Al Son de la Pasión

CATORCE

Tan pronto Matt aparcó frente al hotel en el que se celebraría la inauguración, Melinda vio a su secretaria de pie en la puerta mirando su reloj y suspiró, armándose de valor. La chica había llegado al lugar mucho antes dispuesta a verificar que cualquier cosa de última hora estuviera resuelta, pero verla parada allí, obviamente esperándola, le hizo entender que pasaba algo con lo que Jena no podía lidiar. 

Mel permitió que el valet le abriera la puerta del auto y esperó a que Matthew le entregara la llave antes de comenzar a caminar hacia la puerta.

—¿Pasa algo? —cuestionó él colocando la mano en su espalda.

Mel suspiró.

—¿Ves aquella de la puerta vestida de negro? Es mi asistente, su presencia ahí solo me dice que algo está saliendo mal.

—Tranquila —murmuró él y le acarició la espalda, provocando un estremecimiento en ella—. Esto se ve estupendo, cualquier cosa que suceda, seguro puedes con ella.

Ella sonrió como idiota y dejó escapar el aire contenido. Para cuando estuvieron frente a Jena, Mel ya se sentía en calma.

 —Qué bueno que ya está aquí —murmuró su asistente—, necesito que me siga a la cocina.

Mel no pudo dejar de notar que la chica se veía un poco agitada así que no hizo ninguna pregunta. Se giró hacia Matt y le lanzó una sonrisa de disculpa.

—Tendré que dejarte solo un momento —murmuró apenada.

Ella ya sabía que tendría algunas cosas que demandarían su atención esa noche, pero no esperaba que fuera tan rápido. Al menos contaba con poder presentarlo con un amigo o dos antes de dejarlo tirado.

Matthew negó con la cabeza.

—Estaré bien, no te preocupes por mí —le sonrió y le acarició la mejilla con ternura—Estaré bien.

—Tal vez tenga que hacerlo una o dos veces más durante la noche…

—Ya te dije que no te preocupes por mí —la interrumpió y ensanchó su sonrisa—. Ve.

Mel le devolvió la sonrisa y estaba a punto de girarse hacia Jena cuando él se inclinó y le depositó un corto beso en sus labios antes de empujarla.

» Estaré en el salón disfrutando de los tragos gratis.

Ella no pudo evitar sentirse relajada. Una parte de sí todavía no se sentía muy feliz de tener que apartarse de Matt, pero era trabajo y no le quedaba de otra. Se giró hacia su secretaria y le señaló para que la guiara a donde quiera que quisiera llevarla.

—No sabía que tenía novio —dijo la chica mientras caminaba demasiado rápido para los tacones de Melinda.

Ella carraspeó. Podía responderle que no era asunto suyo, pero se contuvo. Jena y ella no eran amigas, su relación siempre se habían mantenido en el límite de lo profesional.

—Porque no tengo.

Con el tiempo que llevaban trabajando juntas, Mel pensó que la chica entendería su intención de dejar el tema ahí, sin embargo, ella continuó.

—Es guapo.

Mel no respondió a eso. Tampoco es que hubiera mucho que decir al respecto así que se quedó en silencio para no darle a Jena la idea que tenían una conversación al respecto.

El problema en la cocina consistía en un proveedor que se negaba a entregar los pedidos a alguien que no fuera Melinda Dawson en persona. Mel no sabía si sentirse frustrada por tremenda estupidez o feliz que fuera algo tan simple que pudiera resolverse en solo segundos. Le firmo los acuses de recibo al hombre y lo despidió fingiendo una sonrisa.

Aprovechó para verificar que todo estuviera bajo control allí y regresó al salón. Ya había gente rondando y Jena se había ocupado de ubicar a algunos de los invitados que iban llegando, ella se detuvo a hablar con un par de ellos que la saludaban y hacían breves comentarios sobre lo bien que estaba quedando todo y que la hacían sentir menos nerviosa.

Cuando al fin se libró de la mujer que la había detenido por seis largos minutos y le hizo prometer que agendarían un almuerzo de negocios tan pronto fuera posible, Mel barrió el salón con la mirada buscando su acompañante. Lo encontró justo donde dijo que estaría, en la barra. A Mel le sorprendió ver que se encontraba hablando con famoso empresario.

La imagen frente a sus ojos era… rara, por no decir más. Parecía como si fuera otro Matthew, distinto al que conocía; recostado de la barra, con un vaso de lo que parecía wiski en las manos mientras el hombre, ella creía recordar que se apellidaba Alden, hablaba animadamente y sonreía.

Mel caminó hacia ellos. Si era sincera, ella no estaba segura de lo que esperaba, pero encontrar a Matt moviendo como pez en el agua entre la Creme de la sociedad no era una opción.

Estaba a mitad de camino cuando escuchó la risa profunda de Matt y antes de que la recorriera ese cosquilleo que sentía cada vez que su voz acariciaba sus sentidos, él se giró y sus ojos se encontraron y Mel estaba segura de haber visto los de Matthew brillar solo un segundo. Luego, con un gesto rápido, pero ligero, se giró hacia el hombre que hablaba con él y dijo un par de palabras.

El hombre asintió, le estrechó la mano y para cuando Mel se detuvo junto a Matthew Alden ya se encontraba a algunos metros de distancia. Ella se detuvo junto a él y tomó su vaso para darle un trago, era justo lo que pensó que sería, wiski. Ella tenía muy pendiente el hecho de que estaba trabajando esa noche, sin embargo, necesitaba al menos ese trago.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.