Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 44. Ya te extraño

Había pasado una semana desde aquella tarde en la que había visto a mamá después de 15 años sin saber absolutamente nada de ella. 
— No te disculpes, fue mi culpa. Venía un tanto apurada y no te vi. — respondió.— ¿Te encuentras bien? Estas un poco pálida. — me había quedado helada en aquel preciso instante y no reaccionaba. — ¿Quieres que llame a tus padres o que te acompañe a tu casa?
— Nono, esta bien. Gracias igual. — dije saliendo de ese trance que había tenido por unos minutos. — Debo irme. — me alejé rápidamente de allí. Recordé que Cameron me había mandado un mensaje y le respondí.
Emma: No, no iré. Pero podrías venirme a buscar, estoy en el shopping cerca de casa y no me siento bien. 
Cameron: ya salgo para allá. 
Emma: gracias. 
Me dirigí a la entrada a esperar a que Cameron viniese.

******
Decidí no comentárselo a papá, no aún. No sabía como reaccionaría por lo que prefería guardarme aquello para mi, por ahora. 
************
El sábado había llegado y con el, el baile. Eran las seis de la tarde, ya había terminado de bañarme cuando Romina y Gabriela llegaron junto a Santi. Ambas habían decidido cambiarse en casa y ayudarme a arreglarme, ya que prefería no molestar a Sara aquel día.
Romi comenzó a secarme el cabello mientras que Gaby sacaba sus productos de maquillaje y los colocaba en mi mesa. 
— ¿Pudiste conseguir los zapatos? — me preguntó Gaby dándose vuelta para mirarme.
— Si, me olvidé de mostrárselos, los conseguí el sábado pasado en el shopping de acá. — respondí mientras me estiraba en la cama para poder alcanzar la caja. La tomé, la abrí y saqué uno de ellos. Eran abiertos, de color crema y con taco aguja, pero lo que más me había encantado era la comodidad con la que te sentías al usarlos. Las dos tiras que agarraban mi pie eran plateadas y con mucho brillo, lo que combinaba sin lugar a dudas con el hermoso vestido.
—  Me encantan. — declaró Gaby mientras se acercaba a tomarlos. 
— Son preciosos, Em. — dijo Romi y le sonreí.
— Algún días me los vas a tener que prestar. — admitió Gaby mientras se lo apoyaba en su pie.
— No hay ningún problema. — respondí con una sonrisa. Romi volvió a encender el secador y continuó con mi cabello mientras que Gabriela me tendía el zapato y volví a guardarlo en su caja.
Después de una hora ya estaba maquillada y peinada. Había dejado que ambas hicieran lo que más apropiado quedaría con aquel vestido el cual usaría. Romina me había hecho dos trenzas que comenzaban a cada lado de mi cabeza y terminaban unidas por detrás en forma de cascada, me había obligado a hacerme unos bucles porque según ella quedarían mucho mejor que el cabello lacio y la realidad era que tenía razón. Gaby había decidido hacerme un maquillaje en los ojos con los colores negro y plateado, agregándole algo de brillos, que nunca estaban demás, según ellas y en los labios había decidido por un color mas nude, ya que iba a ser demasiado y quedaría mal. 
Una vez que las tres estábamos listas nos cambiamos, agarramos nuestras pertenencias y bajamos hacia el living, donde papá y Santi nos aguardaban. Los cinco subimos al auto y fuimos hacia el salón que el colegio había decidido alquilar para desarrollar aquel evento. Quedaba solamente a unas cuadras del colegio por lo que no tardamos más de veinte minutos. 
Les había mandado una foto a Pili y a Nick quienes se habían quedado enamorados de mi look y me habían deseado que la pasara hermoso.
Al llegar nos dirigimos hacia el estacionamiento donde muchos autos ya habían llegado pero igualmente se podía apreciar que faltaban otros tantos. Bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia el salón. Había podido distinguir a lo lejos a Lucas, que estaba unos metros más adelante de nosotros con su familia.
— ¿Ese es Cameron? — dijo Gaby mientras irrumpía mis pensamientos. Mire hacia donde su vista se dirigía y efectivamente era él. El morocho cruzó mirada conmigo, me miró de arriba abajo con aquella mirada que tanto había extrañado y me sonrió. Él estaba hermoso con aquel traje azul y su camisa blanca, debía admitir que tenía una debilidad con los chicos que usaban traje, así que si sumábamos aquello con Cameron mi corazón latía a mil por ahora, sin dejarme pensar en cualquier otra cosa.
Al acercarnos a la entrada del salón se formó una larga fila, ya que para entrar te pedían los datos del egresado y los familiares que asistirían, debido a que habían sido confirmados días antes. 
