Junio 22 2003

Karla fue hallada muerta a las 11 de la noche, un grito de dolor me despertó, acaba de cerrar los ojos pero pensé que lo había imaginado hasta cuando el canto de los pájaros se escuchaban más agitados, los perros aullaban desesperados buscando ayuda a aquel alma inocente, me levante con sigiló para no despertar a mi madre, estaba en ropa interior y aunque el frio me desalentaba a salir, decidí salir al bosque y una luz se veía tintinear entre unos árboles, sentí el respirar lento y entrecortado en mi nuca lo que me causo un escalofrió, llegue a donde se encontraba Karla, respiraba con dificultad, la culpable no había podido terminar su trabajo, murmuro con la última fuerza contenido en su cuerpo, llámala y sin remedio alguno corrí a su casa para dar aviso de lo sucedido, llegue sudado, pálido y cansado, me arrodille en su puerta a esperar que abrieran. Me sentía asechado, tenía miedo, me sentía perseguido y observado… Golpee tres veces en aquella puerta vieja marrón, aun nadie salía así que decidí seguir golpeándola, mis nudillos estaban rojos, el frio me hacía más débil y se me habían clavado pequeñas astillas delgadas en mi piel y tocar la puerta se me hacía una tortura, empecé a gritar me sentía desesperado por no cumplir la petición de aquella alma, después de un rato su madre doña Olga se asomó y al verme bajo corriendo, me ofreció agua y seco mis lágrimas y limpio la sangre que escurría de mis manos, ella lo sospechaba y al terminar mi vaso de agua, suplico que me fuera, empezó a golpear todo, a violentar las cosas y mirándome con una mirada desafiante, lo que significaría que soy el próximo objeto a golpear, me levante rápido y fue a ver el cuerpo ya sin vida de Karla.