XXI. Fiesta
En las ruinas continuaba el interrogatorio, pero en vano porque Abbot y Alred no consiguieron sacar información alguna del sujeto y sus propósitos para con Vera. Razón por la cual decidieron escoltarlo a Werban para que Elm se encargara de desatar su lengua. Camino a la casa, en un descuido del capitán, el individuo desapareció dejando a la vista su nivel de Wyd avanzado, pues un destello no verbal de huida era logrado por Wyds con mucha preparación, lo que de hecho los dejó muy impresionados. Pero, lo que no pudo huir fue la insignia de la casa Principal Davengor que quedó en el suelo como único rastro del sujeto estuvo con ellos, que de hecho ninguno de los dos la había visto que la llevaba ¿Dejaría la insignia intencionalmente? De cualquier manera en ese momento todo señalaba al señor de Davengor como el hostigador de la niña.
¿Qué pretendía acechándola?
***
Era una típica calurosa mañana, bueno no tan típica. Era 8 de diciembre y la tradición indicaba que se debía armar el arbolito de navidad.
Vera andaba enloquecida eligiendo los adornitos y luces de las cajas donde guardaban todo. Todos los años salían a hacer las compras para decorar la casa pero ese año a Dana los días le pasaron por encima y se olvidó por completo, así que harían una excepción porque Vera insistía en que se tenía que armar ese día y punto.
Luego de armar el arbolito Dana recibió una llamada de los padres de Amadeo, quienes necesitaban que se quedara con él en la casa esa noche mientras ellos asistían a una fiesta. Ella aceptó porque Tom haría de niñero de Vera.
Por la noche Vera estaba plácidamente dormida, muy temprano para lo usual, abrazaba a Caramelo y tenía su collar puesto como cada noche.
—Nunca se sabe cuándo va a tener pesadillas —murmuró Dana mientras ponía a andar el carrusel.
No se fue sin antes Echar aceite aromático al hornito de la habitación y cerciorase de que su novio haya entendido lo que debía hacer si Vera despertaba alterada.
Tom que por primera vez se quedaba a cuidar a su sobrina, tenía miedo de dormirse profundo y no escuchar a Dana o a su sobrina, así que agarró una manta y se fue al sofá.
Estaba pasando una noche horrible, el sofá era muy angosto y chico, le dolía el cuello y la espalda. Por lo que rendido encendió la televisión para esperar que llegara su novia.
***
La esperaban con ansias para hablar, tenían mucho que conversar. Porque si su seguridad estaba en riesgo ella debía saberlo, más aún cuando tenían pruebas de su agresor, hasta ese día, "anónimo" para muchos.
Pero Vera tenía otros planes y no estaba dispuesta a escuchar teorías, según ella, sobre quien fuera que la seguía. No es que no la asustara saber que era acechada, solo que el enojo era mayor en ese momento que cualquier otro tipo de sentimiento.
— Quiero ir a Sitra—exigió Vera de mala manera—quiero hablar con Gangra—todos la miraron raro— ¿qué? enserio quiero hablar con la Sabia ¿Qué les extraña tanto?
—Bien ¿y qué quieres hablar con ella que no puedes hablar con nosotros? —preguntó Enid que acababa de llegar con un visible cansancio, dejándose caer en una silla.
—De todo lo que ustedes no me quieren decir. A lo mejor ella si me quiere contar algo más.
— ¿De qué hablas? —preguntó Nadín.
— ¿y crees que una sabia encerrada hace años que no sabe lo que sucede más allá de lo que ustedes mismos van y le informan sabrá responder que lo quieres saber? —dijo Enid molesta.
—Ya sé que me ocultan cosas, las escuché cuando estaban hablando con su tía ese día.
—Cielo eso no es verdad—dijo Nadín
— ¡No me mientas!—Soltó muy enojada con su tutora. Estaba muy molesta con todos. Era una niña no un bebé, podían explicarle lo que sucedía, ella más que nadie merecía saberlo todo.
— ¡Bien! si es verdad, pero solo es por tu bien. No seas tan egoísta, no todos quieren acabar contigo, si ocultamos información es para protegerte—respondió Enid molesta con la actitud de Vera.
— ¡Eso es una estupidez!—dijo, su voz sonaba severa.
Ni siquiera mostraba una pizca de arrepentimiento por atacar a quienes velaron por ella desde que llegó por primera vez. Aquel comportamiento nada natural en ella, se estaba volviendo su herramienta últimamente.
— ¡Vera! —dijo Nadín sorprendida de su actitud.
— ¡Es mi vida! Tanto querían que supiera y ahora que quiero saber me ocultan información, quiero saberlo todo ¡ya! Yo voy a decidir si me afecta o no.
—Pues que así sea, pero antes iras a la escuela niñita malcriada—dijo Enid para terminar de enojarla.
Fue a clases, pero solo asistió a las dos primeras. Aprovechó el receso para huir, antes dudaba en hacerlo, pero en ese momento estaba molesta, muy molesta con todos. Así que lo haría sin más; asistiría a la fiesta.
Se escabulló por los pasillos y tomó un mapa de la biblioteca porque Ciel le informó que no iría con ella, en cambio la acompañó al muelle. En Daro no confiaba lo suficiente temía que la delatara así que iría sola. Pero grande fue su sorpresa cuando en el muelle se embarcó con Zen que se ofreció a acompañarla en una balsa porque él también se dirigía a Edróm.