Dani se encontraba con el corazón completamente destrozado y con la cabeza a punto de estallar después de largas horas de haber llorado sobre su cama, tras haber escuchado todo lo que Mati le dijo a Cris en aquella aula, después de que el chico que ella amaba y que además era su mejor amigo, le rompiera la ilusión al decir que no era su tipo, que era una aniñada, luego de que ella viera aquel beso que estrujo aún más su corazón, y que le permitió darse cuenta que solo había estado siendo usada, que Mati nunca la amo como ella a él, que él solo la había estado usando, para llamar la atención de quién en verdad le gustaba Cris, una de sus amigas, bueno, al menos Dani la considera amiga, aunque no una amiga íntima, solo una amiga con la cual compartía muchos grupos de trabajo.
—¿Por qué Cris?, ¿por qué ella? — pronunció Dani en voz baja, mientras unas lágrimas brotaban nuevamente de sus ojos. «No me amaba como mujer, no me amaba como mujer, pero se suponía que era mi amigo, que me quería, siempre me decía que era su amiga especial, su amiga especial, entonces ¿por qué me causa un dolor así?, ¿por qué usarme para llamar la atención de ella» — pensó la joven, mientras se limpiaba con amargura las lágrimas que habían humedecido nuevamente su rostro.
Tras varios minutos con la mirada entristecida, los parpados hinchados y el rostro manchado por las lágrimas que minutos antes habían humedecido mis mejillas, Dani decidió levantarse de la cama, para darme un baño, cambiarme de ropa y salir de mi habitación, necesitaba caminar, necesitaba respirar aire fresco, por suerte su tía no la había visto aún, pues de haberlo visto de seguro esta vez no hubiera podido ocultarle su dolor.
Luego de aproximadamente media hora, cambiada de nuevas prendas, salió de su habitación, con paso cansino y la cabeza baja, mientras a su mente venían recuerdos vividos junto a Mati, recuerdos que hacían que su corazón le doliera aún más, recuerdos que por más que ella trataba de evitar, aparecían en su mente aumentando aquel dolor que ella quería dejar atrás.
—Ya no más — dijo en voz baja, mientras caminaba por el pasillo, tratando de contener las lágrimas que querían salir de sus ojos.
—¿Vas a salir? — escucho.
—Tía — dijo la joven, mientras trataba de evitar mirarla a los ojos. Si— acotó.
A pesar de que la tía de Dani no decía nada, ella podía sentir su mirada sobre su rostro, esa mirada que parecía leer cada uno de sus pensamientos.
—No vayas a demorar, ya es muy tarde — pronunció la mujer.
—No te preocupes tía, solo saldré por unos minutos— respondió Dani sin mirarla, luego de ello continuó su camino hacia la salida de la casa.
Una vez que estuvo fuera empezó a caminar sin rumbo fijo, camino por varios minutos, luego de los cuales detuvo sus pasos frente a un pequeño parque, un parque que le traía muchos recuerdos, recuerdos felices pasados junto a Mati, recuerdos que solo quedarían en ello en recuerdos, pues no volverían a repetirse nunca más. Dani sintió su vista nuevamente nublarse por las lágrimas que amenazaban con salir, sintió su cuerpo desfallecer del dolor que sentía, pero a la vez algo dentro de ella le decía: ¡Ya no más!, ya no más lágrimas, ya no más mentiras, ya no más dolor.
Respiro hondamente, mientras cerraba sus ojos sintiendo el aire sobre su piel, tras algunos minutos abrió sus ojos, y continuó su camino, cada paso que daba le parecía eterno, tal vez por el dolor que aún había en su corazón y la debilidad que sentía en su cuerpo, a pesar de ello continuó su camino, hasta que una voz que ella conocía perfectamente le llamo por su nombre, haciendo que sienta una ola de frio recorrer cada músculo de su cuerpo. Ella no esperaba escuchar su voz tan pronto, no esperaba volver a verlo tan pronto, incluso había tomado la decisión de no asistir a clases los días restantes de la semana para evitar verlos, pero para su mala suerte ello no pudo cumplirse, tras de ella estaba la persona a la que Dani consideraba su mejor amigo y a la que amaba, si amaba a pesar del dolor que este le había causado aún lo amaba, pero a pesar de ello estaba dispuesta a no ceder una vez más, ya no, ya no volvería a ceder ante su juego, ya no iba a permitir que la vuelva a usar.
—Dani — escuchó nuevamente.
La joven quiso continuar su camino, y hacer que no había escuchado la voz de Mati, quiso cubrirse sus oídos con sus manos y hasta echar a correr en ese momento, si echar a correr lo más lejos que pudiera, pero no pudo hacerlo, no pudo, su cuerpo se había quedado paralizado, no podía mover ninguna de sus extremidades, sean manos o piernas, su cuerpo parecía hecho de cemento, en ese momento, lo único que podía sentir, eran los pasos de Mati acercándose a ella, al tiempo que una voz en su interior le gritaba: Ya no más, ya no más.
—¡Hola Dani¡ ¿qué haces por aquí a estas horas? — decía Mati, mientras se acercaba a saludarla, con aquella sonrisa en su rostro que la hechizaba.
—Salí a caminar un poco — respondió con la mayor calma que pudo Dani, mientras retrocedía unos pasos con cierta torpeza.