Deo
El sol se escondía y el cielo estaba tomando un color anaranjado y rojizo, pateaba un piedrita por aburrimiento mientras miraba la casa de mi ex, no sabía cómo entrar, las excusas se acabaron, igual mi energía, tomé un pequeño respiro, mis manos sudaban y las escondí en mi chaqueta dando pequeños pasos hasta estar justo en la puerta -tú puedes- animarme era lo mejor.
- cuando será el día que te rindas - sus ojos conectaron conmigo- te vi por mi ventana; pareces un acosador, ya te dije no.
Cerró la puerta en mis narices y no me dio tiempo a decir algo, como mierda iba hablar si solo esta ella primero y yo qué.
Miré la cámara de seguridad que está junto a la puerta y saque el dedo del medio - Te quiero jodida mierda y solo te preocupas por ti, jódete- podría ser horrible que hablar así pero sacaba lo peor de mi. Me di media vuelta, salí de la urbanización; como podía ser alguien sin corazón y pensar solo en si misma, sabiendo lo que sufro.
Mientras me agobia en una botella de alcohol, el barman me veía con cara de compasión, aunque mi mirada estaba en un solo punto no se falta ser un genio para saber que la gente que pasaba a mi lado me miraban de esta manera, la música ni hacia que me olvidara todo esto que sentía, me puse de pie y Salí a la pista movía mis hombros queriendo encontrar el ritmo, cerré mis ojos y me imagine que ella estaba ahí con su sonrisa y cabello suelto, mis pies trataban de coordinarse y dejaba que los pensamientos me llevaran lejos, pero muy lejos, donde se que esto no va a ser recordado mañana; choco con algunas persona que me maldicen; qué más da.
La música se detuvo y hablaron por los altavoces, cantaban a alguien su cumpleaños, mis ojos pasaron por toda la instalación y podía ver a dos chicas mirarme y coquetearme, era mi día de suerte, necesitaba buscar placer esta noche; con mis pasos torpes y la botella a medias me dirigí hacia ellas.
Señoritas ¿me necesitan? – ellas solo se dedicaron a reírse
Nos gustaría ir a un lugar más privado – sería un nuevo comienzo, pero no sabía que algo no cuadraba en esta ecuación, sentía que todo lo que había comido se me subía, mi cuerpo se arqueo hasta que solo lo vi encima de ellas – Lo siento de verdad – sus caras no se comparan con nada, tenían todo su vestido manchado de vómito, las puntas de cabello y sin más creo que sus zapatos – ¡¿Tú crees que esta ropa es barata?! – se levantaron estéricas, solo vi lo ultimo hasta que todo se tornara en rojo.
...
La cabeza me estallaba y mis ojos me pesaban, como pude me senté en la cama, enfrente mío estaba mi madre con un cinturón en mano y me dio la palida.
- ¡¿Qué crees que puedes venir asi, como te dé la gana?! - sus palabras eran una martillo en mi cabeza, solo quería una taza de cafe.
shhh- puse un dedo en mis labios para que se silenciara.
- Tú no - me cayó el primer golpe - me - me dio otro, puse mis brazos en la cabeza - callas - me hice bolitas en la cama trate de taparme con la sábana pero no me dejaba.
- Mamá ya, te lo juro que no va volver a pasar - jalaba la sabana tratando de pegar, cuando cesaron solo escuchaba sus jadeos.
Alzó una ceja - última vez o duermes afuera - alzó la correa simulando que me va a pegar y me tapé de nuevo; escuche como sus pasos se alejaban
Trataba de recordar que paso en la noche anterior, mis pensamientos seguían confusos, tomé un pequeño respiro saliendo de mi cama en busca de comida, mamá estaba de espaldas.
Lo siento - se giró mirándome de arriba hacia abajo - no era mi intención que te molestaras de esa forma conmigo, se que me pase de la raya.
Volvió a darme la espalda, me senté en el mesón y agache la cabeza, nunca le di estos tipos de preocupaciones y ahora la cosa estaba mal, la culpa me estaba pesando.
- la sorpresa que me lleve fue grande pero vi tu celular -desplazó un vaso de jugo - cuando alguien no cuida tu corazón de la manera que yo lo hago o algo similar, ¿tu crees que vale la pena un minuto de atención? y yo se que mi hijo es caballeroso.
No sé que hacer mamá - soltó un suspiro tomo mis manos y las besó.
no está bien pero - cada quien le llega su san martín, no está de más darle un empujón al karma para ver qué se siente, tomate el jugo, eso te ayudara a tener energía.
se levantó dándome mi celular, salió de la cocina dejándome solo y sí, ella tenía razón, las almas tan puras tienden a mancharse.