Ahora que la guerra ya acabó

Capítulo 8: Categoría G


Aun nos quedaba gran parte del día y decidimos aprovecharlo lo más posible, Adal aún no conocía el funcionamiento del mapa actualizable por lo que decidimos que mejor fuera el quien lo manejara de esa forma y justo como el quería se iría familiarizando con todo esto de ser un Reconocedor; pasadas unas horas nos detuvimos, nuestros “lee mentes” estaban completamente agotados y llegamos a una zona que serviría para que descansen.
- Ven, vamos a seguir a pie. – Le dije a Adal dejando mi mochila a lomos del “leemen” (abreviación de lee mentes)
- ¿Dejaras eso ahí? – Pregunto Adal bajando su mochila y colgándosela.
- Déjala tú también. – Le respondí.
- ¿A qué hora volveremos?, no falta tanto tiempo para que anochezca y dudo que nos dé tiempo de avanzar mucho terreno.
- ¿Volver? – Dije yo riéndome después. – No vamos a volver, ellos nos van a alcanzar.
- ¿El sonido? – agrego el mirando a su leemen.
- ¡Exacto!, ¿Sabes por qué se les conoce como los lee mentes?
- … - Se quedó en silencio y negó con la cabeza.
- No deja de sorprenderme lo poco que te instruyeron amigo… ¿Pues qué te enseñaron durante el entrenamiento? – Conteste yo muy sorprendido.
- Solo a utilizar las armas… Sobre teoría me dijeron muy poco… - Su voz no demostraba vergüenza o algo, pero su rostro si lo hacía aunque fuera un poco.
- Bien, a estos se les conoce de esa manera por su oído.
- ¿Oído?
- Ajá. Tienen un oído tan exageradamente desarrollado que pueden escuchar básicamente todo, y varios de nosotros mientras pensamos verbalmente movemos los labios y la lengua causando un sonido extremadamente bajo, ellos lo detectan y reaccionan a él y es por ello que se les comenzó a llamar los lee mentes. No necesitamos regresar porque no importa a que distancia estemos, y me refiero a que literalmente no importa la distancia, nos escucharan y vendrán a nosotros. Al menos estos dos que nos han aceptado en su grupo, entonces te repito deja tu mochila.
- ¿Pero que pasara si nos encontramos un monstruo clase E o algún F?...
- Nos ocultamos y les hablamos a ellos para que nos lleven las cosas, jajaja. – No era muy sensato hacer eso si me lo preguntan, pero es más fácil ir ligero que cargando todo eso, además estos seres son veloces… - Solo trae tu arma un cartucho normal, el especial y una trampa eléctrica.
- ¿Mi cuchillo no? – Pregunto demostrando que lo tenía dentro de su mochila.
- ¡Estás loco! – Le respondí fuertemente tomándolo de la camisa. - ¡Este maldito cuchillo jamás debe alejarse de tu cuerpo!, ¡puedes perder tus balas especiales pero este maldito cuchillo más te vale que nunca lo pierdas, y por tu maldita existencia espero que me estés escuchando, esta cosa representa tu vida y si lo pierdes tu vida junto con él! – Esa pregunta me molestó mucho, y Adal solo se me quedaba mirando.
- Tranquilo… - Me dijo de una forma que solo me hizo enojar más.
- ¿Tranquilo? – Le respondí yo, soltando su camisa y empujándolo. – Son actitudes como esas las que hacen que los maten a todos, son actitudes como esa que hace que te descuides un segundo, te confíes y ¡mueras!, son esas estúpidas actitudes que toman cuando se sienten seguros lo que hace que te olvides donde estas. ¡No estás en la base!, Puede verse parcialmente lindo el exterior, pero si te descuidas estarás desmembrado y muerto sin que alguien pueda darte apoyo.
Del enojo que sentía comencé a llorar y empecé a golpear el suelo hasta que mis nudillos sangraron. Adal durante ese momento no dijo algo y simplemente se quedó callado, sabe que no estoy hablando de él… algo que en ese momento yo no supe, mi rabia no hizo más que crecer y no lo comprendía.
