Alerta! Chica Nueva ©

Capítulo 19.

19. Felicitar al enemigo.

 

Cassie

Asher y su maldita broma.

Ha pasado un día desde que los chicos han aparecido en la cafetería con sus cabellos de distintos colores, y ha pasado un día desde que yo soy una persona azul.

Papá carraspea cuando llegamos al instituto. Lo observo, dispuesta a saludarlo en despedida y no puedo evitar rodar los ojos al ver la diversión que presenta su rostro.

—Lo siento, Cassie, pero te ves tan graciosa —admite.

—Yo no le veo lo gracioso —digo.

Comenzaba a enfadarme porque creí que cuando me viera de otro color, lo primero que pasaría por su mente sería asesinar a quien se haya atrevido a hacerle semejante cosa a su hija favorita, aunque soy la única. Sin embargo, lo primero que hizo fue reírse de mí y después felicitar a los idiotas por la broma que me jugaron.

—¡Vamos, Cassie! No te enfades, pero tienes que aceptar que la broma ha sido muy buena.

—¡Papá!

Él ríe y se acerca para besar la coronilla de mi cabeza.

—Hija, cuando una broma es buena hay que saber aceptarlo y felicitar a tu enemigo.

—¿Cómo voy a felicitarlos por dejarme azul?

¿En serio papá espera que felicite a los idiotas? No querrá de paso que también les dé las gracias por convertirme en el hazmerreír de las personas.

—¿Son más de uno? —inquiere, asiento y él también lo hace, comprendiendo—. Y con respecto a felicitarlos, ¿qué es lo que se te ocurre?

—Claramente nada, no pienso felicitarlos —declaro.

Papá niega brevemente, antes de volver a hablar:

—Yo creo que sí querrás. —Lo observo como si se hubiese vuelto loco. Claro que no querré hacerlo, pero mi perspectiva cambia de parecer al escuchar lo siguiente que tiene que decir—. Cuando hablo de felicitar, me refiero a felicitarlos con una broma.

«Oh... Comienzo a comprender».

—Y, ¿tú qué harías? —pregunto, con curiosidad.

Él sonríe y por un momento olvido que es mi papá, quien debería decirme que jugarme bromas con otras personas acabará mal. Este Marcel Foster no se encuentra en su papel de papá, sino en el papel de un adolescente que desea revivir su pasado.

—Te diré que hacer, pero tendrá que ser fuera del instituto porque no quiero que tengas problemas con el director.

Asiento con una enorme sonrisa en mi rostro. Es increíble que papá vaya a ayudarme a idear una broma para jugarle a los chicos.

Acomodo las correas de mi mochila en mis hombros mientras camino hasta la entrada del instituto y escucho de lejos el motor del auto de papá. Cuando me adentro en los pasillos puedo escuchar los distintos comentarios que los estudiantes hacen hacia mi color de piel.

También puedo notar que hay fotografías de los chicos en las paredes, fotografías que Megan ha tomado. Pero ellos no son los únicos que se encuentran en las paredes del instituto, aún hay fotografías mías de los días anteriores y también hay algunas fotografías donde me veo azul.

Las últimas fotos han sido tomadas cuando abandonábamos el instituto con Helena, después de que el director nos permitió la salida y nos dio algunas prendas de vestir que se tenían guardadas en el instituto. Agradecía que ellos tengan una caja con prendas, por si a algún estudiante le ocurría alguna situación en donde necesitara de ellas.

No me había percatado de que alguien nos estaba fotografiando, estaba tan concentrada en irme que no me importó que lo hicieran. De todas formas, debía agradecer que no haya sido cuando solo me cubría una toalla. Moriría de vergüenza si las fotografías hubiesen sido esas, las que ahora se encuentran en todo el instituto.

Para mi suerte y para todos los adolescentes que comparten la clase conmigo, la primera hora transcurre con velocidad. Sus miradas estaban sacándome de quicio y si el timbre no sonaba iba a terminar por provocar una masacre en el salón.

Y tampoco me pasó por desapercibido la mirada de la propia profesora Charles, la mujer no lograba controlar la sorpresa y la confusión en su rostro cuando sus ojos recaían en mí.

Mientras todos los adolescentes se dirigen a mi lugar favorito en todo el instituto, yo me dirijo al lado contrario. No quiero tener que entrar a la cafetería y seguir recibiendo miradas y comentarios, porque no voy a poder soportarlo por mucho tiempo.

Camino hasta donde se encuentran las canchas. No se les está permitido a los estudiantes ingresar a ellas si no es por una actividad y con la compañía de un profesor, pero es el único lugar donde puedo ir y respirar aire fresco. Espero que los jugadores no se encuentren entrenando.

Cuando llego, un silencio absoluto es el que me recibe. Sonrío al darme cuenta que la suerte parece estar de mi lado hoy y que nadie se encuentra aquí. Me ubico en un lugar algo escondido para que, si alguien decide venir, no pueda verme. Dejo mi mochila en el suelo mientras saco mi almuerzo.

Claramente, no iba a quedarme sin comer y como sabía que todos iban a estar hablando de mi nuevo color de piel, decidí traer mi almuerzo y estar tranquila en un lugar tranquilo.



#47706 en Novela romántica
#31508 en Otros
#4573 en Humor

En el texto hay: amor, chicossexys, bromasyvenganzas

Editado: 28.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.