¡Hey! Han vuelto, si se preguntan que ha ocurrido durante mi tiempo en este infierno de instituto. Déjenme decirles que no mucho la verdad.
¿Dónde me encuentro ahora? Damas y caballeros en ...
¡Detención!
Junto a una chica loca llamada Arista y un perro, además de un equipo completo de fútbol realmente enojados...
¿Cómo llegué? O bueno, ¿Cómo llegamos aquí? Para eso debemos regresar un par de horas antes.
Les dije que esto era un infierno, yo y mi manera de pasar desapercibido...
¡Genial!
Al caso, regresemos a dos horas antes justo antes de la hora de descanso.
> Instituto académico Lenner.
Ciudad de Camberl.
11:58 AM.
Tomaba mis cosas luego que la maestra dio por finalizada la clase y nos permitía salir a nuestro descanso, tiempo el cuál ocuparía para explorar el instituto. Quería ver si encontraba la biblioteca o un lugar apartado donde refugiarme en los tiempos libres.
No era un instituto inmenso como aparecen o describen en los libros, no iría a la cafetería tan pronto. Otro día quizás iría a darme un paseo por ahí.
Llegué al tercer y último piso del instituto, el cuál déjenme decirles que estaba vacío. Aunque había visto salones en funcionamiento cuándo venía subiendo aquí.
No había podido encontrar la biblioteca, quizás debe estar al otro lado de edificio. Pero me conforme con llegar aquí.
Silencio, paz... Tranquilidad.
Mis primeras horas de estudio fue de clase, murmullos y algunas veces miradas raras o curiosas, y una que otra de asco.
No me atreví a decirles nada, ni de comunicarme con las personas cerca. Están difícil hacerlo ...
Surge un miedo, el miedo hacer el centro de palabras hirientes. Miedo a ser visto de manera diferente y ser juzgado cruelmente.
Nunca supe cómo aprender ha dejar de ser el centro de atención, el centro de los chismes o rumores de las personas.
¿Siempre tiene algo por el que culparme o recriminarme? Al parecer...
Sigo mi paso lento y por aburrimiento entro a unos de los salones, era de música. Instrumentos musicales en los rincones, hojas de partituras en los escritores, y en el centro un piano de cola negro.
Era grande y de un color negro brillante, era majestuoso. Sabía tocar algunas canciones cuándo era más pequeño, mi hermana se había enfrascado en enseñarme aunque nunca fui tan bueno como ella. Me senté frente al piano, roce sus teclas delicadamente...
No quería que ningún ruido arruinará este aire nostálgico, era como si nuevamente todo se escapaba entre mis manos.
Un estruendo se escuchaba afuera en los pasillos, y centre mi vista a la puerta del salón de música. Fruncí en ceño como adivinando lo que pasaba en el pasillo, de repente alguien abre la puerta y la cierra con fuerza.
Era una chica algo bajita, aunque podría decir que adorable y traía consigo ¿Un perro? ¿Acaso eso no está prohibido?
Eso sí que no, Runy cero problemas el primer día.
No sé percató de mi presencia por varios minutos, se veía cansada y llena de sudor. Era como si hubiera ido a un maratón.
¿Está escapando de algo o alguien?
Ella creía que estaba sola, hasta que levantó su vista y dió un pequeño brinco de susto.
— Yo...
¿Buscaba una excusa? Eso estaba claro.
— Yo creó que debo irme de aquí.— respondió con una sonrisa nerviosa. Iba a marcharse cuándo otras voces que eran de chicos, gritaban desesperado... Ésta chica me acusará líos,— Pensándolo bien creo que no.
El perro ladró y una mirada asustada apareció en el rostro de la chica. Giré mi vista a todos lados, y le señalé con el pulgar el escritorio de al fondo.
"Wayne, ¿Qué mierdas hacés?"
Eso no lo sé.
No dudo en obedecer, y cubrió con su chaqueta al perro, esté llevaba una capa verde con el logo del instituto.
¿No será que...?
Lo hizo a tiempo antes que otra persona abriera de golpe la puerta.
— ¡Hey, idiota! ¿No has visto a una chica con un perro por aquí?
A regañadientes mi voz salió como un murmuró casi inaudible.
— No he visto a nadie...
— ¡Habla!
Mientras él gritaba se acercaba con pisadas fuerte hasta mí, su rostro me es familiar...
— ¡No he visto a nadie!
Pensé que haría algo justo cuando otro chico apareció.
— Déjalo, Chris dice que unos chicos la vieron por la biblioteca. Vamos.
Salvado por poco. ¿Porqué a mí?
Cuando la chica creyó que todo estaba seguro, salió de debajo del escritorio. Y dió un suspiro de cansancio . Pero regreso su vista a mí, y corrió a mi aún con perros en brazos y no sé cómo se colgó de mi cuello muy efusiva y alegre