- Sé que te duele… - Dijo el acercándose a mí con tranquilidad. – Y entiendo tus palabras, créeme, lo hago. Solo fue un error, no tienes que preocuparte por ello, no moriré, y quizás es hora de que aceptes que alguien más lo hizo…
Sus palabras afiladas entraron directo a mí… Yo sé que Héctor ya se fue y no hay algo que pueda hacer para que no sea así, pero es solo que estar acompañado es algo que me aterra, no quiero volver a vivir esa experiencia, no quiero…
- Disculpa… - Dije un poco apenado, limpiándome el rostro con las mangas de mi ropa.
- No pasa algo, entiendo. – Respondió el muy tranquilo, afortunadamente no se molestó por mis palabras…
- ¿Cómo puedes entender? – Le pregunte, él no tiene familia…
- Créeme lo hago. – Sonrió levemente y al regresar a su rostro neutral se levantó y extendió su mano para ayudarme a pararme.
Comenzamos a caminar y mientras avanzábamos le fui explicando el funcionamiento del mapa: “A grandes rasgos, solo debemos caminar e ir creando los datos de las cosas relevantes que vemos, por ejemplo si te fijas en esta zona de aquí que fue donde vimos la manada de clase A, está la clasificación A-3 que fueron los lee mentes que vimos, acá está el E-2 que fue donde nos encontró y este símbolo significa que puede ya no encontrarse ahí, y eso se debe a que pues probablemente nos esté cazando…” Afortunadamente explicarle todo el proceso no fue muy complicado, a pesar de que solo le di muy poca información sobre el funcionamiento básico del mapa él la entendió muy rápidamente y al pasar del tiempo ya no tuve necesidad de decirle que hacer, solo comenzó a añadir al mapa todos los animales que veíamos con sus respectivas clasificaciones, hubo demasiados clase B, como era de esperarse y algún que otro clase D.
- Quisiera ver otro tipo 4. – Dijo Adal con su voz y rostro inexpresivos.
- ¿Para qué?, si ni te emocionan. – Le contesté riéndome un poco.
- ¡Claro que me emocionan! – respondió el un poco fuerte.
- ¿En serio? – Estaba algo sorprendido, no pensé que tuviera… Sentimientos, bueno más o menos.
- ¡Claro!, son impresionantes. – Dijo el, su voz ahora sonaba un poco más emocionada pero su rostro simplemente era neutral, algo tan irónico como extraño y no dejaba de causarme gracia.
- ¿Te das cuenta? – Le pregunte mientras me reía levemente.
- ¿De qué?- Su voz se tornó neutral una vez más pero ahora su rostro si parecía un poco sorprendido.
- ¡De eso! – Dije señalando su rostro. – Es una ironía completa tu rostro y tu voz, tu voz dice “estoy feliz”, pero tu rostro dice “siento nada”, tu voz dice “no me importa” pero tu rostro dice “cuéntame más”. Eres una persona realmente extraña Adal…
El como era de esperarse no se rio en absoluto y en cambio pareció que se puso a reflexionar sobre ello, lo cual me causo aún más gracia. Pero esta gracia se fue instantáneamente cuando vi lo que se acercaba a nosotros… Rápidamente hice el sonido para traer a mi leemen a mí, y le dije a Adal que hiciera lo mismo, tras hacerlo empecé a voltear a los lados tan rápido como pude buscando un lugar donde resguardarnos, el no entendía que sucedía y aunque sí hizo lo que le pedí no parecía estar viendo la situación.
- ¿Qué sucede? – Dijo mirando los alrededores pero no encontraba algo que fuera peligroso.
- ¡Clase G! – Le grite fuertemente mientras continuaba buscando algo donde resguardarnos.
- ¿G? – Dijo el con escepticismo. – La última clase es la F… ¿Por qué intentas engañarme?
- ¡La G no se refiere a un animal!, pero si a algo más peligroso que uno… ¡MUCHO MÁS!
Cuando termine de decirle eso, le señale hacia el cielo un poco lejano, varias nubes oscuras se acercaban a nosotros y eso solo significaba una cosa: lluvia.




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