[Capítulo 10]
{Aiden}
Leah: — ¿Huyendo como un maldito cobarde? ¡Qué decepción, Aiden! No me lo esperaba de ti.
¡Mierda!
Me quedé viendo como un imbécil la pantalla del móvil cuando recibí aquel mensaje, no tenía idea de cómo Leah supo que iba a irme y maldije que me creyera un cobarde… aunque lo estaba siendo.
Las palabras de Fabio me golpearon duro, fue como si me hubiese dado un puñetazo en el estómago que me dejó sin aire y tragué amargo al caer en la realidad de que le había faltado el respeto a todos con mis acciones. Me dejé llevar por lo que esa chica me hizo sentir, fui demasiado fácil y me aproveché de ella; habiendo tantas mujeres…fui y me follé a la que no debía.
Una vez leí un libro de un amor prohibido, en él se hacía la pregunta de por qué lo ilegal era más tentador. ¿Cuál era la razón de que esas aventuras fueran tan deseadas? Me estaba haciendo esa misma pregunta después de tomar una ducha y acostarme en mi cama.
Si bien me arrepentía de haberme cogido a mi prima, no podía sacarme de la cabeza todo lo que hicimos; si cerraba los ojos era capaz de escuchar de nuevo los gemidos que le provoqué y sentía en mi cuerpo las caricias que me dio. Terminé por ponerme duro otra vez y fue en ese momento en el que decidí que era mejor irme y poner un buen espacio entre ambos. Leah confesó que estaba enamorada de mí y eso me jodía más, porque lo que para mí fue sexo, para ella fue hacer el amor. Y la amaba, de eso no tenía la menor duda, sin embargo, mi sentimiento era más familiar que personal.
: — No huyo, solo quiero poner suficiente espacio entre nosotros para poder aclarar lo sucedido.
Y eso era lo que pretendía hacer, porque estaba seguro que si seguía cerca no solo de ella sino también de sus padres, los míos y toda la familia que confiaba en mí, terminaría por darme un tiro al no soportar la culpa.
No recibí respuesta de su parte así que imaginé que estaba molesta por mi decisión, sin embargo, no iba a dar marcha atrás ya que aunque ella no lo comprendiera en ese momento, necesitábamos separarnos y entender que no era correcto haber cedido a nuestros deseos.
— Espero que no llames para hacerme una de tus bromas, porque no es un buen momento — dije a Lane por el móvil cuando tomé su llamada.
— ¡Diablos, señorito! Creo que necesitas a una linda nena para que te quite ese mal humor — bromeó — . Y yo que creía que Daemon era el gruñón — rodé mis ojos al escucharlo, en serio no estaba para sus juegos.
— Créeme cuando te digo que acabo de tener el mejor sexo, pero no debí hacerlo con esa persona — confesé, Lane podía joder con sus bromas, pero no por gusto era uno de mis mejores amigos.
— Hijo de puta, no me digas que te follaste a un hombre — ese cabrón no era más idiota porque de seguro su carga ya se estaba acabando.
— No, imbécil. Y si así fuera ¿Tiene algo de malo? ¿Dejarías de ser mi amigo? — lo ataqué y lo escuché reírse.
— Bien sabes que no, te querría aunque te encante morder la almohada y soplar el cuello — me reí sin poderlo evitar, Lane era todo un caso.
Estuvimos hablando durante un rato y logró que me olvidara por un momento de todo lo que me agobiaba, me comentó que Yuliya había estado preguntando por mí y hasta llegó a casa para obtener información; solo Lane se quedó en ella así que imaginé que la despidió pronto ya que sabía que se estaba acostando conmigo y respetaba eso.
Con Yuliya nos veíamos de vez en cuando, pero los dos teníamos claro que solo éramos follamigos y nos buscábamos para pasarla bien, así que me extrañó que llegara hasta casa con la desesperación que Lane describió.
— Tiene mi número y no me ha llamado, así que me parece raro que me busque cuando tiene comunicación directa — señalé.
— Como sea viejo, no le quise decir dónde estabas — y le agradecí por eso. Desde que supimos lo de nuestros padres tratábamos de ser cuidadosos y Lane a pesar de que ella era su amiga, no le dio información nuestra — Hablamos luego, comenzaré a preparar mi maleta. Nos veremos el viernes — me pareció extraño que dijera eso y solo esperaba que no fuera lo que imaginaba.
— ¿A dónde irás?
— ¡Ah! Cierto, olvidé comentarles que Leah me invitó a su graduación, así que nos veremos pronto. Ella dijo que podía quedarme en su casa, pero le dije que me quedaría con ustedes. Espero que no tengas problemas por autoinvitarme allí — apreté mi móvil con demasiada fuerza después de escucharlo.
— ¿Cuándo te invitó? — quise saber y esperaba que no hubiese sido en ese momento, que ella no lo hiciera solo por provocarme.
— Hace dos semanas, pero me pidió que no lo dijera antes porque ustedes creen que yo solo busco jugar con ella y créeme, Aiden, no…
— Mejor no sigas, no vayas a terminar eso porque te juro que no es un buen momento — advertí y no oculté mi rabia.
— Me gusta, viejo. Y si ustedes me dan la oportunidad, les demostraré que la merezco.
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Editado: 30.06.2020