurar que vio alguna oreja salir volando.

Mike esquivaba las embestidas de los soldados. Era quien peor la llevaba, pues él no podía darse el lujo de dejar que lo atravesaran, o lo matarían. Esquivó a uno de los sujetos y tratando de imitar a sus compañeros le propinó un débil golpe, pero eso no movió ni un centímetro al soldado de blanco. El hombre arremetió con un cabezazo al rostro del muchacho para después patearlo en el pecho. Mike rodó por la fría nieve. Se quejó del dolor que los golpes produjeron y llevo las manos al rostro, más soldados acercaron hasta él, preparándose para acabarlo.



#13278 en Otros
#2128 en Acción
#1668 en Aventura

En el texto hay: accion, aventura, poderes

Editado: 23.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.