Las familias iban ubicadas en unas mesas que fueron armadas por los mismos padres, mientras que los egresados teníamos asignada una mesa donde compartiríamos todos juntos. Me despedí de mi familia y me dirigí hacia donde mis amigos estaban, que ya los había visto. 
— Hola. — dije cuando me acerqué a donde todos estaban. 
— Emma... Wow — dijo Lucas y reí.
— Amiga estas bellísima. — dijo Sara mientras me abrazaba. 
— Vos también estas increíble. — dije mientras me alejaba un poco de ella para poder mirarla de arriba a abajo. Llevaba un vestido rojo de dos partes, que dejaba algo de su piel a la vista, al igual que el mío, tenía un tajo para poder estar aún más cómoda.
— Gracias. — respondió ella algo ruborizada.
— ¡Emma! — escuché aquella vos detrás de mi y me volteé a ver. Era Simón que venía junto a Agus, que también estaba hermosa.
— ¡Simón! — dije sonriendo y lo abracé. 
— Estas hecha todo una diosa. — dijo cuando me separé de él y me ruboricé.
— Gracias, vos también sos todo un galán. — respondí con las mejillas sonrosadas.
— ¿Vieron a Cam? — preguntó Nacho.
— Hablando de Roma... — dijo Lucas mientras miraba detrás de mi.
— ... el burro se asoma. — completó Nacho y todos rieron.
— ¿De qué ríen? — preguntó el morocho.
— De vos, genio. — respondió Lucas y todos volvieron a reír. 
— Hola rubia. — dijo cerca de mi oído y depositó un beso en mi mejilla.
— Hola Cam. — respondí con una sonrisa.
— Estas... uf... no se ni como describirlo. — dijo volviéndome a mirar de arriba a abajo. 
— Y vos no te quedas atrás. — le contraataqué y me sonrojé.
— Eres aun más hermosa cuando te sonrojas accidentalmente. — dijo sonriéndome, me agarró de mi cintura, acercándome aún más hacia él, con una de las manos tomó mi rostro y me besó. 
******
La fiesta había sido increíble, habíamos bailado, cantado, reído y por supuesto, comido. Haber compartido aquella última fiesta con mis amigos y mi familia fue lo mejor que había pasado y deseaba repetirlo mil veces más. Estaba tan agradecida y feliz de que las cosas se habían dado de aquella manera, a pesar de que al principio odié el momento en el que ascendieron y trasladaron a papá en el trabajo. 
Al finalizar la fiesta una de nuestras compañeras había invitado a todos a su casa para despedir aquella noche, por lo que decidí volver a casa, cambiarme e ir hacia allí. Una vez que dejamos a Romina en su casa, los cuatros volvimos a la nuestra, Gaby se quedaría a dormir con Santi, por lo que no teníamos que llevarla hasta la suya.
Ni bien papá entró su auto en la cochera, bajé del mismo y me metí en casa. Me dirigí a mi habitación, me quité aquel vestido y los zapatos, y los cambié por un top blanco, un short y mis amadas zapatillas.
Le avisé a Cameron que ya estaba lista, porque él se ofreció a llevarme y en menos de tres minutos apareció en la puerta de casa. Me despedí de mi padre y salí hacia su coche. 
— ¿Tenemos que pasar a buscar a alguien más? — le pregunté mientras aceleraba.
— No iremos. — respondió sin apartar la vista del frente.
— Pero...
— Necesito hablar algo con vos. — soltó sin más y me callé. Su rostro había cambiado completamente desde que nos separamos después de la fiesta, se encontraba serio y con la mirada fija en el camino. Sus manos apretaban con algo de fuerza el volante, nunca lo había visto así de tenso.
Después de que condujo por un rato en silencio, frenamos frente a una plaza muy parecida a aquella que estaba cerca de casa, pero no lo era.
Cameron bajo de su auto por lo que decidí seguirlo y nos adentramos en la misma hasta llegar a uno de los bancos que había en el medio. Aquella plaza se encontraba algo vacía a esas horas de la noche, solo había un par de grupos de adolescentes tomando alcohol o simplemente pasando el rato.
— ¿Qué es lo que tienes que decirme? — pregunté algo molesta, después de unos minutos de absoluto silencio en los que lo único que hacía el morocho era acurrucarme contra él y acariciar mis bucles que ya se habían comenzado a desarmar. Pude escuchar su respiración bastante pesada por unos segundos más, antes de apartarse de mi, girarse para poderme ver fijamente y hablar. 
— ¿Recuerdas aquel día en el que mamá me llamó para hablarme y no pude quedarme con vos? — preguntó tomando mi mano entre las suyas, asentí. 
— Si, como olvidarlo, fue el día en el que comenzaste a actuar muy distinto. — respondí, era algo que había guardado por días y que finalmente me había decido por soltar. 
