Blue
En la noche Alessandro me llevó hasta la habitación en la que desperté y me dijo que sería aquí donde me quedaría. La cama a pesar de ser bastante dura es cómoda, y pude descansar.
Después de haberme levantado temprano, me duché y cepillé mis dientes, tomé una muda de ropa que dejaron encima de mi cama, consiste en unos jeans desgastados y una linda blusa aguamarina.
Me acerco al espejo que está en una esquina y peino mi cabello. Cuando lo echo hacia atrás diviso la cicatriz que está en mi frente cerca de mi cuero cabelludo, casi imperceptible.
Es pequeña, pero aún así la puedo ver, y verla me hace recordar.
Coloco mi cabello hacia delante de nuevo; tapándola, no son recuerdos que quisiera rememorar.
Tocan la puerta y diviso a través del espejo una melena rubia asomándose mientras la abre.
—¿Cómo amaneciste en tu nueva habitación Blue? —pregunta Sasha. Ayer después de ese excitante momento con su hermano en la cocina, luego de que ella se fuera, no caí en cuenta que me fui de ahí sin esperarla, me siento un poco culpable al recordarlo.
Es una tontería, pero lo siento, porque Sasha ha sido muy dulce conmigo.
—La cama es muy cómoda, gracias —sonrío hacia ella y me devuelve la sonrisa, mostrando todos sus dientes blancos.
»¿Cuándo me van a liberar? —no quiero presionarla porque sé que ella no tiene que ver con esto, pero algo me dice que sabe más de lo que aparenta.
Es una niña muy astuta.
Su sonrisa muere y es reemplazada por un rostro lleno de culpabilidad.
—Te prometo que no te van hacer daño —evade la pregunta con astucia y un repentino alivio me invade al saberlo. Puedo ser muy fuerte y haber entrenado mis últimos años, pero solo soy una contra todos ellos.
—No es lo que pregunté pero gracias —cuando esta por decir algo más la puerta vuelve a abrirse y por ella aparece una chica de cabello castaño.
Hace una reverencia hacia Sasha como si se tratara de la realeza y luego voltea a verme de manera despectiva.
Mi ceño se frunce lleno de confusión porque yo claramente no le he hecho nada pero ella parece odiarme sin razón.
Mira nuevamente a Sasha y sonríe hacia ella de manera rígida.
—Buenos días señorita, el desayuno está listo —le informa.
—Gracias Betty, ya vamos a bajar, dile a mamá —le pide con su voz dulce.
La chica que ahora sé se llama Betty sonríe con nerviosismo, intercalando su mirada de Sasha hacia mí, para finalmente dejarla sobre Sasha.
—Señorita, su madre necesita a la señora Jenkins en el despacho con urgencia —mierda, me ha llamado señora. Apenas tengo veintidós, soy una bebé.
Bueno, no una bebé, pero tampoco una jodida señora, así que eso me ofende un poco, y sé que lo dijo solo para burlarse.
Sasha parece notar el modo despectivo en el se dirige Betty hacia mí y la mira con un poco de enojo. Le hago saber que no me importa y se aminora un poco.
Miro a Betty que aún me observa con su sonrisa de suficiencia y sonrío también, desconcertándola.
—Gracias Berny, dile por favor que iré enseguida —le señalo la puerta en una clara invitación para que se espabile y salga de aquí.
Sí, es una inmadurez lo que hice, pero ella en serio me enojó con sus miradas despectivas sin ninguna razón.
Betty enfurece, pero sale sin replicar.
—Ella está tan celosa —se carcajea Sasha, la observo reír y me uno a ella sin entender.
—¿Está enamorada de ti acaso? —pregunto sin dejar de reír.
Sasha ríe con más fuerza y niega con la cabeza.
—¡No! —exclama—, ella está perdida por mi hermanito y por Alessandro. Aunque este último nunca le ha dado ni una segunda mirada, sé que se acostó una vez con mi hermano porque no dejó de presumirlo durante toda una semana con todo el mundo, tiene una tendencia posesiva, cree que mi hermano es de su propiedad.
Río un poco, mientras una molesta punzada de celos me recorre al saber que el rubio estúpido se acostó con Berny.
Diablos, los celos no, apenas van horas desde que lo conozco y eso que llegué hace tres días.
Olvídalo Blue, cero celos, esto no es para ti.
Me levanto de la cama como si lo que ella dijo no me hubiera afectado en nada y tomo su brazo con el mío, levantándola en el proceso a ella también.
—Divertido —corto el tema—. Ahora guíame con tu madre —la preciosa sonrisa que hace unos segundos estaba en su rostro desaparece gracias a mis palabras y su cuerpo entero se tensa.
Pasa saliva con dificultad y me ofrece una sonrisa tensa, nada que ver con las anteriores.
—Vamos.
Aprieta mi brazo con firmeza y se encamina al despacho de su madre.
Subimos a la tercera planta de esta enorme casa y toca la puerta de la única habitación que hay aquí.
Esta se abre mostrando a un hombre de casi dos metros con traje y lentes oscuros, tiene los brazos cruzados. Él le hace una señal con la cabeza a Sasha y ella asiente para después besar mi mejilla e irse, la observo mientras desaparece por las escaleras hasta que un carraspeo me devuelve a la realidad.
El mastodonte se hace a un lado invitándome a pasar, avanzo con precaución.
El despacho es más grande de lo que imaginaba y está lleno de estanterías con libros.
Me gusta.
Ojeo toda la estancia deteniendo mis ojos en una mujer pelirroja sentada frente a mí detrás de un escritorio de madera.
Un extraño estremecimiento me recorre, es cómo si la conociera de alguna parte.
Ella es tan parecida... a mí.
Sus ojos azules están llenos de lágrimas sin derramar, mientras su cuerpo sufre de leves temblores.
Finalmente se levanta de su silla dejándome ver que es una mujer bastante alta, alta y hermosa.
Limpia con sutileza sus ojos y extiende su mano invitándome a sentar, lo hago.
Ya sentada hablo por primera vez.