Al terminar el otoño

Capítulo 14

Capítulo largo.

Espero les guste y saben que amo leer su opinión,

 

Miranda Livingstone
 


Escucho mareada otra modificación en los planes del festejo de Leo, Jolie ha cambiado de parecer más de tres veces sobre los aperitivos que se servirán mañana y no hablemos del color de los manteles, el show o cuales inflables.

Gracias al cielo Mara nos llama para almorzar, seguramente ya llegaron Alessandro e Isaí de la agencia. Por lo que ambas bajamos dejando el desastre de las decoraciones en el despacho de mi hermano.

El timbre suena y me ofrezco a atender al estar más cerca de la entrada.

Con gran asombro al abrir me encuentro de frente con el pianista que se supone que llegaría mañana como sorpresa para Leo. Su presencia me deja estatica, tiene una apariencia imponente, fría y hasta tetrica en ese traje negro impecable. Seguido noto a... ¿Hannah? ¿Esa Hannah?

Modulando mis gestos les sonrío a las niñas que los acompañan y reparo en....

—¡A la mierda! —Mis manos azotan la puerta en sus caras. Un sacudón en mi sistema nervioso me hace despabilar sobre mi acto. ¡Ay no, el pianista!

Cuando vuelvo a abrir la puerta este tiene ambas manos en la cara y la mujer le está pidiendo que le deje ver ya que en sus manos hay manchas de sangre.

—Se me resbaló de las manos, sí quiere llamo a la ambulancia, ¡Lo siento, lo siento es que... —reitero sin dejar de temblar siendo observada con la misma benevolencia por su último acompañante.

Después del enorme golpe de la puerta más los gritos mis hermanos llegaron a la entrada alarmados y por consiguiente intentan auxiliarlo al ver la sangre corriendo por su barbilla.

Sin dar tiempo a presentaciones Isaí va a la cocina. Escucho cuando le pide hielo y una frazada limpia a Mara.

—¿Señor Iverson está bien? —pregunta Alessandro guiandolo adentro—. ¿Qué pasó?

—Estoy bien —me aniquila de reojo—, siempre me sangra la nariz cuando reboto contra las puertas.

Mi otro hermano reaparece con un botiquín de emergencias y hace que el pianista se recargue en uno de los muebles del pasillo para revisar que no necesite sutura.

Esa escalofriante presencia se me planta en la espalda haciendo que toda la sangre del cuerpo me abandone tan solo con su roce.

—Justo cuando creía que no me podías encantar más haces esto —susurra sonriendo satisfactoriamente atrayendo la atención de todos.

Salto alejándome de ellos sin poder dejar de verlo, mis pulmones han decidido frenarse, ni siquiera sé cómo no me he desvanecido al verlo aquí. ¿Y si solo se parece mucho? ¿Y si solo lo estoy viendo yo?

Ignoro la taquicardia y retrocedo por lo menos para no estorbar empeorandolo al rebotar contra Jolie uniéndose al desastre masivo que estoy formando. Con cada paso me las ingenio para arruinarlo más.

—Oh mira son muchas niñas papá —susurra Leo sin retirar la mirada de la niña mayor—. ¿A ellas les gusta jugar?

—Es muy grande para ti, mi amor —le recuerda Jolie bromeando antes de cargarlo para que no vea la pesada escena con Abi escondida detrás de ella.

—Genial, otro trastornado como Iverson —apela blanqueado los ojos.

—Las chicas mayores son mejores —le devuelve el pianista siguiendo a mis hermanos con un trapo blanco pasando a ser vino, no sin antes girar disimulado a mi sobrino con su mirada más sombría—. Pero no con mis hijas, mocoso mimado.

Otra de las pequeñitas comienza a gimotear asustada.

—¿A dónde llevan a papá? ¿Qué le van a hacer?

—Está bien Carly, solo se pegó.

Le insiste la mujer adoptando la postura de Hasson y llevando a la nena a su hombro.

¿De dónde la conozco?, su cara se me hace ligeramente conocida.

La mirada de Isaí es de nerviosismo desde el segundo vistazo, más que por lo obvio, parece que ambos vimos un fantasma. Yo decido meter las maletas que han quedado en la entrada luchando con los tacones de mis botas hasta que una mano grande se mete para ayudarme y de la manera más anormal grito atrayendo la atención de ellas y provocando la risa de él.

—Por qué no vienen conmigo mientras ellos ven si no es grave, las niñas deben estar cansadas del viaje —nos invita Jolie.

Leo achica los ojos desentendido optando por también seguir a su madre al comedor.

—Disculpen que llegáramos así, Lou se equivocó de fecha al comprar los boletos y la reservación en el hotel es hasta mañana.

—Tranquila, me comentó Isaí hace media hora mientras avisaba a vigilancia de su pronta presencia después del mensaje de su esposo.

Me esfuerzo por tomar lugar en el extremo que creo será el contrario a donde se sentarán ellos en el comedor.

—Como al parecer somos más, ordenare comida a domicilio —expresa Jolie bajando a Leo y haciendo que Abi quede al frente de ella con las otras niñas.

—Olvide presentarnos —dice la compañía del pianista—, mi nombre es Hannah Snyder, ella son Sam, Grace y Carly Iverson.

—¡Claro por eso te me hacías conocida, fuiste novia de Isaí en... —Padre nuestro que estás...—. ¿Ya vieron la gelatina? Se ve muy naranja.

—Es de naranja —confirma Jolie desvaneciendo la incomodidad que se ha tatuado en su cara antes de voltear con Hannah—. ¿Qué tal el viaje?

Por el extraño calor que quiero pensar que yo no cree Hannah abre su abrigo dejando ver su elegante vestido café ceñido a su figura.

¡Excelente, Hannah Snyder está usando uno de los vestidos de mi colección de verano!

¡Ay no, Hannah Snyder está usando un vestido de mi colección!

Ella no es completamente delgada, pero sus caderas son perfectas, además de sus pechos y grande trasero. Es morena, alta y su cabello en ondas castañas la hacen parecer una muñeca bronceada. Muestra su edad, pero la aprovecha a su favor con elegancia.

—El viaje fue excelente, las niñas se portaron bien gracias a Max.



#1336 en Novela romántica
#468 en Otros
#168 en Humor

En el texto hay: romance, comedia humor, diferenciaedad

Editado: 01.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.