— Si... la razón es... — comenzó a decir y noté su voz bastante nerviosa y su respiración un tanto pesada. — Ascendieron a papá y...
— Ay que bueno, no sabía nada. ¿Y va a seguir trabajando ahí?
— Ese es el problema. Debemos mudarnos a Estados Unidos. — cerró sus ojos y lo soltó sin más. Mi rostro en segundos pasó de felicidad a tristeza, aunque no terminaba de procesar lo que Cameron acababa de decir.
— ¡¿Que?! pero... como. — no lograba salir de aquel trance en el que no entendía absolutamente nada.
— Lamentablemente es así como lo oíste. — dijo y agachó su cabeza, fijándola en el suelo.
— No puede ser cierto, no puede estar pasándome esto. — admití y me largué a llorar, ahí, en aquel lugar, junto a la persona que más amaba. Lo único que el morocho pudo hacer en aquel momento fue abrazarme para contenerme. 
Ahora entendía todo, la razón por la que había actuado así conmigo y había estado tan raro estas últimas semanas. Cuando me tranquilicé, comencé a escuchar algunos ruidos de la persona que tenía al lado. Me levanté y lo miré fijamente, Cam estaba llorando.
— No me quiero ir Em, no me quiero alejar de vos ni de los chicos. No puedo. — comenzó a decir mientras más lágrimas caían de sus mejillas, era la primera vez que lo veía así, en aquel estado y se me rompía el corazón en mil pedazos.
— Va a estar todo bien, tranquilo. Vamos a disfrutar de los días que queden lo mejor posible y te voy a hacer la mejor despedida de todas, te lo aseguro. 
— No quiero eso, solo quiero pasar ese último día con vos y nadie más. — respondió él.
— Está bien, no haré nada. — le sonreí y el trató de hacer lo mismo, aunque no salió del todo bien y ambos nos reímos. — ¿Cuando se van?
— El 16 de diciembre. — respondió y sólo pude asentir, aún seguía algo shockeada.
******
Después de haber estado por un rato en silencio, disfrutando la noche y la calma que había en aquel lugar decidí hablar. 
— Hay algo que tengo que decirte. — él ni se inmutó, quedó con la cabeza agachada por lo que seguí hablando. — Recuerdas el día que fuiste a buscarme al shopping, que no me sentía bien y te dije que no sucedía nada, en realidad si sucedió. — observé como se levantaba rápidamente para mirarme a los ojos. — Había salido de comprar unos libros cuando me choqué con alguien, le pedí disculpas, levanté la vista y era mi mamá. — Cameron se quedó de piedra por unos segundos con la boca abierta. 
— ¿Y te reconoció? — preguntó unos segundos después. 
— No, no se si considerarlo bueno o malo, pero no lo hizo. Además también estaba con mis anteojos de descanso. 
— ¿Estaba haciendo algo en aquel momento? 
— Solo me dijo que estaba algo apurada y que por eso no me había visto. Me ofreció llevarme porque me vio pálida, pero me negué y por eso te llamé a vos, realmente me sentía algo debilitada. 
— Estaba igual que en aquella foto? — preguntó y comprendí que se refería a su apariencia.
— Si, con algunas arrugas más y el pelo teñido, pero era ella. 
— Le contaste a tu papá o a Santi? — preguntó y negué con la cabeza.
— Eres el primero, ni siquiera se lo dije a Pilar o a Nicolás.
— Sabes que tienes que hacerlo, no? — dijo.
— Lo sé, es que solo pasó una semana y no llegué a procesarlo aún. Es difícil. — admití.
— Lo entiendo, no al 100% porque nunca lo viví, pero si. Prométeme que lo harás en cuanto estés lista. — me pidió. 
— Lo haré, te lo prometo.
******
Unas cuadras antes de llegar a casa le pregunté a papá si tenía algún problema con el que fuera a dormir en casa de Cam, quería pasar todo el tiempo que fuese posible con él. Finalmente papá aceptó y se lo agradecí. 
Luego de guardar el auto en la cochera nos adentramos en su casa que se encontraba completamente a oscuras y silenciosa. Subimos hasta su cuarto, el morocho me prestó una de sus remeras, me dirigí al baño, me cambié y volví a la habitación. Él ya se encontraba acostado en su cama, con unas sábanas cubriendo su hermoso cuerpo. Me acerqué hasta allí, dejé mi celular en la mesa de luz y me acosté a su lado. 
Me atrajo hacia él, abrazándome fuertemente, respondí aquel abrazo y apoyé mi cabeza en su pecho.
— No te fuiste y ya te estoy extrañando. — admití contra su pecho, provocándole un escalofrío. 
— No te das una idea de lo que te voy a extrañar, rubia. Me encantaría que vinieras con nosotros. — respondió él, besó mi cabeza y nos quedamos dormidos.
 




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