Alfredo

3. Mierda

Una clase más y salgo a los amados gloriosos fines de semanas, también han puesto a realizar una manualidad, no que uno pueda decidir cuál, no, en vez dependiendo de ser mujer y hombre nos asignan una. A las chicas de mi grupo le pusieron a hacer un mantel y a nosotros un tallado en madera...

Ojalá y así como papá conoce a la coordinadora conozca cómo se hace esto.

Concentrado en mi cuaderno, terminando de hacer la tarea de matemáticas que me falta por hacer y es la próxima materia que toca, mi lápiz me fue arrebatado de mis manos.

Otra vez, Manuel me seguía molestando ¡Ahora no, aún no termino la tarea!

Calma Alfredito, calma.

¿Por qué me molesta tanto?

¿Tendrá un problema familiar que hace que su estrés crezca a niveles poco saludables y se las desquita conmigo? Okey, debo dejar de ver películas románticas tóxicas con mamá.

"Devuélveme mi lápiz" Pedí, apretendo la mandíbula de la rabia.

Pronto se va a terminar el receso (el segundo)

Eso se llama: has la tarea en casa, Alfredo.

Los videos de Youtube son más importantes, al parecer.

"¿Qué harás si no?" Levantó una ceja y me sonrió con burla.

Ni modo, llorar a lo niño.

Infantil. Muy infantil, debe tener una vida muy aburrida.

"No sé" Cerré los ojos y la sonreí de la misma forma que siempre lo hacía Tatiana para intimidar. Funcionó, me miró confundido pero pareció asustarlo.

Gracias, tonta.

¿Quién pensaría que la loca que quiere ser una mujer multitudinaria fría de negocios me serviría en estas estúpidas situaciones?

Bien, oír tantas palabras vulgares me está afectando. Mamá no puede enterarse.

Abrí los ojos, na, siempre tuve uno abierto, sino ¿Cómo hubiera visto su reacción?

Él pareció murmurar algo antes de por fin entregarme el lápiz de mala gana pero en ese momento... tocaron la campana. ¡No! ¡No, no, no!

Calma, Alfredo, solo te falta el último punto.

Metí el cuaderno en mi mochila antes de salir zumbado al salón de profesor Mario, de Mario Bros solo que más feo y con gafas integradas.

Llegué y adivinen quien llegó antes que el profesor y logró terminar unos segundos antes de que el profesor entrará y pidiera que dejáramos nuestros cuadernos en su escritorio. Casi hasta siendo lástima por él, cuanto trabajo.

¿Que haremos si nuestros cuadernos? Lo descubrí poco después cuando entrego unas hojas al que está al lado de la puerta, él tomó una y paso lo demás para atrás.

Yo estoy en la fila número tres de las cinco, y el puesto tres.

Mi número favorito es tres.

Cuando me tocó a mí tome una hoja, pero bueno, como soy yo, por accidente tomé dos más.

Yo no pienso hacer tres exámenes, no soy loco.

"Espera, agarré dos de más" Le pasé al de atrás, una chica un poco huesuda con cabello negro recogido en una trenza fea y piel morena pálida, sus ojos son del color de su pelo.

El chica me miró un momento, como si me quisiera decir algo pero tomo los dos papeles tamaño carta y las paso para atrás junto a las demás que aún tenía en su mano.

Okey, esa chica no me agrada nada, me da mala espina.

Miré el examen, es como un recordatorio del año pasado, el más fácil de todo era: Factorizar el punto 6. 14a²b⁴-70a⁴b⁷k+25a⁶b¹⁰k²

Ni siquiera es para convertirlo a el cuadrado no sé qué perfecto, bueno, cuando tenga eso hecho debo de poder aplicar la ley distributiva sin complicaciones.

Lo de más eran las cuatro ecuaciones básicas matemáticas pero con las dichosas variables, fracciones, potencias, raíces, etc (porqué me da flojera pensar más)

 

Al fin, ¡Al fin llega otro maravilloso fin de semana! casi salto e alegría cuando tocan la campana y cada alumno que faltaba (Me incluyo). Terminé todo el examen a tiempo, confiado le entrego el examen al profesor, valió al pena hacer todos los procedimientos detrás de las respuestas automáticas.

Y así, en momentos como estos, agradezco tener a un padre contador y aficionado a las matemáticas.

¿Tal vez me pueda ir caminando para gastarme lo que me quedó de dinero hoy? Un día que no ahorre no hace daño.

Es una ciudad, no un pueblo aislado del mundo, Alfredo.

En el Portillo me quedé viendo a quién está fuera, quiénes están afuera recostados en él muro de la escuela, bajo un árbol.

Es que el sol quiere azar a personas vivas, ¡Sol, no somos brujas ni brujos!

Las enseñanzas del abuelo de Joana ya te comienzan a afectar.

Suspiré con pesadez y salí a fuera, apretando las orejas de mi mochila. Cálmate, no agarres un bobo miedo a unos tontos de vida aburrida.

Eso es lo que normalmente pasa a los chicos que son intimidados: agarran miedo.

Caminé más rápido de lo normal y mis pies me movieron hasta la otra orilla de la calle.

Mira a los lados ¡Bruto, que no me quiero morir por tu culpa!

¡Eres yo!

Ya, que no es tiempo de pelear contigo mismo, solo mira a delante y sigue caminando que tú casa está a lejos.

"¡Ey, espera!" Escuche la voz del fantasma fúnebre.

Mierda.

Me detuve.

Recontra mierda.

Me volteo.

¡Mierda! ¡No seas educado ahora!

"¿A mi?" Me apunté con el dedo, haciéndome el confundido, aunque me salió más como: Hacerme el tonto, porque la carretera ahora parece un desierto. ¿¡Dónde está la gente?! ¡Esto es una cuidad, en mi pueblo casi ningún lugar estaba así!... a menos que fuera de personas importantes, esos lugares siempre andan tranquilos.

Y la escuela no es precisamente un lugar que ande tranquilo, solo me alejé un poco, ¡Aún la puedo ver!

"¿A quién más?" Preguntó otro de ese grupito, piel canela y cabello negro

Al árbol. Claro, no lo dije.

"No sé, ¿Para que me buscan?" Otra vez sonreí.

Debo abandonar esa mala maña.




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