Al filo de la navaja

Cap. 48 La reunión

 

Jason estaba en el comedor, moviendo una taza de café en las manos y mirando al vacío cuando Sirius entró.

  • Buenos días, Niño  --  lo saludó, pero no recibió respuesta

Sirius lo miró con detenimiento preguntándose qué demonios le sucedía a aquel, porque normalmente, aunque hubiese contestado una pesadez, habría respondido. De modo que aquel extraño silencio lo incomodaba. Sin embargo, antes de poder decir nada, Annie llamó su atención y movió la cabeza en forma negativa.

Aquello no le decía nada a Sirius, salvo que, por algún motivo, la mujer pensaba que era mejor no molestarlo. Unos minutos después entró Remus y fue recibido con el mismo frío silencio, pero cuando Jason notó su presencia, pareció regresar de dónde quiera que estuviese.

  • ¿Cómo está Lyra?
  • Bien, Annie se está encargando de alimentarla en este…  --  pero se interrumpió al ver que Jason abandonaba sin más el comedor

Sirius y Remus se miraron, pero en ese momento se hizo la luz en el cerebro del primero. Cuando Lupin había regresado, Lyra había sido llevada nuevamente a la habitación de su padre, y sin duda aquello era lo que tenía a Jason en aquel estado. Por muy superficial que Sirius pudiese parecer, y aunque actuase como si el mundo careciera de importancia para él, no era así. Él, al igual que Annie, había notado el apego del chico por la niña, la diferencia estribaba en que Sirius sí conocía las razones. Aquella era la hija de Hermione y suponía que para Jason era como tener un pedazo de la chica con él.

Sin embargo, y en su opinión, aquello no estaba bien. Lyra no era su hija y por mucho que la quisiese, era Remus su padre y él tendría que aceptar eso. De modo que Sirius, con el pragmatismo que lo caracterizaba, decidió en forma unilateral, hacerse cargo de aquella situación y ver la manera de mantener a Jason apartado de Lyra tanto como fuese posible, porque sabía que en el futuro cuando todo volviese a su cauce, aquel sujeto iba a sufrir mucho con la separación y su vida se volvería más miserable de lo que ya era.

 

El mes de agosto se había marchado en forma acelerada. Los días habían estado sembrados de caos y noticias alarmantes con la desaparición sistemática de los nacidos muggles. Aquella noche la Orden se reunía en Inverness por primera vez, razón por la cual, los tres hombres habían pasado el día revisando y reforzando todas las medidas de seguridad. Al final de la tarde, Sirius se tiró en el sofá del Salón.

  • ¿Quieres tranquilizarte ya, Niño?  --  le preguntó a Jason  --  Todo está en perfecto orden, déjanos respirar
  • Jason tiene razón, Sirius  --  dijo Remus  --  teníamos que asegurarnos que todo estuviese en orden.
  • Y lo está, ya habíamos hecho esto, así que…
  • Por si no has tenido oportunidad de notarlo  --  lo interrumpió Jason  --  el día de la boda de Bill, los mortífagos irrumpieron en un lugar mágicamente protegido, y en todas las casas que tenían alguna relación con la Orden, y si tu cabeza no te da para darte cuenta que ahora ellos tienen el control sobre el Ministerio, y por tanto, la manera de atravesar esas barreras, entonces nos damos por enterados de que eres oficialmente un imbécil.
  • Vamos por partes, Niño  --  dijo Sirius sin inmutarse por el trato áspero del chico  --  En primer lugar, si irrumpieron en todas las casas del Orden, era porque sabían dónde buscar. En segundo, hemos protegido este lugar con cuanto hechizo moderno y antiguo se te ha ocurrido, y dudo mucho que ninguno de esos infelices conozca ni la mitad de los conjuros que hemos utilizado. Y tercero, nadie tiene idea de que este lugar te pertenece.
  • En parte tienes razón, Sirius  --  dijo Remus  --  pero sabes tan bien como nosotros, que muchos de nuestros miembros están siendo vigilados, y no me cabe ninguna duda de que los mortífagos están cubriendo todo el país a la espera de cazarnos. De modo que un lugar donde se hallan reunidos tantos magos, emitirá una fuerte señal por la concentración de energía. De manera que era necesario asegurarse, que las protecciones no solo fuesen resistentes, sino que sirviesen para ocultar lo más posible esa concentración de energía mágica.
  • De acuerdo  --  aceptó Sirius  --  pero ya está hecho, así que ya no fastidien.

Hacia las ocho de la noche Sirius salió de su habitación y escuchó risas en la de Lupin, de modo que supuso que su amigo estaba jugando con la niña. Sirius miró la hora, y decidió avisarle que mejor bajasen antes de que el niño comenzara a vociferar que habían llegado los miembros de la Orden.

  • Óyeme Lunático, será mejor que…

Se interrumpió bruscamente al ver que quien reía y jugaba con Lyra era Jason.  Maldijo por lo bajo, y cambió el discurso.

  • Vamos Niño, deja de hacer de niñera y bajemos de una vez. Ya todos deben estar a punto de llegar.

Jason lo miró con antipatía, porque en los últimos días, apenas si había tenido oportunidad de estar con Lyra. Aun así, levantó a la niña de la cama y la llevó a su cuna.

  • Volveré luego, Nena  --  le dijo acariciando su mejilla y dándole un beso en la frente  --  ¿Qué haces ahí parado?  --  preguntó con mal humor al ver que Sirius continuaba en la puerta  --  Te aseguro que no voy a perderme en mi propia casa.
  • Solo soy amable al esperarte, mal agradecido  --  contestó Sirius fingiendo pena
  • ¡Ja! Tú no serías amable sin una buena razón para ello  --  replicó Jason con acidez mientras se dirigían a las escaleras  --  y siendo que no llevo falda, no la tienes.
  • Pues comienzo a tener problemas con eso  --  le dijo y Jason lo miró con extrañeza
  • ¿De qué hablas ahora?
  • Pues que cuando te veo con Lyra, no estoy muy seguro de si eres chico o…



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En el texto hay: fanfic harry potter outcannon, principio y final

Editado: 11.09.2022

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