Eres mi amigo con derecho y aunque muera por ser algo más que eso, me conformo con sentir tus abrazos enredados en mi piel, y tus labios pegados a los míos siendo testigos de este delirio.
La madrugada cómplice de esta travesura excitante, la luna sonríe; pues tampoco entiende porque elegimos este camino, pero igual observa callada ocultando este secreto.
Al principio intentaste enamorarme y cuando mis heridas curaron y decidí amarte ya era tarde, te habías resignado a no intentarlo y tuve que aceptarlo, dejando morir el "te amo" sin pronunciarlo.
Cada vez que te miro suspiro, para no decirte que para mi eres más de lo que te digo.
Pero quedamos en esto: sólo dos amigos jugando al amor en madrugadas de verano, disfrutando del delirio y lo prohibido.